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jueves, 31 de julio de 2008

La ansiedad -enemiga del hombre moderno-

Podemos considerar que la ansiedad es el gran enemigo del hombre moderno y esto debemos admitir que es parcialmente cierto. La ansiedad es como el dolor, preferimos no tener que experimentarlo, pero como este, sirve para prevenirnos de situaciones peligrosas. Cierta cantidad moderada de ansiedad nos motiva a planear para el futuro y también a mejorar nuestra capacidad para enfrentar situaciones de tensión cuando estas ocurren. Por ejemplo, una persona en estado de temor incrementa en gran medida su fortaleza física, otras personas son más efectivas en sus actividades cuando funcionan bajo cierto grado de tensión. La ansiedad resulta problemática solamente cuando se vuelve excesiva y debemos aprender a manejarla de la forma más efectiva posible.
La ansiedad es como la sal y la pimienta, sirve de forma moderada, pero de lo contrario el sabor de la comida no es muy agradable. Una vida sin emociones, incluyendo la ansiedad, sería bastante monótona, sin embargo las experiencias emocionales intensas suelen debilitar a la persona.
A veces podemos administrarnos pequeñas dosis de ansiedad para sentirnos exaltados, porque necesitamos cierto estímulo en nuestra vida. Un ejemplo de esto lo vemos al pasar por la experiencia de montar los aparatos de un parque de diversiones o cuando practicamos un deporte excitante. También lo notamos cuando la persona se aventura a correr algún riesgo o a aceptar algún desafío en la vida. Por lo general siempre que aceptamos, ya sea por diversión o por superación, el correr algún riesgo. Tratamos de que dicha situación esté dentro de nuestra capacidad de control pues de lo contrario serían desagradables y destructivas las consecuencias que experimentaríamos.
La ansiedad excesiva nos derrota y crea inhibiciones. Todos hemos experimentado la sensación de sentirnos paralizados por el miedo al tener que hablar ante un grupo de personas o realizar una actividad ante los ojos espectadores de los demás. En este caso nos hemos paralizado, nos hemos creado inhibiciones. Debido a que la ansiedad constituye una realidad inevitable en nuestras vidas, tenemos que hacer algo más que simplemente aprender a vivir con ella. Tenemos que aprender a transformarla en energía positiva que trabaje a favor nuestro en lugar de en nuestra contra.