viernes, 10 de octubre de 2008

ENFERMEDAD MENTAL


El aspecto Físico y la enfermedad Mental, Enfoque TerapéuticoVanesa Aliseda Monjas, monitora. Paula Morales García, terapeuta ocupacional.(Centro de Rehabilitación Psicosocial de Alcobendas. Acción y Gestión Social Grupo 5).
Actualmente en la sociedad nuestra forma de vestir, nuestro aspecto, nuestra forma de comportarnos… influyen en la imagen que los demás tienen de nosotros. Para tratar de mostrar una buena imagen invertimos tiempo, dinero, atención… acomodándonos a lo que socialmente está aceptado y está bien visto.
Las características de algunas enfermedades mentales, llevan a las personas que las padecen a tener comportamientos distintos a lo esperado. Esto es, a aislarse, disminuir sus contactos sociales, disminuir su actividad diaria y todo ello les lleva a que muestren una imagen de si mismos deteriorada: descuido de la higiene diaria, de la forma de vestir, de peinarse de ir de acuerdo con lo que la comunidad en la que viven considera “normal”.Esta situación lleva en muchos casos a deteriorar no solo el aspecto, lo externo, sino lo que uno piensa de sí mismo y las atribuciones que los otros pueden hacer respecto a uno. Por este motivo, desde el CRPS (Centro de Rehabilitación Psicosocial) se aborda la imagen, proponiéndose distintos objetivos:
Integrar su imagen corporal:
Cuidar de la imagen externa: higiene, olor, limpieza de la ropa, estilo propio,…
Integrar su imagen: lo que soy lo observo, lo siento.
Aceptar su imagen: lo que soy versus lo que me gustaría.
Despertar interés por mantener una imagen agradable para uno mismo: el resultado social y personal de cuidarse, verse bien y sentirse cómodo con su imagen.
Utilizar elementos para el cuidado de la imagen de forma apropiada: productos, ropa, complementos, aparatos, trucos…
Explorar y modificar su propia imagen según sus gustos y preferencias: lo que se puede cambiar, lo que se quiere cambiar, perder el miedo a lo nuevo y disfrutar de ello.
Proporcionar espacios dónde contextualizar: ambiente, cultura,…
Las personas susceptibles de participar en este programa, pueden tener diferentes perfiles y diagnósticos, aunque sí tienen algo en común, esto es, la distorsión de su propia imagen.
Esta distorsión no es igual en todos los casos, en algunos la imagen está claramente supravalorada, mientras que en otros la distorsión tiende más hacia la infravaloración, pero en todos ellos observamos que cumple una función para el mantenimiento de sus roles y desempeño en la vida cotidiana.
El programa se trata no solo desde un punto de vista, sino desde lo que para nosotras es el conjunto del cuidado de la imagen: desde el punto de vista físico y estético (aspecto, ejercicio,…), desde el punto de vista nutricional (alimentación, hábitos…) y desde el punto de vista de la autopercepción (valores, intereses, autoestima…). Este sistema facilita la implicación y la expectativa de los participantes a lo largo del programa. Es decir, el tratamiento de la imagen desde distintos frentes consigue conectar en alguno de los temas con cada uno de los usuarios y despertar el interés por otros desconocidos hasta el momento.
Del mismo modo se tiene en cuenta la dificultad que tienen estas personas para producir cambios en relación a todos los aspectos de su vida, y concretamente en su imagen. Su trayectoria vital no ha facilitado la posibilidad de explorar Intentamos trabajar la imagen desde los valores e intereses propios de cada individuo, tratando de buscar que cada persona llegue a conocerse y explorarse, hasta que defina la imagen de sí mismo que desea tener y quiere mostrar.
Aspectos interesantes a tener en cuenta a la hora de intervenir:
La relación de la imagen con el proceso de duelo. Desde el principio tuvimos claro que teníamos que trabajar aspectos que iban a producir distintos tipos de respuesta: dolor, desconcierto, rechazo…, por ello tenemos que conseguir mitigar estas respuestas con dinámicas que tengan connotaciones agradables, de bienestar…
La idea es trabajar con cada uno de los usuarios el cambio, ese ajuste entre el antes de la enfermedad y el después, la integración de lo diferente, que en este caso es uno mismo, hacer el “duelo”de mi propia imagen antes y de quién soy y mi imagen ahora.
La motivación para el cambio. “Levantarme por la mañana, mirarme al espejo, acudir puntual al programa y escuchar OTRA VEZ: Tienes que cambiar”. Es fundamental que la motivación para el cambio esté en uno mismo, y no condicionada por familiares, profesionales, etc. Por ello es necesario el trabajo previo individual para conseguir interiorizar la necesidad de cambio.
Contextualizar. Otro aspecto importante es que a la vez que se consigue la motivación suficiente para iniciar cambios, se consiga que éstos tengan un contexto en el cual desarrollarse. Cada individuo está situado en un lugar específico dentro del ambiente: social, familiar… El papel que deben desempeñar debe definirse para lograr que la persona decida arreglarse, maquillarse, explorar su imagen, obtener el refuerzo necesario para que el cambio se mantenga y conseguir así participar de la construcción de esa nueva imagen interna. Por ello el programa se desarrolla no sólo dentro del centro de rehabilitación sino también fuera, acudiendo a centros comerciales, lugares de ocio….
Para finalizar, las profesionales que trabajamos este aspecto, queremos haceros partícipes de lo que supone para nosotras esta experiencia. En primer lugar ha sido una oportunidad para explorar, nos ha permitido plantearnos otras formas de entender a la persona, mirarla desde otro lugar y tratarla desde un punto de vista más completo. Además nos ha ayudado a empatizar más, a entender el miedo a sentirse y verse diferente, entendiendo que ellos ya son “diferentes” y que esta diferencia supone, en la mayor parte de los casos, mucho sufrimiento. Por último, reseñar el valor que para nosotras tiene esta experiencia, en la que se consigue una buena complementariedad de las aportaciones de las disciplinas de la Terapia Ocupacional y la Educación Social.
No somos solo lo que vemos, pero lo que vemos nos hace pensar en lo que somos.

SÍNDROME METABÓLICO

El síndrome metabólico en el enfermo mentalDr. Juan de Dios Molina Martín. Psiquiatra. Hospital Dr. R. Lafora
En los últimos años el síndrome metabólico está concitando el interés de médicos de diversas disciplinas, dada la envergadura del problema de salud pública que representa. En el campo de la psiquiatría, se sabe que las personas con enfermedades mentales tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares debido a prevalencias más altas de obesidad, tabaquismo, diabetes, hipertensión y dislipidemia. Estos factores de riesgo asociados a menudo a cambios en el estilo de vida, como resultado del impacto social, emocional y económico de su trastorno, contribuye a la formación del síndrome metabólico.
¿Qué es el síndrome metabólico?
El síndrome metabólico se puede entender como la agrupación de un conjunto de factores que favorecen la resistencia a la insulina, la cual, conduce a otros efectos entre los que se incluye la dislipidemia, la aterogenesis y la facilitación de condiciones protrombóticas. Los diversos componentes del síndrome metabólico tienen diferentes orígenes que pueden tener base genética o ambiental. El síndrome metabólico es, en definitiva, un grupo de alteraciones metabólicas asociadas a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes. Aunque se conoce desde hace muchos años, hoy es un problema de salud pública muy importante, con muy diferentes tasas en relación con los criterios diagnósticos utilizados, la edad y el sexo, el país, etc. La dificultad para identificar y tratar el síndrome metabólico ha generado una falta de consenso en los criterios diagnósticos utilizados por diferentes grupos. Por ello, la International Diabetes Federation ha elaborado nuevas directrices tomando en cuenta las diferencias raciales y entre países, estableciendo además a la obesidad central como el criterio diagnóstico más importante.
¿Por qué preocupa el síndrome metabólico en personas con enfermedades mentales? En los últimos años el síndrome metabólico está concitando el interés de médicos de diversas disciplinas, dada la envergadura del problema de salud pública que representa. En el campo de la psiquiatría, se sabe que las personas con enfermedades mentales tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares debido a prevalencias más altas de obesidad, tabaquismo, diabetes, hipertensión y dislipidemia. Estos factores de riesgo asociados a menudo a cambios en el estilo de vida, como resultado del impacto social, emocional y económico de su trastorno, contribuye a la formación del síndrome metabólico. Por ultimo, los tratamientos psicofarmacológicos también pueden aumentar el riesgo de sobrepeso y disminuir los niveles de actividad a causa de los efectos secundarios como las trastornos del movimiento o la sedación.Los diferentes profesionales implicados en el tratamiento físico del enfermo mental están distribuidos en diferentes escalones asistenciales entre los cuales hay una serie de filtros como más adelante detallaremos. Desde el centro de salud hasta el ingreso hospitalario, pasando por los servicios ambulatorios o por los recursos residenciales, los profesionales, la familia, los pacientes y los cuidadores deben estar informados del aumento del riesgo de síndrome metabólico y de la necesidad de detectar los casos entre las personas con enfermedad mental, para poder prevenir el desarrollo de trastornos metabólicos antes de tener que tratar las consecuencias.
Estas consideraciones llevan al planteamiento de las dos siguientes cuestiones:
¿Quién debe manejar la supervisión y el tratamiento metabólicos?
¿Qué se debe vigilar?
¿Quién debe manejar la supervisión y el tratamiento metabólico en nuestro sistema de salud?
El factor más importante de todos es la necesidad de un médico responsable que supervise y vigile el manejo metabólico de las personas con enfermedad mental.
¿Qué se debe vigilar?
La presencia de obesidad o exceso de peso, la presión arterial, la glucemia en sangre y los perfiles de lípidos se deben controlar con regularidad. Peso: La obesidad o el exceso de peso son clave, y se debe dedicar el tiempo necesario para evaluarlos con precisión. A las personas con enfermedad mental se las debe animar a evaluar su peso por sí mismos con regularidad y notificar a su médico de todo cambio que exceda 5% de su peso corporal de referencia.Diabetes/Pre-diabetes: La presencia de diabetes o pre-diabetes se debe evaluar mediante la vigilancia de la glucemias en sangre.Presión arterial: Se debe controlar con regularidad siguiendo procedimientos habituales.Perfiles de lípidos: El colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad), el colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad) y los triglicéridos deben vigilarse según las pautas actuales.

MUSICOTERAPIA

COMO AFRONTAR UN PROBLEMA DE ANSIEDADDra Ana Belen Jimenez Gonzalez. Hospital Dr R. Lafora Nuestra vida cotidiana actualmente nos somete a un nivel de exigencia que hace que, con relativa frecuencia y dependiendo de la tolerancia de cada persona sintamos lo que muchos denominan “estar nervioso”. Todos hemos sentido alguna vez una sensación desagradable ante una situación que nos resulta desagradable como afrontar un exámen, una regañina del jefe o, como nos está sucediendo a muchos en estos momentos regresar al trabajo después de algunos días de vacaciones…o ante algo que esperamos con impaciencia como ver a la persona que amamos, la cercanía de un viaje importante, una noticia esperada…Sentimos como se “nos acelera el corazón”, un sudor frío que invade nuestro cuerpo, “hormigueo en el estómago” o incluso sensación de “falta de aire”. Esto es lo que se denomina ANSIEDAD NORMAL y es una respuesta adaptativa que, nuestro organismo ha desarrollado filogenéticamente para responder o huir ante una amenaza y hace que podemos enfrentarnos correctamente a estas situaciones.Sin embargo, en algunas personas, esta situación se perpetúa en el tiempo o aparece ante situaciones que no son amenazantes o incluso, sin estímulo alguno. A esto se le denomina ANSIEDAD PATOLÓGICA y es una respuesta desadaptativa que diminuye el rendimiento correcto de la persona pudiendo llegar a interferir de forma muy importante en su vida diaria. Vamos a ver como se debe actuar cuando aparece esta ansiedad que llega a afectar a nuestras tareas habituales y, por tanto, pasa ya de ser una respuesta normal convirtiéndose en algo patológico.
Siempre “estoy nervioso” pero esto es normal en mi. Esto es totalmente FALSO. Es cierto que hay personas que por su forma de ser tienden a sentir con más frecuencia o con estímulos menores esta ansiedad, son los denominados sujetos temerosos, ansiosos encuadrados por los psiquiatras en las personalidades tipo C. Pero también es cierto que esto puede ser un síntoma de alguna enfermedad somática como hipertiroidismo, hipertensión etc…,en psiquiatría puede ser una patología por si misma o formar parte de otras patologías siendo la que se asocia con más frecuencia la depresión. También puede formar parte del síndrome de dependencia a ciertas sustancias (LSD, éxtasis, cocaína, anfetaminas y más frecuentemente cafeína) o del de abstinencia (alcohol, benzodiacepinas, heroína…) Por esto si la ansiedad llega a INTERFERIR EN NUESTRA VIDA hay que ACUDIR AL MÉDICO para que valore todas estas circunstancias. Los síntomas que con más frecuencia se asocian a este tipo de patologías podemos dividirlos en dos grupos. Los físicos que son quizá los que más molestan al individuo, siendo los más frecuentes palpitaciones que aparecen en un 80% de los casos1 pero pudiendo existir otros como “sensación de ahogo” (disnea), mareo, temblores, “sudores”, sensación de frío, molestias abdominales, debilidad muscular, “hormigueo”, cefaleas, sequedad de boca… Y los psíquicos que engloban la inquietud, la sensación de desrealización o despersonalización que es la sensación de que lo que ocurre a su alrededor no es real o de que se está separado de su propio cuerpo respectivamente1, sensación de muerte inminente o de estar volviéndose loco…Según las clasificaciones de patología psiquiátrica como el DSM-IV2 existen varios tipos de trastornos por angustia que es muy importante diferenciar para el facultativo pues tienen diferente pronóstico y diferente abordaje terapéutico, además de los causados por enfermedades somáticas y psiquiátricas. Según las clasificaciones más actuales el trastorno por angustia puede ser con agorafobia o sin agorafobia. Vamos a tratar aquí los que más preocupan a la población general

Trastorno por angustia
Agorafobia
Ansiedad social
Ansiedad generalizada
Estrés postraumático
Duración
Crisis. Breve. Aparición súbita, duran minutos y desaparecen aproximadamente en una hora.
Crisis. Aparece ante el estímulo y desaparece cuando desaparece éste.
Crisis. Similar a agorafobia
Crónico y debe durar más de 6 meses.
Crisis ante el estímulo. Debe durar más de un mes.
Estímulo
No existe al comienzo, luego es el miedo a padecerlas. Son impredecibles.
Situaciones en las que le sea difícil escapar. Colas, viajes en transporte público, estar solo en una multitud
Situaciones sociales, hablar en público, comer…
No existe. Lo desencadenante son las preocupaciones comunes
Rememorar el hecho traumático
Ansiedad intercrisis3
Si
No
No
La ansiedad es continua
No
Conductas evitativas3
No
Si. Tendencia al aislamiento
Si. Situaciones sociales
No
Si. Situaciones que rememoren el trauma
Síntomas más comunes
Mareos, visión borrosa, palpitaciones, sensación de muerte y de pérdida de control
Debilidad, disnea, desmayos
Rubor, sudor, tensión muscular
Temblores, inquietud, cefalea, humor depresivo
Recuerdos o pesadillas del hecho, insomnio, irritabilidad, anhedonia, hipervigilancia, embotamiento emocional
¿Cómo solucionar este problema?
Lo más importante cuando sintamos todas estas cosas en nuestra vida cotidiana es ACUDIR AL MÉDICO. LA AUTOMEDICACIÓN NO ES LA SOLUCIÓN, no es correcto tomar una pastilla para disminuir la ansiedad porque “me le recomendó…porque le fue bien”, “porque lo probé una vez y me encontré mejor ese día” ya que esto puede tener consecuencias importantes debido a que, como veremos más adelante, los fármacos utilizados para tratar este tipo de trastornos además de otros efectos secundarios puede crear tolerancia y dependencia. El tratamiento se debe abordar desde varias perspectivas. Es tan importante el tratamiento psicológico como el farmacológico para evitar la aparición de nuevas crisis y es diferente en cada una de las patologías descritas anteriormente. Los fármacos más usados para el tratamiento de estas entidades son las Benzodiacepinas para yugular las crisis y los Antidepresivos para el tratamiento a largo plazo, sobre todo los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y se están comenzando a introducir otros fármacos de este grupo que son los duales que actúan sobre la serotonina y la noradrenalina
¿Se deben usar antidepresivos en el síndrome ansioso?1,3,5
Definitivamente sí, es el tratamiento básico a largo plazo. Se comenzaron usando los antidepresivos tricíclicos y los IMAOS pero debido a que tienen más efectos secundarios que los actuales su uso se ha ido restringiendo. Se ha implicado en la génesis del trastorno por angustia al sistema serotoninérgico por lo que actualmente se usan principalmente dos grupo de fármacos que por su relación eficacia-efectos secundarios son los más útiles. Los Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) como la Paroxetina y la Sertralina que son los más usados, otros son la Fluoxetina poco usada porque produce con mucha frecuencia síntomas ansiosos, Citalopram o Fluvoxamina. Este tipo de fármacos se está usando en el tratamiento de todos los síndromes descritos con anterioridad e incluso en el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo (que es otro trastorno por ansiedad incluido en el DSM-IV) con buenos resultadosOtro grupo que se está comenzando a introducir como segunda línea en el tratamiento de estas patologías son los Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina (ISRSN) también denominados duales que por actuar sobre los dos sistemas parece que aumentan la eficacia y la rapidez de acción de los anteriores. Los más importantes de este grupo son la Venlafaxina y la Duloxetina. Actualmente se están usando en el tratamiento de la ANSIEDAD GENERALIZADA y FOBIAS. Los efectos de los antidepresivos tardan en aparecer de dos a tres semanas por lo que es recomendable al comienzo de la terapia asociar benzodiacepinas, al igual que porque los antidepresivos pueden producir como efectos secundarios síntomas similares a la ansiedad. Esta terapia se mantendría durante la primera fase del tratamiento, disminuyéndose luego la dosis y quedando como tratamiento único el antidepresivo que debería mantenerse entre seis y doce meses al menos.
¿Qué son las benzodiacepinas? ¿Puedo usarlas siempre que tenga síntomas?
Es muy importante tener claro que las Benzodiacepinas NO SON FÁRMACOS INOCUOS y no deben usarse sin prescripción médica aunque sean fármacos seguros, efectivos y bien tolerados. Estos fármacos actúan sobre el denominado receptor GABA-benzodiacepínico. El GABA (ácido gamma-aminobutírico) es un neurotransmisor natural de nuestro organismo que tiene una acción inhibitoria sobre el Sistema Nervioso Central, porque al unirse al receptor antes nombrado produce una apertura de los canales de cloro de la célula nerviosa, logrando este ión negativo al entrar en la célula disminuir su excitabilidad. Las benzodiacepinas actúan uniéndose a este receptor produciendo una mayor frecuencia de apertura de los canales de cloro (potenciando la acción del GABA) y retardando la conducción nerviosa4. La clasificación de las benzodiacepinas se realiza en función de la vida media de sus efectos. Las más importantes son1:
Acción ultracorta (menos de 5 horas)
Midazolam, Triazolam
Acción corta (10-24 h)
Alprazolam, Lorazepam, Oxazepam, Termazepam
Acción intermedia (aprox 30 h)
Clonazepam, Flunitrazepam, nitrazepam
Acción larga (más de 30 horas)
Bromazepam, Cloracepato, Clobazam, Diazepam, Flurazepam, Halazepam, Ketazolam
Cuando usemos una benzodiacepina es muy importante tener en cuenta varias premisas. No debe mantenerse el tratamiento de forma indefinida debido al riesgo de DEPENDENCIA. A la hora de retirar el tratamiento debe realizarse de forma progresiva porque si no se realiza así puede producir SÍNDROME DE ABSTINENCIA cuyos síntomas son similares a los del síndrome ansioso. Y debe usarse la MÍNIMA DOSIS POSIBLE porque tienen efectos secundarios que son dosis dependientes siendo los más frecuentes: somnolencia, hipersedación, lentitud, labilidad emocional, ataxia, amnesia anterógrada, náuseas y sequedad de boca etc… Para el tratamiento de los síndromes ansiosos se prefieren las que tengan RAPIDEZ DE COMIENZO DE LA ACCIÓN, DURACIÓN DE LA ACCIÓN PROLONGADA Y POTENCIA ELEVADA para disminuir los efectos indeseables.5 Muchas de las benzodiacepinas del cuadro anterior cumplen estos criterios pero quizá el Cloracepato por tener una vida media más larga (30-50 horas)1 sea uno de los preferidos pudiendo ser otros el Diacepam o el Clonacepam aunque salvo los de acción ultracorta todos pueden ser usados en este tipo de síndromes. Para el tratamiento de una crisis, en el momento de urgencia, puede usarse cualquiera de las benzodiacepinas por vía oral que cumpla los criterios anteriores En tratamientos a largo plazo, se recomienda utilizar durante las dos o tres primeras semanas de tratamiento en los síndromes ansiosos antes descritos salvo en el trastorno por estrés postraumático donde no se aconseja porque pueden aumentar la disforia3. Se utilizan así porque actúan en estas etapas donde los antidepresivos todavía no han comenzado a tener efecto y su retirada debe ser paulatina. Se han utilizado como tratamiento a largo plazo sobre todo algunas de acción corta e intermedia como el Alprazolam y Clonacepam pero es un tratamiento que se está abandonando por los problemas de habituación y tolerancia que producen3.
Conclusión. Importancia de estos trastornos y recomendaciones:
Los trastornos por angustia son unas patologías muy frecuentes en nuestro medio. En consultas de Atención Primaria su frecuencia se sitúa en torno al 25%. Según la ECA (Epidemiologic Catchment AREA) la prevalencia de la ansiedad generalizada varía entre 2,5 y 6,4%, las crisis de pánico entre 0,4-1,2& y la agorafobia entre 2,5-5,8%. Es más frecuente en mujeres de edades comprendidas entre los 25-40 años que en los varones y tiene variaciones culturales.1 Por todo esto es de gran importancia conocer su manejo y tratamiento1. El tratamiento básico de estas patologías está basado en el abordaje psicológico y farmacológico. Desde el punto de vista psicológico ante las crisis es importante el mentalizar al paciente de que es algo pasajero y que no va a sucederle nada malo, no se va a morir ni va a sufrir un infarto pues esto es lo que con más frecuencia sienten los pacientes que sufren estas crisis. El tratamiento a largo plazo se basa en aprender técnicas de afrontamiento tanto de la situación concreta que produce la crisis como del estrés crónico dependiendo del tipo de trastorno que presente así como técnicas de relajaciónDesde la farmacología disponemos básicamente de dos tipos de tratamiento. El tratamiento agudo de la crisis que puede realizarse con cualquier benzodiacepina. El tratamiento a largo plazo o preventivo debe abordarse con fármacos antidepresivos con una duración no inferior a 6 meses pudiendo llegar a ser de varios años. En las dos o tres primeras semanas deben utilizarse junto a los anteriores benzodiacepinas puesto que, los antidepresivos tardan en comenzar a hacer efecto y, en un principio pueden producir síntomas similares a la ansiedad. Es muy importante el hecho de que las benzodiacepinas no deben usarse como tratamiento sintomático único y deben ser siempre prescritas por un facultativo. El tratamiento de estas patologías es muy importante, debido a que no debemos dejar que estas sensaciones desagradables invadan la vida de un individuo afectando negativamente al desarrollo normal de su vida cotidiana.

ANSIEDAD


COMO AFRONTAR UN PROBLEMA DE ANSIEDAD
Dra Ana Belen Jimenez Gonzalez. Hospital Dr R. Lafora Nuestra vida cotidiana actualmente nos somete a un nivel de exigencia que hace que, con relativa frecuencia y dependiendo de la tolerancia de cada persona sintamos lo que muchos denominan “estar nervioso”. Todos hemos sentido alguna vez una sensación desagradable ante una situación que nos resulta desagradable como afrontar un exámen, una regañina del jefe o, como nos está sucediendo a muchos en estos momentos regresar al trabajo después de algunos días de vacaciones…o ante algo que esperamos con impaciencia como ver a la persona que amamos, la cercanía de un viaje importante, una noticia esperada…Sentimos como se “nos acelera el corazón”, un sudor frío que invade nuestro cuerpo, “hormigueo en el estómago” o incluso sensación de “falta de aire”. Esto es lo que se denomina ANSIEDAD NORMAL y es una respuesta adaptativa que, nuestro organismo ha desarrollado filogenéticamente para responder o huir ante una amenaza y hace que podemos enfrentarnos correctamente a estas situaciones.Sin embargo, en algunas personas, esta situación se perpetúa en el tiempo o aparece ante situaciones que no son amenazantes o incluso, sin estímulo alguno. A esto se le denomina ANSIEDAD PATOLÓGICA y es una respuesta desadaptativa que diminuye el rendimiento correcto de la persona pudiendo llegar a interferir de forma muy importante en su vida diaria. Vamos a ver como se debe actuar cuando aparece esta ansiedad que llega a afectar a nuestras tareas habituales y, por tanto, pasa ya de ser una respuesta normal convirtiéndose en algo patológico.
Siempre “estoy nervioso” pero esto es normal en mi. Esto es totalmente FALSO. Es cierto que hay personas que por su forma de ser tienden a sentir con más frecuencia o con estímulos menores esta ansiedad, son los denominados sujetos temerosos, ansiosos encuadrados por los psiquiatras en las personalidades tipo C. Pero también es cierto que esto puede ser un síntoma de alguna enfermedad somática como hipertiroidismo, hipertensión etc…,en psiquiatría puede ser una patología por si misma o formar parte de otras patologías siendo la que se asocia con más frecuencia la depresión. También puede formar parte del síndrome de dependencia a ciertas sustancias (LSD, éxtasis, cocaína, anfetaminas y más frecuentemente cafeína) o del de abstinencia (alcohol, benzodiacepinas, heroína…) Por esto si la ansiedad llega a INTERFERIR EN NUESTRA VIDA hay que ACUDIR AL MÉDICO para que valore todas estas circunstancias. Los síntomas que con más frecuencia se asocian a este tipo de patologías podemos dividirlos en dos grupos. Los físicos que son quizá los que más molestan al individuo, siendo los más frecuentes palpitaciones que aparecen en un 80% de los casos1 pero pudiendo existir otros como “sensación de ahogo” (disnea), mareo, temblores, “sudores”, sensación de frío, molestias abdominales, debilidad muscular, “hormigueo”, cefaleas, sequedad de boca… Y los psíquicos que engloban la inquietud, la sensación de desrealización o despersonalización que es la sensación de que lo que ocurre a su alrededor no es real o de que se está separado de su propio cuerpo respectivamente1, sensación de muerte inminente o de estar volviéndose loco…Según las clasificaciones de patología psiquiátrica como el DSM-IV2 existen varios tipos de trastornos por angustia que es muy importante diferenciar para el facultativo pues tienen diferente pronóstico y diferente abordaje terapéutico, además de los causados por enfermedades somáticas y psiquiátricas. Según las clasificaciones más actuales el trastorno por angustia puede ser con agorafobia o sin agorafobia. Vamos a tratar aquí los que más preocupan a la población general

Trastorno por angustia
Agorafobia
Ansiedad social
Ansiedad generalizada
Estrés postraumático
Duración
Crisis. Breve. Aparición súbita, duran minutos y desaparecen aproximadamente en una hora.
Crisis. Aparece ante el estímulo y desaparece cuando desaparece éste.
Crisis. Similar a agorafobia
Crónico y debe durar más de 6 meses.
Crisis ante el estímulo. Debe durar más de un mes.
Estímulo
No existe al comienzo, luego es el miedo a padecerlas. Son impredecibles.
Situaciones en las que le sea difícil escapar. Colas, viajes en transporte público, estar solo en una multitud
Situaciones sociales, hablar en público, comer…
No existe. Lo desencadenante son las preocupaciones comunes
Rememorar el hecho traumático
Ansiedad intercrisis3
Si
No
No
La ansiedad es continua
No
Conductas evitativas3
No
Si. Tendencia al aislamiento
Si. Situaciones sociales
No
Si. Situaciones que rememoren el trauma
Síntomas más comunes
Mareos, visión borrosa, palpitaciones, sensación de muerte y de pérdida de control
Debilidad, disnea, desmayos
Rubor, sudor, tensión muscular
Temblores, inquietud, cefalea, humor depresivo
Recuerdos o pesadillas del hecho, insomnio, irritabilidad, anhedonia, hipervigilancia, embotamiento emocional
¿Cómo solucionar este problema?
Lo más importante cuando sintamos todas estas cosas en nuestra vida cotidiana es ACUDIR AL MÉDICO. LA AUTOMEDICACIÓN NO ES LA SOLUCIÓN, no es correcto tomar una pastilla para disminuir la ansiedad porque “me le recomendó…porque le fue bien”, “porque lo probé una vez y me encontré mejor ese día” ya que esto puede tener consecuencias importantes debido a que, como veremos más adelante, los fármacos utilizados para tratar este tipo de trastornos además de otros efectos secundarios puede crear tolerancia y dependencia. El tratamiento se debe abordar desde varias perspectivas. Es tan importante el tratamiento psicológico como el farmacológico para evitar la aparición de nuevas crisis y es diferente en cada una de las patologías descritas anteriormente. Los fármacos más usados para el tratamiento de estas entidades son las Benzodiacepinas para yugular las crisis y los Antidepresivos para el tratamiento a largo plazo, sobre todo los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y se están comenzando a introducir otros fármacos de este grupo que son los duales que actúan sobre la serotonina y la noradrenalina
¿Se deben usar antidepresivos en el síndrome ansioso?1,3,5
Definitivamente sí, es el tratamiento básico a largo plazo. Se comenzaron usando los antidepresivos tricíclicos y los IMAOS pero debido a que tienen más efectos secundarios que los actuales su uso se ha ido restringiendo. Se ha implicado en la génesis del trastorno por angustia al sistema serotoninérgico por lo que actualmente se usan principalmente dos grupo de fármacos que por su relación eficacia-efectos secundarios son los más útiles. Los Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) como la Paroxetina y la Sertralina que son los más usados, otros son la Fluoxetina poco usada porque produce con mucha frecuencia síntomas ansiosos, Citalopram o Fluvoxamina. Este tipo de fármacos se está usando en el tratamiento de todos los síndromes descritos con anterioridad e incluso en el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo (que es otro trastorno por ansiedad incluido en el DSM-IV) con buenos resultadosOtro grupo que se está comenzando a introducir como segunda línea en el tratamiento de estas patologías son los Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina (ISRSN) también denominados duales que por actuar sobre los dos sistemas parece que aumentan la eficacia y la rapidez de acción de los anteriores. Los más importantes de este grupo son la Venlafaxina y la Duloxetina. Actualmente se están usando en el tratamiento de la ANSIEDAD GENERALIZADA y FOBIAS. Los efectos de los antidepresivos tardan en aparecer de dos a tres semanas por lo que es recomendable al comienzo de la terapia asociar benzodiacepinas, al igual que porque los antidepresivos pueden producir como efectos secundarios síntomas similares a la ansiedad. Esta terapia se mantendría durante la primera fase del tratamiento, disminuyéndose luego la dosis y quedando como tratamiento único el antidepresivo que debería mantenerse entre seis y doce meses al menos.
¿Qué son las benzodiacepinas? ¿Puedo usarlas siempre que tenga síntomas?
Es muy importante tener claro que las Benzodiacepinas NO SON FÁRMACOS INOCUOS y no deben usarse sin prescripción médica aunque sean fármacos seguros, efectivos y bien tolerados. Estos fármacos actúan sobre el denominado receptor GABA-benzodiacepínico. El GABA (ácido gamma-aminobutírico) es un neurotransmisor natural de nuestro organismo que tiene una acción inhibitoria sobre el Sistema Nervioso Central, porque al unirse al receptor antes nombrado produce una apertura de los canales de cloro de la célula nerviosa, logrando este ión negativo al entrar en la célula disminuir su excitabilidad. Las benzodiacepinas actúan uniéndose a este receptor produciendo una mayor frecuencia de apertura de los canales de cloro (potenciando la acción del GABA) y retardando la conducción nerviosa4. La clasificación de las benzodiacepinas se realiza en función de la vida media de sus efectos. Las más importantes son1:
Acción ultracorta (menos de 5 horas)
Midazolam, Triazolam
Acción corta (10-24 h)
Alprazolam, Lorazepam, Oxazepam, Termazepam
Acción intermedia (aprox 30 h)
Clonazepam, Flunitrazepam, nitrazepam
Acción larga (más de 30 horas)
Bromazepam, Cloracepato, Clobazam, Diazepam, Flurazepam, Halazepam, Ketazolam
Cuando usemos una benzodiacepina es muy importante tener en cuenta varias premisas. No debe mantenerse el tratamiento de forma indefinida debido al riesgo de DEPENDENCIA. A la hora de retirar el tratamiento debe realizarse de forma progresiva porque si no se realiza así puede producir SÍNDROME DE ABSTINENCIA cuyos síntomas son similares a los del síndrome ansioso. Y debe usarse la MÍNIMA DOSIS POSIBLE porque tienen efectos secundarios que son dosis dependientes siendo los más frecuentes: somnolencia, hipersedación, lentitud, labilidad emocional, ataxia, amnesia anterógrada, náuseas y sequedad de boca etc… Para el tratamiento de los síndromes ansiosos se prefieren las que tengan RAPIDEZ DE COMIENZO DE LA ACCIÓN, DURACIÓN DE LA ACCIÓN PROLONGADA Y POTENCIA ELEVADA para disminuir los efectos indeseables.5 Muchas de las benzodiacepinas del cuadro anterior cumplen estos criterios pero quizá el Cloracepato por tener una vida media más larga (30-50 horas)1 sea uno de los preferidos pudiendo ser otros el Diacepam o el Clonacepam aunque salvo los de acción ultracorta todos pueden ser usados en este tipo de síndromes. Para el tratamiento de una crisis, en el momento de urgencia, puede usarse cualquiera de las benzodiacepinas por vía oral que cumpla los criterios anteriores En tratamientos a largo plazo, se recomienda utilizar durante las dos o tres primeras semanas de tratamiento en los síndromes ansiosos antes descritos salvo en el trastorno por estrés postraumático donde no se aconseja porque pueden aumentar la disforia3. Se utilizan así porque actúan en estas etapas donde los antidepresivos todavía no han comenzado a tener efecto y su retirada debe ser paulatina. Se han utilizado como tratamiento a largo plazo sobre todo algunas de acción corta e intermedia como el Alprazolam y Clonacepam pero es un tratamiento que se está abandonando por los problemas de habituación y tolerancia que producen3.
Conclusión. Importancia de estos trastornos y recomendaciones:
Los trastornos por angustia son unas patologías muy frecuentes en nuestro medio. En consultas de Atención Primaria su frecuencia se sitúa en torno al 25%. Según la ECA (Epidemiologic Catchment AREA) la prevalencia de la ansiedad generalizada varía entre 2,5 y 6,4%, las crisis de pánico entre 0,4-1,2& y la agorafobia entre 2,5-5,8%. Es más frecuente en mujeres de edades comprendidas entre los 25-40 años que en los varones y tiene variaciones culturales.1 Por todo esto es de gran importancia conocer su manejo y tratamiento1. El tratamiento básico de estas patologías está basado en el abordaje psicológico y farmacológico. Desde el punto de vista psicológico ante las crisis es importante el mentalizar al paciente de que es algo pasajero y que no va a sucederle nada malo, no se va a morir ni va a sufrir un infarto pues esto es lo que con más frecuencia sienten los pacientes que sufren estas crisis. El tratamiento a largo plazo se basa en aprender técnicas de afrontamiento tanto de la situación concreta que produce la crisis como del estrés crónico dependiendo del tipo de trastorno que presente así como técnicas de relajaciónDesde la farmacología disponemos básicamente de dos tipos de tratamiento. El tratamiento agudo de la crisis que puede realizarse con cualquier benzodiacepina. El tratamiento a largo plazo o preventivo debe abordarse con fármacos antidepresivos con una duración no inferior a 6 meses pudiendo llegar a ser de varios años. En las dos o tres primeras semanas deben utilizarse junto a los anteriores benzodiacepinas puesto que, los antidepresivos tardan en comenzar a hacer efecto y, en un principio pueden producir síntomas similares a la ansiedad. Es muy importante el hecho de que las benzodiacepinas no deben usarse como tratamiento sintomático único y deben ser siempre prescritas por un facultativo. El tratamiento de estas patologías es muy importante, debido a que no debemos dejar que estas sensaciones desagradables invadan la vida de un individuo afectando negativamente al desarrollo normal de su vida cotidiana.