martes, 28 de octubre de 2008

La pérdida de la Realidad

La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis [1924]
Sigmund Freud
Ya en un trabajo reciente expusimos como uno de los caracteres diferenciales entre la neurosis y la psicosis el hecho de que en la primera reprime el yo, obediente a las exigencias de la realidad, una parte del Ello (de la vida instintiva), mientras que en la psicosis del mismo yo, dependiente ahora del Ello, se retrae de una parte de la realidad. Así, pues, en la neurosis dominaría el influjo de la realidad y en la psicosis el del Ello. La pérdida de realidad sería un fenómeno característico de la psicosis y ajeno, en cambio, a la neurosis.Sin embargo, estas conclusiones no parecen conciliables con la observación de que toda neurosis perturba en algún modo la relación del enfermo con la realidad, constituyendo para él un medio de retraerse de ella y un refugio al que ampararse huyendo de las dificultades de la vida real. Esta contradicción parece espinosa, pero es muy fácil de resolver, y su solución ha de fomentar considerablemente nuestra comprensión con la neurosis.Tal contradicción subsiste, en efecto, solamente mientras nos limitamos a considerar la situación inicial de la neurosis, en la cual el yo lleva a cabo la represión de una tendencia instintiva obedeciendo a los dictados de la realidad. Pero esto no es todavía la neurosis misma. Esta consiste más bien en los procesos que aportan una compensación a la parte perjudicada del Ello; esto es, en la reacción contra la represión y en su fracaso. El relajamiento de la relación con la realidad es luego la consecuencia de este segundo paso en la producción de la neurosis, y no habríamos de extrañar que la investigación nos descubriese que la pérdida de realidad recae precisamente sobre aquella parte de realidad a cuya demanda fue iniciada la represión.Así, pues, la génesis característica de la neurosis a consecuencia de una represión fracasada no es nada nuevo. Siempre lo hemos afirmado así, y sólo la nueva relación de este postulado con nuestro tema actual nos ha llevado a repetirlo.La misma apariencia de contradicción surge con intensidad mucho mayor cuando se trata de una neurosis cuya motivación ocasional («la escena traumática») nos es conocida y en la que podemos ver cómo el sujeto se aparta de tal suceso y lo abandona a la amnesia. Recordaré aquí, como ejemplo, un caso analizado por mí hace ya muchos años, en el cual la sujeto, una muchacha enamorada de su cuñado, quedó sobrecogida ante el lecho mortuorio de su hermana por la idea de que el hombre amado estaba ya libre y podía casarse con ella. Esta escena fue olvidada en el acto, y con ello quedó iniciado el proceso de regresión que condujo a la dolencia histérica. Pero precisamente aquí resulta muy instructivo ver por qué caminos intenta la neurosis resolver el conflicto. Anula por completo la modificación de las circunstancias reales, reprimiendo el instinto de que se trataba, o sea el amor de la muchacha a su cuñado. La reacción psicótica hubiera consistido en negar el hecho real de la muerte de la hermana.Podría ahora esperarse que en la génesis de la psicosis se desarrollase algo parecido al proceso que tiene efecto en la neurosis, aunque naturalmente, entre otras instancias; esto es, que también en la psicosis se hiciesen visibles dos avances, el primero de los cuales arrancaría al yo de la realidad, mientras que el segundo tendería a enmendar el daño y restablecería, a costa del Ello, la relación con la realidad. Y, efectivamente, observamos en la psicosis algo análogo; dos avances, el segundo de los cuales tiene un carácter de reparación; pero luego la analogía se convierte en una coincidencia mucho más amplia de los procesos. El segundo avance de la psicosis tiende también a compensar la pérdida de realidad, pero no a costa de una limitación del yo, como en la neurosis a costa de la relación con la realidad, sino por otro camino mucho más independiente; esto es, mediante la creación de una nueva realidad exenta de los motivos de disgusto que la anterior ofrecía. Así, pues, este segundo avance obedece en la neurosis y en la psicosis a la misma tendencia, apareciendo en ambos casos al servicio de las aspiraciones de poder del Ello, que no se deja dominar por la realidad. En consecuencia, tanto la neurosis como la psicosis son expresión de la rebeldía del Ello contra el mundo exterior o, si se quiere, de su incapacidad para adaptarse a la realidad, diferenciándose mucho más entre sí en la primera reacción inicial que en la tentativa de reparación a ella consecutiva.Esta diferencia inicial se refleja luego en el resultado. En la neurosis se evita, como huyendo de él, un trozo de la realidad, que en la psicosis es elaborado y transformado. En la psicosis, a la fuga inicial sigue una fase activa de transformación, y en la neurosis, a la obediencia inicial, una ulterior tentativa de fuga. O dicho de otro modo, la neurosis no niega la realidad; se limita a no querer saber nada de ella. La psicosis la niega e intenta sustituirla. Llamamos normal o «sana» una conducta que reúne determinados caracteres de ambas reacciones; esto es, que no niega la realidad, al igual de la neurosis, pero se esfuerza en transformarla, como la psicosis. Esta conducta normal y adecuada conduce naturalmente a una labor manifiesta sobre el mundo exterior y no se contenta, como en la psicosis, con la producción de modificaciones internas; no es autoplástica, sino aloplástica.En la psicosis, la elaboración modificadora de la realidad recae sobre las cristalizaciones psíquicas de la relación mantenida hasta entonces con ella; esto es, sobre las huellas mnémicas, las representaciones y los juicios tomados hasta entonces de ella y que la representaban en la vida anímica. Pero esta relación no constituía algo fijo e inmutable, sino que era transformada y enriquecida de continuo por nuevas percepciones. De este modo, se plantea también a la psicosis la tarea de procurarse aquellas percepciones que habrían de corresponder a la nueva realidad, consiguiéndolo por medio de la alucinación. Si los recuerdos falsos, los delirios y las alucinaciones muestran un carácter tan penoso en tantas formas y casos de psicosis y aparecen acompañados de angustia, habremos de ver en ello un indicio de que todo el proceso de transformación se realiza contra la intensa oposición de poderosas energías. Podemos representarnos el proceso conforme al modelo de las neurosis, que nos es más conocido. En las neurosis vemos surgir una reacción de angustia cada vez que el instinto reprimido trata de llegar a la conciencia, y observamos que el resultado del conflicto no es, a pesar de todo, más que una transacción, absolutamente insuficiente como satisfacción. En la psicosis, el trozo de realidad rechazado trata probablemente de imponerse de continuo a la ida anímica, como en la neurosis el instinto reprimido, por esta razón surgen en ambos casos las mismas consecuencias. La discusión de los diversos mecanismos que han de llevar a cabo en la psicosis el apartamiento de la realidad y la construcción de otra distinta constituye una labor, aún intacta. de la Psiquiatría especial.Existe, pues, entre la neurosis y la psicosis una nueva analogía consistente en que ambas fracasen parcialmente en la labor emprendida en su segundo avance, pues ni el instinto reprimido puede procurarse una sustitución completa, neurosis, ni la representación de la realidad se deja fundir en las formas satisfactorias. Pero el acento carga, en cada una, en un lugar distinto. En la psicosis, el acento carga exclusivamente sobre el primer avance, patológico ya de por sí y que sólo puede conducir a la enfermedad, y en cambio, en la neurosis, sobre el segundo, sobre el fracaso de la represión, mientras que el primero puede producirse, y en realidad se ha producido innumerables veces, dentro de la salud, aunque no sin dejar tras de sí señales del esfuerzo psíquico exigido. Estas diferencias, y quizá otras muchas, son consecuencia de la diversidad tópica en el desenlace del conflicto patógeno según que el yo haya cedido en él a su adhesión al mundo real o a su dependencia del Ello.La neurosis se limita regularmente a evitar el fragmento de realidad de que se trate y protegerse contra todo encuentro con él. Pero la precisa diferencia entre la neurosis y la psicosis queda mitigada por el hecho de que tampoco en la neurosis faltan las tentativas de sustituir la realidad indeseada por otra más conforme a los deseos del sujeto. Semejante posibilidad es facilitada por la existencia del mundo de la fantasía, un dominio Que al tiempo de la instauración del principio de la realidad, quedó separada del mundo exterior, siendo mantenida aparte, desde entonces, como una especie de «atenuación» de las exigencias de la vida, y aunque no resulta inasequible al yo, sólo conserva con él una relación muy laxa. De este mundo de la fantasía extrae la neurosis el material para sus nuevos productos optativos, hallándolo en él por medio de la regresión a épocas reales anteriores más satisfactorias.También en la psicosis desempeña seguramente el mundo de la fantasía este mismo papel, constituyendo también el almacén del que son extraídos los materiales para la construcción de la nueva realidad. Pero el nuevo mundo exterior fantástico de la psicosis quiere sustituirse a la realidad exterior, mientras Que el de la neurosis gusta de apoyarse, como los juegos infantiles, en un trozo de realidad _en un fragmento de la realidad distinto de aquel contra el cual tuvo que defenderse_ y le presta una significación especial y un sentido oculto al que calificamos de «simbólico», aunque no siempre con plena exactitud. Resulta, pues, que en ambas afecciones, la neurosis y la psicosis, se desarrolla no sólo una pérdida de realidad, sino también una sustitución de realidad.
[Traducción de Luis López-Ballesteros y de Torres]

lunes, 27 de octubre de 2008

El Duelo (Luto)


Tanatología: Duelo

DUELO, LUTO Y SENTIMIENTO DE PÉRDIDA

Los términos duelo ("grief", luto ("mourning") y sentimiento de pérdida ("bereavement") se aplican a las reacciones psicológicas de las personas que se enfrentan a una pérdida significativa. El duelo es el sentimiento subjetivo que provoca la muerte de un ser querido. El término suele usarse como sinónimo de luto, aunque, de manera estricta, luto hace referencia al proceso a través del cual se resuelve el duelo; es la expresión social del comportamiento y las prácticas posteriores a la pérdida. Sentimiento de pérdida literalemnte es el estado de sentirse privado de alguien a causa de la muerte e implica vivir un luto. Al margen de los matices que distinguen estos términos entre sí, las similitudes en la experiencia del duelo y la pérdida son suficientes como para considerar esta experiencia como un síndrome, que como tal presenta síntomas, manifestaciones, un proceso específico y una esperada resolución.

El duelo puede surgir como resultado de distintos tipos de pérdida, además de la pérdida de una persona querida. Se incluye aquí la pérdida de status, de una figura nacional o de un animal doméstico. La expresión del duelo abarca un amplio abanico de emociones, que dependen de las normas y expectativas culturales (p.ej., algunas culturas estimulan o exigen una expresión emocional intensa, mientras que en otras se espera justo lo contrario) y de las circunstancias de la pérdida (p.ej., una muerte inesperada y repentina, frente a una muerte claramente anticipada). El trabajo de duelo es un proceso psicológico complejo de deshacer los lazos contraídos y enfrentarse al dolor de la pérdida. Duelo y sentimiento de pérdida.

Características de un duelo normal

El duelo no complicado es una respuesta normal, a la vista del carácter predecible de sus síntomas y de su desarrollo. Al principio del duelo sele experimentarse una especie de aturdimiento y perplejidad. Esta aparente dificultad para comprender el alcance de lo que ha ocurrido suele ser breve. Va seguida por expresiones de dolor y malestar tales como el llanto y los suspiros, si bien entre las culturas occidentales este tipo de comportamiento es màs habitual en mujeres que en hombres. Aparecen también sensación de debilidad, pérdida del apetito, pérdida de peso, dificultad para concentrarse, respirar y hablar. Los problemas de sueño suelen manifestarse como dificultad para dormirse, despertarse en medio de la noche o despertarse demasiado pronto. Con frecuencia se sueña con la persona fallecida y la persona experimenta un gran desconsuelo al despertarse y comprobar que sólo se trataba de un sueño.

Es también frecuente el autorreproche, aunque es menos intenso en un duelo normal que en uno patológico. Este tipo de reproches suele centrarse en actos relativamente triviales que se hicieron o se dejaron de hacer al difunto. Las personas que se sienten aliviadas de que sea la muerte de otro la que se ha producido, y no la propia, pueden sentir la llamada culpabilidad del superviviente. El superviviente cree a veces que es é quien debería haber muerto, y no el otro, y (si este sentimiento persiste) puede tener problemas para establecer nuevas relaciones por temor a traicionar al difunto. También tienen lugar distintas formas de negación a lo largo del proceso de duelo; con frecuencia, la persona que vive el duelo reacciona o se comporta como si la muerte no se hubiera producido. Los intentos de perpetuar la relación perdida suelen manifestarse en actitudes tales como seguir comprando objetos que gustaban al difunto o que se lo recuerdan (objetos de vínculo).

La sensación de presencia del fallecido puede ser tan fuerte que provoque ilusiones o alucinaciones (tales como oír la voz del difunto o sentir su presencia). En un duelo normal, la persona se da cuenta de que estas percepciones no son reales. Como parte de lo que se ha llamado fenómenos de identificación, el superviviente puede adoptar cualidades, gestos y características de la persona fallecida, con el objeto de perpetuarla de una manera concreta. Estas maniobras pueden alcanzar expresiones potencialmente patológicas, como la aparición de síntomas similares a los que sufrió el fallecido o la sugestión de que se padece también la enfermedad que fue causa de su muerte.

John Bowlby planteó cuatro hipotéticas fases en el duelo: la fase 1 es la fase inicial de intensa desesperación, caracterizada por el aturdimiento y la protesta. La negación puede aparecer inmediatamente, y también son frecuentes la cólera y la disconformidad. Esta etapa puede durar momentos o días, y la persona que vive el duelo puede recaer en ella varias veces a lo largo del proceso de luto. La fase 2 es de intensa añoranza y búsqueda de la persona fallecida. Se caracteriza por la incapacidad de descansar físicamente y la preocupación obsesiva por el fallecido. Esta fase puede durar varios meses, e incluso años, aunque de forma más atenuada. En la fase 3, que ha sido llamada la de desorganización y desesperación, la realidad de la pérdida empieza a asentarse. Se tiene la sensación de moverse arrastrado por las circunstancias, y la persona en duelo parace desconectada, apática y sin intereses. Suelo padecerse insomnio y pérdida de peso, así como la sensación de que la vida ha perdido sentido. La persona en duelo revive constantemente recuerdos del fallecido; se sufre una inevitable sensaciòn de desconsuelo cuando se constata que se trata sólo de recuerdos. La fase 4 es una etapa de reorganización, en la que los aspectos más dolorosamente agudos del duelo comienzan la recesión y se experimenta la sensación de volver a incorporarse a la vida. La persona fallecida se recuerda ahora con alegría, y también con tristeza, y se consigue internalizar su imagen.

C. M. Parkes describió cinco etapas en el duelo: 1) Alarma -un estado de estrés que implica cambios fisiológicos, como el aumento de la tensión sanguínea y de la frecuencia cardíaca- y que es, en cierto modo, similar a la primera fase de Bowlby de protesta, miedo y rabia. 2) Aturdimiento, un estado en el que la persona en duelo aparentemente parece no sentir la pérdida aunque, en realidad, trata de protegerse a sí misma del agudo malestar que esa pérdida le produce. 3) Aprehendimiento o busqueda, la persona busca o está continuamente pensando en el fallecido. Pueden manifestarse las ilusiones o alucinaciones sobre la persona perdida que se comentaron anteriormente (a veces llamadas pseudoilusiones o pseudoalucinaciones, porque la persona que las experimenta las reconoce inmediatamente como tales). Esta fase se corresponde aproximadamente con la segunda fase de añoranza y búsqueda de Bowlby. 4) Depresión, las personas pierden las esperanzas en el futuro, no tienen ganas de vivir y tienden a apartarse de su familia y amigos. 5) En la etapa final, de la recuperación y reorganización, la persona reconoce que su vida debe continuar con ciertos ajustes y distintas metas.

Eric Lindeman, después del incendio de Coconut Grove en 1944, describió lo que para él eran signos patognomónicos de un intenso desconsuelo y de las respuestas emocionales del superviviente. La descripción de sus respuestas ante el shock de la pérdida se ha considerado un paradigma de las reacciones de duelo que se manifiestan ante una pérdida situacional. Entre los síntomas agudos de Lindeman se encontraban el malestar somático, la preocupación obsesiva por los fallecidos, la culpabilidad, la hostilidad y la desapariciín de la capacidad de actuar positivamente.

Otros investigadores han descrito las respuestas de duelo como parte integrante de un corpus general de respuestas ante la crisis y han hecho especial hincapié en que los primeros y más agudos síntomas no siempre predicen correctamente la intensidad de las reacciones posteriores. Ellen Bassuk y Ann birk subrayaron tres factores clave de los que depende la capacidad de una persona para integrar con éxito un acontecimiento crítico: 1) el grado en el que se reconoce la realidad de lo que ha ocurrido y se aprehende sus consecuencias, 2) la flexibilidad y la efectividad de las destrezas adaptativas de la persona y 3) la posibilidad de encontrar consuelo y la disposición a recurrir a él.

La duración del duelo

Así como las personas manifiestan su duelo de manera muy distinta, los síntomas, signos y fases del duelo y el sentimiento de pérdida no son tan discretos como parecen implicar sus caracterizaciones. En cualquier caso, las manifestaciones del duelo suelen perdirar en el tiempo. La duración y la intensidad del duelo, sobre todo en su fase más aguda, dependen de si la muerte se ha producido de un modo más o menos repentino. Si la muerte se produce sin aviso previo, el shock y la negación pueden durar mucho tiempo; si la muerte se esperaba desde tiempo atrás, gran parte del proceso de duelo puede haberse llevado a cabo antes de que la muerte llegue a producirse. Tradicionalmente, el duelo dura entre 6 meses y un año, y termina al cumplirse el primer año sin el fallecido. Algunos signos o síntomas del duelo pueden persistir mucho más allá de uno o dos años, y es posible que ciertos sentimientos, síntomas y conductas permanezcan para toda la vida. Al final, sin embargo, los duelos normales se consiguen resolver, y la persona recupera su ánimo productivo y de relativo bienestar. Por lo general, los síntomas agudos del duelo van perdiendo fuerza gradualmetne, y a los dos meses del fallecimiento, la persona en duelo es capaz de dormir, comer y volver a funcionar.

El duelo anticipatorio

El duelo anticipatorio es el que se expresa ante una pérdida percibida como inevitable, y es distinto del duelo que se produce a continuación de una pérdida. Por definición, el duelo anticipatorio termina cuando se produce realmente el fallecimiento, independientemente de la reacciones que pudieran aparecer a partir de entonces. A diferencia del duelo convencioal, que disminuye de intensidad según el grado en que la muerte esperada sea más o menos inminente. En algunas ocasiones, especialmente cuando la muerte esperada se retrasa, el duelo anticipatorio ha terminado, la persona puede tener dificultades para restablecer la relación interpersonal previa con el moribundo; éste es un fenómeno que también se produce al regreso de personas que han estado ausentes mucho tiempo (p.ej., en combates o en campos de concentración) o de personas que se creían muertas.

El duelo patológico (anormal)

Algunas personas sufren un duelo y período de luto anormales. El duelo patológico puede adoptar diversas formas, que van desde la ausencia o retraso en la aparición del duelo hasta un duelo excesivamente intenso y prolongado que suele asociarse a intenciones suicidas o síntomas abiertamente psicóticos. El mayor riesgo de sufrir un duelo de características patológicas lo tienen aquellas personas que sufren una pérdida repentina o que se produce en condiciones horribles, los que están aislados socialmente, los que se sienten responsables (reales o imaginarios) de la muerte, los que arrastran historias de pérdidas traumáticas y los que tienen una intensa relación de ambivalencia o dependencia con la persona fallecida.

El duelo diferido, inhibido o negado.

El duelo diferido, inhibido o negado es la ausencia de la expresión de duelo en el momento de la pérdida, cuando se espera que se manifieste. En algunos casos, el duelo sencillamente se retrasa hasta que no puede evitarse por más tiempo.

Existen grandes diferencias entre unas personas y otras en lo relativo a la necesidad de ocultar el duelo. Las influencias familiares y culturales afectan en lmodo en que una persona expresa públicamente su duelo. Mientras que algunos admiran el absoluto control de las emociones, otros grupos sociales y culturales consideran normal el llanto, las lamentaciones y los desmayos. De ahí que sea difícil estimar el alcance del duelo de una persona atendiendo sólo a su apariencia externa, sin conocimiento de sus antecedentes.

La inhibición o la negación del duelo es potencialmente patógena porque la persona que lo sufre evita enfrentarse a la realidad de la pérdida. La presencia de una falsa euforia sugiere que el duelo está siguiendo un curso patológico. Las reacciones de inhibición o negación del duelo siembran el terreno para la aparición de consecuencias desafortunadas como la percepción continuada de síntomas físicos similares a los que causaron la muerte del fallecido y las reacciones desmedidas en el primer aniversario de su mierte o en otras ocasiones que, por algún motivo, fueran de especial relevancia para aquél. El duelo inhibido o negado puede a veces desplazarse hacia otras pérdidas que, aunque aparentemente insignificantes en sí mismas, pueden simbolizar la pérdida original. Una minifestación de este desplazamiento puede ser la hiperreacción ante los problemas de otra persona.

Algunas relaciones interpersonales son lo bastante negativas como para que la respuesta normal sea la de un duelo mitigado e incluso ausente, al margen de su expresión pública. En estas ocasiones, la muerte del cónyuge o de un padre, puede ser decididamente positiva para el que las sobrevive.

Hiperidentificación o psicosis en el duelo

Otra forma anormal del duelo se produce cuando algunos de los aspectos normales de un duelo se distorsionan o intensifican hasta adquirir proporciones psicóticas. Es normal que se produzca una cierta identificación con el fallecido, tal como adoptar algunos rasgos que se admiraban en él, o atesorar sus pertenencias; el creer que no mismo es el muerto o que se está muriendo de la misma exacta manera que se murió el difunto (por supuesto, no es cierto) no es normal. Oír la voz efímera y transitoria del fallecido puede ser normal; las alucinaciones auditivas complejas y persistentes no son normales. Es normal que se nieguen algunos aspectos de la muerte; la negación que implica la certeza de que la persona muerta está viva no es normal.

Duelo versus depresión

Tanto la depresión como el duelo pueden manifestarse con tristeza, llanto y tensión expresada en forma de retardo o agitación psicomotriz. También son comunes a ambas condiciones la pérdida de apetito y peso, el insomnio, la pérdida de interés sexial y el abandono de actividades externas. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, la persona que sufre un duelo va experimentando un cambio en su ánimo, que evoluciona desde la tristeza hacia la normalidad y encuentra cada vez más satisfacción en las experiencias vitales. La autoinculpación suele centrarse en lo que se hizo o se dejó de hacer a la persona fallecida, mientras que los autrorreproches de las personas deprimidad suelen expresar que se sienten mal, carentes de sentido y malvados. La conducta normal de lapersona que experimenta el duelo suele despertar instintivamente sentimientos de simpatía, apoyo y consuelo en los otros, y ella misma demuestra algún tipo de respuesta y agradecimiento hacia ellos. En contraste, las quejas y los lamentos de las personas deprimidas pueden irritar y aburrir a la persona que las oye. En el caso de un duelo normal, las respuestas son consideradas apropiadas y normales tanto por la persona que lovive ocmo por los que la rodean; en la depresión, este tipo de respuestas inmediatamente hacen saltar la sospecha de que hay algo raro en lo que está pasando.

Las personas que han sufrido cuadros depresivos con anterioridad tienen una mayor tendencia a volver a experimentar depresión, en lugar del duelo normal, cuando se produce una pérdida importante; de ahí que la historia clínica de la persona en duelo pueda ayudar a juzgar sus reacciones. Las personas deprimidas hacen más intentos de suicidio que las personas en duelo, quienes, salvo en extraordinarias circunstancias -por ejemplo, dependencia física del fallecido en personas de edad- no desean realmente morir, aunque aseguren que la vida se les hace insoportable. Sentimientos marcados de inutilidad, deterioro funcional extenso y retardo psicomotor sugieren más un trastorno depresivo serio que un duelo no complicado. Los síntomas psicóticos francos, tales como alucinaciones e ilusiones, más que componentes de un duelo normal, pueden ser síntomas de un trastorno mental más grave.

El médico debe determinar cuándo el duelo se ha hecho patológico y ha evolucionado a trastorno depresivo mayor. El duelo es un proceso normal, aunque extremadamente doloroso, que responde bien al apoyo, la comprensión y el paso del tiempo. El trastorno depresivo mayor es potencialmente una urgenica que se puede requerir intervención inmediata para impedir complicaciones posteriores, como el suicidio. El enfermo puede necesitar ser ingresado o que se le administre medicación antidepresiva.

El duelo en los niños

Bowlby también estudió el proceso del duelo en los niños. El proceso es bastante similar al de los adultos, especialmente si el niño es capaz ya de comprender lo irreversible de la muerte. El proceso del duelo se parece al de la separación, ya que ambos tienen tres fases: protesta, desesperación y despego. En la fase de protesta el niño siente un intenso deseo de estar con su madre o con la persona que le cuidaba y que ha fallecido y llora suplicando su regreso: en la fase de desesperación, el niño comienza a sentir que no hay esperanzas de que vuelva, el llanto se hace intermitente y se sumerge en un estado de abandono y apatía. En la fase del despego, el niño empieza a renunciar a parte del apego emocional que sentía hacia su madre o padre muertos y muestra un cierto despertar en su interés por lo que le rodea.

Al tratar a un niño en proceso de duelo, el médico debe identificar la necesidad del niño de encontrar a alguien que sustituya a la persona que ha muerto. Es posible que el niño transfiera su necesidad de padres no a un solo adulto, sino a varios. Si no encuentra a nadie que pueda satisfacer sis necesidades, es posible que sufra un fuerte daño psicológico y deje de buscar o de esperar algún tipo de intimidad en sus relaciones futuras. La evidencia de que los episodios depresivos y los intentos de suicidio son mucho más frecuentes en adultos que en su primera infancia perdieron a un padre revela la importancia de controlar los duelos en los niños.

Una pregunta que suele hacerse es si el niño debe o no asistir a los funerales de sus padres y, lo cierto, es que no hay una respuesta clara y unívoca. La mayoría de los expertos dicen que si el niño manifiesta su deseo de asistir, debe respetarse su decisión; si el niño se muestra indeciso o no quiere ir claramente, también debe ser respetado. En la mayor parte de los casos, lo mejor es intentar persuadir al niño para que vaya, para que ese ritual no puede envuelto en un misterio o una fantasía distorsionada que le atemorice.

El duelo en los padres

Los padres reaccionan ante la muerte de un hijo o el nacimiento de un hijo malformado en una serie de fases similares a las que describió Kübler-Ross en las enfermedades terminales: shock, negación, rabia, negociación, depresión y aceptación. La muerte de un niño suele ser una experiencia emocional más intensa que la de un adulto. Los sentimientos de culpabilidad y de impotencia pueden hacerse insoportables; los padres pueden llegar a pensar que de alguna manera no protegieron a sus hijos y los han abandonado de un modo antinatural. Una causa adicional de dolor puede ser la pérdida de las esperanzas, los deseos y las expectativas que se habían puesto en la nueva generación. Las manifestaciones de este duelo pueden arrastrarse durante toda la vida.

La muerte repentina es siempre más traumática que la muerte prolongada, porque en este último caso es posible hacer un duelo anticipatorio antes de que la muerte llegue a producirse. Los padres suelen hacerse hiper-protectores, o colmar a su hijo de todos los regalos que antes le habían negado. El estrés de enfrentarse a la muerte de un hijo puede ser motivo de ruptura de aquellos matrimonios que tenían algún tipo de conflicto. Un padre puede culpar al otro por la enfermedad del niño, sobre todo si ésta es de base hereditaria. El médico debe estar atento a estos patrones de disensión. Los estudios indican que más del 50% de los matrimonios en los que muere un hijo o nace un niño deformado acaban en divorcio.

Psicodinámica

En 1917 - Freud escribió en Duelo y melancolía que el duelo normal se produce porque la líbido abandona el apego que sentía hacia el objeto perdido. En el duelo normal, la´pérdida se percibe claramente y sin ambivalencias, y la persona muerta consigue, a través del proceso de duelo, internalizarse como un objeto amado y amoroso. En el duelo anormal (melancolía) no se abandona el objeto perdido, sino que se incorpora a la psique del sujeto como un objeto infundido de sentimientos negativos. Estos sentimientos negativos hacia la persona que ha muerto son vividos como propios, y el sujeto se deprime, pierde su autoestima, no ve sentido a su vida, se acusa a sí mismo, y llega a presentar expectativas delirantes de castigo. La distinción freudiana entre duelo y melancolía sigue siendo válida -es decir, una exagerada pérdida de la autoestima no debe de la autoestima no debe formar parte de un duelo normal.

Otros teóricos del psicoanálisis han concedido especial importancia al papel que desempeña la dinámica inconsciente en las reacciones de duelo. Cuanto mayor sea el papel de los factores inconscientes y ambivalentes (tales como la cólera contra el fallecido), mayor probabilidad habrá de que se produzca una reacción de duelo anormal. Karl Abraham describió la introyección de un objeto amado de un modo ambivalente y la consiguiente dirección de la rabia hacia el objeto introyectado.

El duelo y la enfermedad médica

Existe evidencia probada de que durante la fase de duelo, el sujeto vive un estado de desequilibrio biológico que lo hace físicamente vulnerable. La evidencia clínica y los hallazgos de investigación apoyan la hipótesis de que el duelo es un factor en el desarrollo de un amplio espectro de trastornos físicos y emocionales que incluye enfermedades fatales. Si compararamos a los familiares de personas fallecidas con familiares de personas que siguen viviendo (agrupándolos por edad, sexo y estado civil) se observa que las personas en duelo presentan un índice de mortalidad mucho mayor durante el primer año desde la muerte del familiar, y el índice más alto se observa en los viudos y viudas. Durante la fase de duelo, los viudos y viudas asisten mucho más a la consulta médica por distintas razones de lo que lo hacían antes de la muerte de sus cónyuges. Los ancianos, sobre todo, tienden a reaccionar con manifestaciones somáticas.

El papel del médico en el duelo. El médico desempeña un importante papel al tratar con los viudos, parientes o amigos del fallecido. En primer lugar, el médico debe preparar a la familia ante la eventualidad de que se produzca la muerte. Cuando la muerte se ha producido, el médico debe animar a la familia a ventilar sus sentimientos. Si se inhibe esta expresión emocional, con toda probabilidad estos sentimientos se manifestarán intensamente más tarde. La resolución del duelo es mucho más favorable cuando la persona que lo vive puede interaccionar con otros que comparten o comprenden sus sentimientos de pérdida.

Las personas que viven un duelo normal, rara vez buscan ayuda psiquiátrica, porque consideran que sus reacciones y su conducta son apropiadas. De la misma manera, el médico asistente no debe recomendar de modo rutinario a la persona que vive un duelo que vaya a la consulta psiquiátrica, salvo si observa reacciones marcadamente divergentes de la pérdida. Por ejemplo, en condiciones normales la persona que sufre un duelo no hará tentativas de suicidio. En el caso de que el intento de suicidio se produjera, será necesaria la atención psiquiátrica.

Cuando se solicita ayuda profesional, ésta suele limitarse a pedir al médico de cabecera que recete somníferos. Un sedante suave que ayude a inducir el sueño puede ser indicado en algunas situaciones, pero rara vez está indicado el uso de medicación antidepresiva o de ansiolíticos en un proceso de duelo normal. Es preciso que la persona viva su duelo, por doloroso que sea, para que consiga superarlo. El narcotizar al paciente por medio de fármacos puede interferir un proceso natural que conduce a la superación positiva del duelo.

El control del duelo y la terapia

Como las reacciones del duelo pueden llegar a desencadenar trastornos depresivos o duelos patológicos, en ocasiones resulta útil llevar a cabo sesiones específicas para aconsejar a las personas que viven un duelo. La terapia del duelo es una técnica crecientemente valorada. En sesiones regularmente programadas, se anima a la persona que vive el duelo, a expresar sus sentimientos de pérdida y los que siente hacia la persona desaparecida. Muchas de estas personas tienen dificultades para reconocer y verbalizar su enfado hacia el desaparecido, y necesitan que se les asegure que estos sentimientos son normales.

Normalmente, durante una terapia de duelo se establecen lazos especiales con el terapeuta; este sentimiento proporciona a la persona en duelo un apoyo temporal, hasta que sea capaz de desarrollar un sentido de confianza en el futuro. El terapeuta anima al paciente a aceptar gradualmente responsabilidades nuevas y a desarrollar un sentimiento de autonomía. Para poder realizar una terapia de duelo, el terapeuta debe sentirse cómodo a la hora de tratar los temas relacionados con la muerte y el hecho de morirse, y debe ser capaz de manejar las intensas reacciones emocionales que puede sufrir el paciente, tales como tristeza, enfado, culpabilidad y autodenigración. Además, la terapia del duelo exige un papel activo del terapeuta, que debe participar en el proceso de toma de decisiones del paciente, especialmente en aquellas que le conduzcan hacia su independencia.

Las terapias de duelo no han de ser necesariamente individuales; también resulta efectiva el consejo en grupo. Los grupos de autoayuda pueden ser útiles en ciertas circunstancias. Alrededor del 30% de los viudos y viudas manifiestan que se aislaron de sus amigos, abandonaron su vida social y, por ello, experimentaron fuertes sentimientos de aislamiento y soledad. Los grupos de autoayuda proporcionan compañía, contactos sociales y apoyo emocional; a veces permiten a sus miembros que se reincorporen a la sociedad de un modo positivo.

La atención del duelo y la terapia son especialmente eficaces con viudos y viudas. La necesidad de este tipo de terapia probablemente tiene su origen en la contracción actual de la unidad familiar. Antiguamente, otros miembros de la familia extensa eran quienes proporcionaban el apoyo emocional necesario y lo guiaba durante la fase del duelo.

Tabaquismo


TEarriba
El Cigarrillo
Desde 1988, luego de la publicación de un informe sobre los efectos del tabaco sobre la salud: "adicción a la nicotina", quedó instaurada la nicotina como una sustancia adictiva, al igual que la cocaína o la heroína.
Como agente administrado voluntariamente, altera el ánimo y la conducta, además de tener el potencial adictivo comparable al del alcohol, la cocaína o la morfina.
A pesar que más de 38 millones de personas en los Estados Unidos hayan dejado de fumar, alrededor de 50 millones continúan haciéndolo, demostrando los efectos adictivos de la nicotina.
Que el tabaco es perjudicial para la salud es una afirmación que se encuentra inclusive inmortalizada en los mismos paquetes de los cigarrillos.
Igualmente, un elevado porcentaje de los fumadores no cree que esté poniendo en riesgo su salud al fumar, o que por dejar de fumar van a decrecer los posibles riegos.
Habitualmente se comienza a fumar durante la juventud, y un 95% de los que continúan fumando después de los 20 años, llega a ser un fumador diario. Muchas personas que fuman han logrado conseguir dejar de hacerlo al tercer o cuarto intento, siendo sólo un 25% el que lo logra al primer intento.
El número de fumadores ha disminuido y se cree que 1,3 millones de personas en los Estados Unidos deja de fumar cada año.
Efectos en el organismo
La nicotina tiene efectos estimulantes como inhibitorios en el organismo. La estimulación del sistema nervioso central puede causar temblores en el consumidores inexperimentado y hasta convulsiones con altas dosis.
A la estimulación le sigue una fase inhibitoria de los músculos respiratorios.
Frente a situaciones estresantes, la nicotina produce excitación tanto como relajación. A su vez, incrementa el ritmo cardíaco y la presión sanguínea.

Además el tabaco puede provocar un aumento de sudoración, náuseas y diarrea, debido a los efectos que produce en el sistema nervioso o central.
Hormonalmente ocasiona una elevación del azúcar en sangre y de producción de insulina. Pese a estos indeseables efectos en el organismo, la nicotina produce otros efectos que podrían ser entendidos como "positivos", ya que estimula la memoria, la atención, la rapidez mental, el tiempo de reacción, la vigilancia y la ejecución de tareas.
Tiende a aliviar el aburrimiento, alejar los sentimientos depresivos y a reducir el estrés, tanto como los impulsos agresivos en respuesta a situaciones estresantes. A su vez, propende a suprimir el apetito (especialmente el de carbohidratos), pero inhibe la eficiencia del metabolismo de la digestión.
Riesgos para la salud
La exposición crónica a la nicotina puede causar severas dificultades a la salud, pero el problema principal que acarrea el fumar tabaco es la muerte.
En los Estados Unidos se relaciona al tabaco con 400.000 muertes prematuras por año, siendo esta cifra un 25% del total de muertes en general.
Las causas son la bronquitis crónica y la enfisema, cáncer broncogénico, infartos de miocardio, enfermedades cerebrovasculares, enfermedades pulmonares obstructivas y cáncer de pulmón. Además puede provocar úlceras, problemas relacionados a la reproducción, hipertensión y una disminución de la capacidad de curación.
A dosis bajas, provoca náuseas, vómitos, salivación excesiva, palidez, dolor abdominal, diarrea, mareos, dolor de cabeza, aumento de la presión sanguínea, taquicardia, sudor frío y temblores.
Otro riesgo que presenta es la adicción (dependencia y abstinencia) a la nicotina, y el decreciente sentido del olfato y el gusto.
Las personas que no fuman, pero están expuestas regularmente, presentan posibilidades de sufrir riesgos de cáncer pulmonar por sobreexposición al humo. También pueden experimentar acusadas, repentinas o severas reacciones en los ojos, nariz, garganta y en el tracto respiratorio inferior.
Igualmente el tabaco es responsable de molestias como el mal aliento, dientes amarillos y tos constante. Es más, en una investigación comparativa con gemelos que uno fuma y el otro no, se concluyó que esta tos permanente es una de las causas de lesiones en la columna vertebral debido al aumento de la presión intra abdominal sobre los discos intervertebrales provocada al toser.
En los niños provoca una mayor frecuencia de infecciones respiratorias tales como bronquitis, neumonía, produce asma y problemas en la maduración de los pulmones.

Trastornos relacionados con nicotina
Por el consumo de cualquier modalidad de tabaco y con la toma de medicamentos como parches y chicles de nicotina se puede presentar la dependencia y la abstinencia de nicotina.
La dependencia de la nicotina es un trastorno por el consumo de la misma, mientras que la abstinencia de la nicotina es un trastorno inducido por la misma.
El desarrollo de la dependencia de la nicotina es rápido, y es potenciado por factores sociales que impulsan a fumar en determinadas situaciones y por las poderosas campañas publicitarias de las empresas tabaqueras. Muchos sujetos que consumen tabaco lo hacen para disminuir los síntomas de abstinencia cuando se despiertan a la mañana o luego de haber estado en sitios donde se prohibe fumar.
Si padres o hermanos fuman, la persona es más propensa a empezar a fumar, por el modelo que estas figuras ejercen. Muchas personas han intentado dejar de fumar, siendo estos intentos infructuosos.
Debido a que por estar legalizado el consumo de tabaco, se dispone de ellos con facilidad. Algunos sujetos evitan situaciones en las que saben que se les prohibirá fumar.
A pesar de ser conscientes de los problemas médicos que acarrea el fumar, consumen continuamente.
La interrupción del consumo de tabaco provoca síntomas de abstinencia bien definidos. Los síntomas de abstinencia pueden aparecer tras unas dos horas luego del último cigarrillo, agudizándose con un pico entre las 24 y 48 horas siguientes.
El deseo imperioso de fumar, tensión, irritabilidad, dificultades de concentración, somnolencia, disminución del ritmo cardíaco o de la presión sanguínea, aumento del apetito y de peso, torpeza motora y aumento de la tensión muscular.
La mayor rapidez de los efectos de la nicotina conduce a los fumadores a un patrón de hábito intenso más difícil de abandonar por la frecuencia y rapidez del refuerzo y por la mayor dependencia física de la nicotina.
Dejar de fumar y sus beneficios
Debido a los grandes riesgos que trae aparejado el consumo de tabaco, el dejar de fumar no es sólo beneficioso para la propia salud, sino para la de las personas que nos rodean.
Incluso a los pocos minutos de haber dejado de fumar, la presión sanguínea y el ritmo cardíaco bajan a su ritmo normal.
Decrecen los riesgos de enfermedades graves como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer de pulmón, de páncreas, de hígado, de riñón, úlcera grastroduodenal, y ataques al corazón.
Para dejar de fumar existe toda una variedad de métodos de los cuáles se puede elegir el que se cree de mayor conveniencia personal.
Los familiares, amigos, compañeros de trabajo pueden apoyar o alentar a una persona para dejar de fumar, pero la decisión debe provenir de la persona en cuestión, debido a que el propio deseo suele ser una de las mejores motivaciones que acompañan al compromiso para llevarlo a cabo.
Como cualquier otra conducta adictiva, el dejar de fumar, y el mantenerse sin fumar es particularmente difícil. Sólo un 10% de personas logran dejar de fumar por su propia cuenta, en contraposición con un 60% que alcanzan la abstinencia mediante programas o métodos sensibles.
Se observa que estos programas utilizan una combinación de varias estrategias e de la terapia cognitiva-conductual como ser el reconocimiento del comportamiento, enfocar la atención de las personas a la realización de sus tareas cotidianas sin fumar, modificación del comportamiento adictivo, reconocimiento de recaídas potenciales y afrontamiento de las mismas, y manejo la irritabilidad, tensión y aumento de peso producidos por la abstinencia del tabaco. Junto a estos métodos y estrategias se suele utilizar temporariamente medicamentos sustitutos de la nicotina como son parches y chicles de nicotina.
Además se sugiere la psicoeducación (informar al fumador de los efectos adversos de la abstinencia y los riesgos de continuar fumando) y grupos de apoyos a los cuáles se recomiendo ir de una a dos horas por semana.
Una vez tomada la decisión de dejar de fumar es muy importante conseguir un método adecuado y personas que sirvan de apoyo para aumentar las posibilidades de tener éxito en tal empresa. De no lograrlo la primera vez, simplemente tome la experiencia como un aprendizaje, no como una fracaso. Es muy común que se necesite hasta seis intentos o más antes de poder realmente dejar de fumar. Se cree que un 70% de las personas que han logrado abstenerse de fumar lo han intentado una o dos veces antes de conseguirlo, un 20% ha hecho de 2 a 5 intentos y un 9% no lo ha alcanzado antes de más de seis truncados intentos.
Por esta razón, si se propone dejar de fumar y sufre una recaída, únicamente reflexione sobre la razón por la cual no resultó, desarrolle nuevas estrategias y propóngaselo una vez más. Generalmente, para romper con un hábito se necesita de varios intentos.
Suele suceder que una persona que desea dejar de fumar y lo logra incite a los individuos que lo rodean a intentar dejar de fumar y a no temer a los efectos propios de la abstinencia.
La nicotina y ciertos trastornos mentales
Se ha asociado el fumar con una historia o un potencial para ciertos trastornos mentales como la depresión mayor, alcoholismo, trastorno de ansiedad y la esquizofrenia.
Con respecto a la depresión mayor, se observó que a las personas que padecen este trastorno les cuesta más cesar con el consumo de tabaco, que las personas sin depresión.
En relación con los trastornos de ansiedad se cree que existe una asociación entre la dependencia de la nicotina y este trastorno, especialmente con respecto al trastorno de ansiedad generalizada. No existen estudios clínicos sobre la abstinencia de tabaco y los trastorno de ansiedad, posiblemente debido a que como un efecto del tabaco es la relajación y la disminución de la ansiedad, y como estos trastornos suelen ser crónicos, estas personas tienden a dejar de fumar en menor medida.
Existen varios estudios que prueban entre individuos alcohólicos de un 80 a un 90% fuman, pero no parecerían ser proclives a no poder dejar de fumar. Si se examinó que sujetos adictos al alcohol y a la heroína, además de la nicotina, refieren a ésta última como la más difícil de abstenerse (Kozlowski, Skinner, Kent & Pope, 1989).
Referente a la esquizofrenia se ha reportado que los pacientes esquizofrénicos necesitan niveles mayores de neurolépticos, que los síntomas negativos se exacerban durante la abstinencia de nicotina, y que la nicotina puede llegar a regularizar algunos déficits perceptuales entre los esquizofrénicos.
Todos estos datos hablan de la necesidad de que los profesionales tomen en cuenta la dependencia de la nicotina como un trastorno per se y tomar conciencia sobre que se necesita combinar las terapias para estos trastornos (depresión mayor, esquizofrenia, alcoholismo y trastorno de ansiedad generalizada) con programas adecuados para lograr la abstinencia de la nicotina, con el fin de no perjudicar cualquier avance en recuperación de la salud mental.

Sensación y Percepción

Sensación y percepción
Indice1. Definición y diferencias entre sensación y percepción2. Los órganos de los sentidos3. La Sensación4. La Percepción5. Percepción ¿aprendida o heredada?6. Percepción Extrasensorial7. Referencia Bibliográfica
1. Definición y diferencias entre sensación y percepción
SensaciónLa sensación se refiere a experiencias inmediatas básicas, generadas por estímulos aislados simples (Matlin y Foley 1996). La sensación también se define en términos de la respuesta de los órganos de los sentidos frente a un estímulo (Feldman, 1999).
PercepciónLa percepciónincluye la interpretación de esas sensaciones, dándoles significado y organización (Matlin y Foley 1996). La organización, interpretación, análisis e integración de los estímulos, implica la actividad no sólo de nuestros órganos sensoriales, sino también de nuestro cerebro (Feldman, 1999).
Diferencias Entre Los ConceptosCuando un músico ejecuta una nota en el piano, sus características de volumen y tono son sensaciones. Si se escuchan las primeras cuatro notas y se reconoce que forman parte de una tonada en particular, se ha experimentado un proceso perceptivo. Las diferencias entre las categorías de sensación y percepción, no parecen muy claras, máxime si se considera que en ciertos casos un hecho ocurre a la par de otro —como se verá más adelante en esta guía—. Se acepta generalmente que la sensación precede a la percepción y que esta es una diferencia funcional sencilla; en el procesosensible se percibe un estímulo, como puede ser la alarma de una puerta, luego se analiza y compara –percepción– la información suministrada por ese estímulo y se resuelve si es necesario asumir una actitud alerta frente algún peligro o si simplemente es cuestión de apagar el dispositivo que accidentalmente accionó la alarma. Todo esto, aunque en esencia parece trivial, constituye el resultado de la acumulación de grandes volúmenes de informaciónque se interrelaciona para llegar a una conclusión. Percepción y cognición. Este ejemplo nos remite a considerar el otro límite aún más impreciso que existe entre la percepción y la cognición. Ésta última involucra la adquisición, el almacenamiento, la recuperación y el uso del conocimiento. En el ejemplo del músico, luego de la sensación del sonido, se percibe que se trata de notas musicales –sonidos diferenciados y articulados–, pero si esas notas nos llevan inmediatamente a tararear el "Oh libertad", sabremos que se trata del himno de Antioquia y que debemos ponernos de pie para entonarlo; ahí se produce un proceso cognitivo puesto que se "rescató" una secuencia de recuerdos –himno, símbolo, respeto, ponerse de pie, entonar, etc.– que entrelazados a través de un esquema, influyeron en el despliegue de una conducta.

2. Los órganos de los sentidos
Conceptos, Anatomía Y FisiologíaA continuación se presenta un esbozo general de los órganos de los sentidos, sus partes y funciones. Considerando que en el curso de Neurofisiología se estudiaron con profundidad las principales tareas de transducción e intercomunicación nerviosa, sólo se hará una corta mención de los aspectos más esenciales de cada sentido, a fin de contextualizar los demás temas subsiguientes en esta guía.
La VisiónSensación consciente producida por la luz, que permite apreciar los objetos y sus cualidades. Se distinguen dos tipos de visión, de acuerdo a las condiciones de luminosidad: escotópica, la que se percibe cuando el ojo está acostumbrado a la oscuridad; fotópica, la que se percibe cuando el ojo está acostumbrado a la luz.Estructura y Función del Ojo. La función del sistema visual es transformar la energía electromagnética del estímulo visual en impulsos nerviosos, proceso que se conoce como transducción –término y proceso extensible a los demás sentidos–. La forma redonda del globo ocular se mantiene por la presiónde líquidos internos sobre la membrana externa blanca, denominada esclerótica. En la parte anterior del globo ocular se encuentra la córnea, membrana transparente que se une con la esclerótica y protuye ligeramente. La luz que proviene del exterior debe enfocare en la superficie posterior del globo ocular, y la córnea inicia este proceso. Las células de la córnea reciben sus nutrientes y el oxígeno del humor acuoso. Este líquido llena la cámara anterior, que se encuentra inmediatamente detrás de la córnea.La entrada de luz al ojo es regulada por un anillo de músculos pigmentados llamado iris. La pupila es una abertura en el centro del iris por la que pasa la información luminosa. El iris tiene dos clases de músculos, unos que lo contraen –cierran– y otros que lo dilatan –abren–. Cuando la luz es brillante, el iris se cierra y viceversa. En los humanos, la pupila es redonda, aunque en algunos otros animales puede ser como una línea vertical en la mayoría de casos.El cristalino es un cuerpo esférico, transparente, localizado exactamente detrás de la pupila. Es ligeramente amarillento y se compone de una capa externa que contiene fibras organizadas como las capas de una cebolla. Luego de que la cornea desvía los rayos luminosos conforme entran al ojo, el cristalino completa esta tarea de enfocar las ondas luminosas sobre los fotorreceptores localizados en la parte posterior del ojo. Dado que el cristalino puede cambiar de forma, enfoca los rayos luminosos tanto de objetos cercanos como alejados por un proceso llamado acomodación. El músculo ciliar rodea al cristalino y se fija a éste gracias a ligamentos delgados denominados zónulas de Zinn. Cuando se observa un objeto alejado (+6 m.), el músculo ciliar se relaja, lo que ocasiona que el músculo se expanda y jale las zónulas. En este estado el cristalino está estirado a su forma más plana, así que su refracción de la luz que entra al globo ocular se desviará menos. Cuando se observa un objeto cercano, el músculo ciliar se contrae, lo cual permite que el cristalino regrese a su forma natural.Entre el cristalino y la retina se encuentra un compartimento llamado cámara posterior. La retina es la capa de receptores para la luz, o fotorreceptores, y de células nerviosas, que se localiza en la parte posterior del ojo. Los fotorreceptores –llamados conos y bastones– absorben rayos luminosos y los transforman en información que puede ser transmitida por las neuronas. La fóvea es la porción más delgada de la retina que produce la visión más clara. En el disco óptico, el nervio óptico abandona el ojo. El nervio óptico representa el haz de neuronas que lleva la información que se origina en la retina. El disco óptico carece de fotorreceptores y en consecuencia crea un punto ciego que se puede detectar a través de un sencillo experimento.
La AudiciónEl oído consta de tres regiones anatómicas: oído externo, oído medio y oído interno. La parte más visible del oído externo es el pabellón auricular; son importantes debido a que incrementan ligeramente la amplitud del sonidoe intervienen en cierta medida con la detección de la posición de la fuente sonora. Le sigue el conducto auditivo externo, que se dirige hacia adentro a partir del pabellón auricular y funciona como una caja de resonancia, amplificando sonidos muy débiles. El sonido llega al tímpano, o membrana timpánica, una membrana que vibra en respuesta a las ondas sonoras.El oído medio es el área que se encuentra después del tímpano. Consta de tres huesecillos u oscículos, que son los más pequeños del cuerpo humano: martillo, yunque y estribo. Estos huesillos aumentan la eficiencia con la cual el sonido es transmitido al oído interno:La fuerza de las partículas en el aire que golpean la membrana timpánica, es transmitida a una región mucho más pequeña, donde el estribo llega a la ventana oval de la cóclea.Los tres huesecillos funcionan como una palanca, lo que ofrece una pequeña pero importante ventaja mecánica.El tímpano tiene una forma parecida a un cono, la cual hace que responda más eficazmente.Cada oído medio contiene una trompa de Eustaquio, que conecta al oído con la garganta. Las trompas de Eustaquio ayudan a igualar la presión del aire en el sistema auditivo. El oído interno no existe como estructura individual, es sólo el área donde no hay hueso. La cóclea –ó caracol–, llena de líquido, contiene receptores para los estímulos auditivos. El estribo está adosado directamente a la ventana oval, membrana que cubre una abertura de la cóclea. Cuando el estribo vibra, la ventana oval también lo hace, y produce cambios de presión en el líquido que se encuentra dentro de la cóclea. El conducto coclear es el más pequeño de los tres canales de la cóclea, alberga a los receptores auditivos y contiene un líquido llamado endolinfa. Cuando el estribo hace que la ventana oval vibre, la vibración es transmitida a la membrana basilar, sobre la cual descansan los receptores auditivos. Esta vibración, a su vez, estimula los receptores auditivos.
El OlfatoEn la anatomíade la nariz se observa en primer lugar la cavidad nasal, un espacio vacío que se encuentra por detrás de cada narina. El aire, que contiene los olores, llega a la cavidad nasal a través de dos vías: proveniente de la inhalación o de la garganta –cuando masticamos, bebemos o respiramos por la boca–. En la parte superior de la cavidad nasal se encuentra el epitelio olfatorio, en cuya superficie se encuentran los receptores que captan el olores. En el olfato y el gusto, a diferencia de los otros órganos de los sentidos, los receptores están en contacto directo con el estímulo. Las células receptoras del olfato son sustituibles (lo que no ocurre en los demás) y cada una funciona cerca de ocho semanas y luego se le reemplaza. El estímulo potencial para el sistema olfativo tiene que ser una sustancia volátil –aunque esta no es una condición indispensable– o fácilmente vaporizable. Por tanto, los sólidos y los líquidos deben pasar a un estado gaseoso. Las sustancias potencialmente olorosas tienen que ser potencialmente solubles en el agua y en la grasa (lípidos), a fin de penetrar en la película acuosa y en la capa lipoide que cubre a los receptores olfatorios.Los olores y el comportamiento humano. Los investigadores están especialmente interesados en unas sustancias llamadas feromonas, las cuales actúan como señales químicas en la comunicacióncon otros miembros de la misma especie; son excretadas por la orina y diversas glándulas sudoríparas. Aún no está claro si las feromonas existen en los humanos; se sabe que la sensibilidad a los olores en los hombres es inferior a la de las mujeres y que las feromonas pueden estar relacionadas con los ciclos menstruales de éstas. Los efectos de diversas esencias sobre el comportamiento humano pueden no ser tan directos como los encontrados en animales inferiores, pero algunas investigacionesrecientes sugieren que las esencias pueden tener cierto impacto sobre la percepción de la gente en situaciones sociales (Baron, 1988).
El GustoEl gusto se refiere sólo a las percepciones que resultan del contacto de sustancias con los receptores especiales en la boca. En psicología, el gusto se refiere a una porción muy, limitada de las percepciones involucradas en el uso cotidiano de la palabra gusto.El receptor primario para los estímulos del gusto recibe el nombre de corpúsculo gustativo. Se localizan por toda la boca –mejillas, paladar y garganta–, principalmente en la lengua. Los corpúsculos gustativos se localizan en forma de pequeñas protuberancias sobre la lengua y son consideradas como papilas. Las puntas de los receptores llegan hasta el orificio de apertura y pueden tocar cualquier molécula de gusto que se encuentre en la saliva que fluye dentro de la fosa. Las puntas de los receptores del gusto son microvellosidades, y la apertura del corpúsculo gustativo es el poro gustativo. El promedio de vida de las células de los corpúsculos gustativos es de sólo unos diez días.Las investigaciones no han sido contundentes al identificar las diferencias y características quimiosensitivas de las células receptoras porque se ha descubierto que algunas papilas responden a dos, tres e incluso cuatro sabores, sin que pueda argumentarse que existe una especialización marcada.
El TactoEs el equipo sensorial más grande que tiene el ser humano. Los sentidos de la piel informan si un objeto sofocante cubre la cara, protegen del daño cuando se siente dolor; además, defienden de temperaturas extremadamente elevadas o bajas. Otros sentidos relacionados como son el cinestésico y el vestibular, indican si se está de pie erguido o inclinado, en dónde se encuentran las partes del cuerpo y en qué relación.El tipo de piel delgada, es la que cubre gran parte del cuerpo y contiene pelos, notables o invisibles. Otra clase, llamada piel gruesa, se encuentra en las plantas de los pies, las palmas de las manos, y en las superficies lisas de los dedos; carece de folículos pilosos. La piel gruesa es parecida a la delgada, salvo que su superficie es más gruesa y tiene una mezcla de receptores, complejidad que probablemente se relaciona con la destinación exploratoria de las partes donde está presente.La piel se divide en tres partes: la epidermis, o capa externa, que tiene muchas capas de células de la piel que se descaman y mueren; la dermis, que es la capa que reemplaza con células nuevas a las que se descaman. Estas células nuevas se mueven hacia la superficie y toman el lugar de las células epidérmicas conforme estas se eliminan. Bajo la dermis se encuentra el tejido subcutáneo, que contiene tejido conectivo y grasa. La piel también contiene una gran cantidad de venas, arterias, glándulas sudoríparas, folículos pilosos y receptores. Nuestro sentido del tacto surge de la estimulación de diferentes tipos de receptores: Meissner –responsable del tacto como tal, caricias y toques suaves–; Paccini –sensación de presión–; Krausse –sensación de frío–; Ruffini –sensación de calor–; Terminales libres –información de dolor–.
3. La Sensación
TransducciónLa transducción se entiende como cualquier operación que transforma magnitudes de determinado tipo en otras distintas, proporcionales a las anteriores. En el caso de los sistemassensoriales, la transducción se lleva a cabo a través de una serie de pasos mecánicos, como en el caso del oído, del tacto y de los sistemas musculares y cinestésicos. Por otra parte, en la visión, intervienen procesos fotoquímicos entre el contacto del receptor con el estímulo y la generación de los impulsos.
En la visión, el proceso completo de transducción va desde la absorción de la energía lumínica por las sustancias fotoquímicas contenidas en los receptores, hasta la emisión de los impulsos eléctricos. Los procesos de transducción en los receptores sensibles a la energía mecánica que están situados en la piel, en las coyunturas, en los músculos y en los oídos, implican la conversión de la distorsión o del movimiento de los receptores, en energía eléctrica. Las ondas sonoras turban el fluido endolinfático del oído interno. La onda al atravesar la endolinfa hace que las células pilosas se inclinen o vibren y de ese modo provoquen cargas eléctricas en las fibras que van de la célula al nervio auditivo.
El caso de la lengua y el olfato es aún más complejo y aún persisten algunas lagunas sobre la secuencia de su funcionamiento. En el caso del sentido del olfato, recientemente se ha sugerido que el tamaño, forma y carga eléctrica de las moléculas gaseosas que se introducen en la cavidad nasal son de importancia fundamental en la transducción de la energía. En la página siguiente se presenta un cuadro resumen de los principales receptores y el tipo de información que transducen.
Cuadro 3.1: Tipos de receptores de acuerdo a la clase de estímulo que transducen.
Tipo de receptor
Estímulos efectivos
Ejemplos
Mecanorreceptores
Tacto, presión,
gravedad, ondas, movimiento y posición del cuerpo, detección de la contracción muscular, alargamiento del tendón, detección de mvto. de ligamentos, ondas de presión –sonido–, aceleración angular.
Receptores táctiles, propiorreceptores, huso muscular, órganos de Golgi de los tendones, receptores articulares, laberinto del oído, canales semicirculares, caracol.
Quimiorreceptores
Compuestos químicos específicos.
Papilas gustativas, epitelio olfatorio.
Termorreceptores
Calor.
Terminales nerviosas y receptores de la piel (corpúsculos de Ruffini y Krausse)
Fotorreceptores
Retina (conos y bastones)
Energía lumínica.
Umbrales sensorialesUmbrales absolutos. Son los valores de magnitud mínima del estímulo, que son necesarios para su detección. Si la magnitud del estímulo es demasiado débil, no produce una respuesta de detección, se dice que la magnitud del estímulo es subumbral o sublimal; al contrario, los que superan el umbral, se denominan supraumbrales o supraliminales.
Cuadro 3.2.1 Valores aproximados de umbral de detección
Modalidad sensorial
Umbral de detección
Luz
La flama de una vela vista a 48 kilómetros (30 millas) en una noche oscura y sin nubes.
Sonido
El tictac de un reloj de pulso en condiciones de silencio a siete metros (20 pies).
Gusto
5 ml. de azúcar en 7.6 litros de agua.
Olfato
Una gota de perfume difundida en todo el volumen de un apartamento de tres habitaciones.
Tacto
El ala de una abeja que cae sobre su mejilla desde una distancia de un centímetro.
Umbrales Diferenciales. El umbral diferencial o limen de diferencia, es la medida de la diferencia mínima entre dos estímulos que es posible detectar. A igual que en el umbral absoluto, el umbral diferencial es un concepto estadístico de validez cuestionable en cierto grado. La medida psicológica relacionada con el umbral de diferencial, es la medida de la estimulación de que la magnitud de dos estímulos es perceptualmente igual: se le llama punto de igualdad subjetiva (PIS).Percepción subliminal. Se trata de la percepción de mensajes de los cuales no se es consciente. Muchos estudios demuestran que si se nos expone a estímulos o mensajes de tan corta duración que no los podemos captar conscientemente, estos pueden afectar nuestros pensamientos o emociones. Por ejemplo, dibujos o fotografías de escenas desagradables expuestas a altas velocidades provocan sensación de ansiedad. Los ejemplos de estímulos subliminales que se emplean en publicidad son numerosos. Los anuncios que utilizan en mayor medida estos estímulos son los de bebidas alcohólicas y tabaco. Los estímulos más usuales consisten en palabras o dibujos que aluden a asuntos sexuales o de muerte normalmente escondidos en el anuncio. Los mensajes subliminales de contenido sexual acostumbran a incluir, con frecuencia, órganos sexuales y circunstancias prohibidas como la infidelidad y la promiscuidad. Los estímulos relacionados con la muerte suelen ser máscaras, espectros, fantasmas, cabezas degolladas y miembros amputados. La explicación que los psicoanalistas suelen dar ante la utilización de estos estímulos es que el alcohólico o el fumador bebe o fuma, como efecto de frustraciones o fracasos no superados, buscando acelerar su autodestrucción.
Existen hasta ahora, infinidad de aplicaciones de los mensajes subliminales, más allá de la publicidad. El cine los ha utilizado –en películas como "El Exorcista" se comprobó que se usaban para desencadenar agudas respuestas emocionales en los espectadores–, la publicidad política, la evitación de robos en supermercados –a través de música ambiental con mensajes de "no robes", "si robas irás a la cárcel", etc.–, para atrapar criminales a través de mensajes subliminales en prensa y radio –alertando a los ciudadanos–, y una de las aplicaciones más abiertas y comercializadas es a través de los mensajes subliminales terapéuticos, con invitaciones positivas de autoayuda y superación.
Adaptación SensorialEs una acomodación en la capacidad sensorial subsecuente a una exposición prolongada a un estímulo o serie de estímulos. Los términos adaptación perceptiva sensorial y pos–efecto perceptivo se refieren a procedimientos diferentes para poner de manifiesto el proceso. Se dice que hay adaptación, cuando los juicios sobre un estímulo particular cambian en el tiempo; el pos–efecto se refiere a los cambios que sufre el juicio sobre un estímulo, como efecto del contacto del observador con un estímulo inmediatamente antes del juicio.
Atención SelectivaLa atención se entiende como la concentración de la actividad mental. En el ámbito de la percepción, la atención se enfatiza en el enfoque de integración de las características, desarrollado por Anne Treisman y sus colaboradores (1986).La primera etapa de este modelo, del procesamiento previo a la atención, incluye el registro automático de las características, utilizando un procesamiento paralelo –aquel que permite que todos los objetivos sean procesados simultáneamente– por campo visual. La segunda etapa, la atención enfocada, incluye la identificación de objetos por medio del procesamiento seriado –procesamiento de los objetivos, uno por uno–.La teoría de integración de características sugiere que cuando la atención está sobrecargada o distraída, las características pueden combinarse de manera no apropiada en la percepción; a una combinación inapropiada se le denomina conjunción ilusoria. Cuando las circunstancias nos impiden mirar un objeto con atención, mezclamos las características haciendo un intento por percibir el objeto.

4. La Percepción
Principios gestálticos de organizaciónOrganización perceptual. La teoría de la Gestaltpostula que percibimos los objetos como "todos" bien organizados, más que como partes separadas y asiladas. No vemos pequeños fragmentos desarreglados al abrir nuestros ojos para ver el mundo. Vemos grandes regiones con formas y patrones bien definidos. El "todo" que vemos es algo más estructurado y coherente que un grupo de fragmentos aislados; la forma es más que la simple unión de los fragmentos –se asume como el principio de la sinergia en la Teoría General de los Sistemas, que postula que el "todo" es mayor que la suma de sus partes y que las partes individualmente no explican la conducta del "todo" o sistema–.Los tres psicólogos que más se asocian con la teoría de la Gestalt son: Max Wertheimer (1923), Kurt Koffka (1935) y Wolfang Köhler (1947). Éstos investigaron tres áreas: las leyes de agrupación, la "bondad" de las figuras –Ley de Prägnanz– y las relaciones entre figura y fondo. No obstante ciertas limitaciones en la teoría, sus planteamientos siguen teniendo vigencia en la explicación de la percepción de las formas.Relación figura–fondo. Las partes de un diseño se organizan con respecto a una figura y sobre un fondo. Cuando dos áreas comparten un límite común, la figura es la forma distintiva con bordes claramente definidos. El fondo es lo que sobra, lo que está por detrás..Edgar Rubin (1915 – 1958), psicólogo danés, fue uno de los primeros en intentar poner en claro lo que constituye la figura, en oposición al fondo. Llegó a cuatro conclusiones acerca de la figura y el fondo:El fondo parece continuar detrás de la figura.La figura parece que está más cercana a nosotros, con la localización clara en el espacio. Por el contrario, el fondo se encuentra más alejado y no tiene una localización bien definida, simplemente está en algún sitio en la parte posterior. La figura es dominante y nos impresiona más que el fondo; se recuerda mejor y se asocia con una mayor número de formas. Según Rubin, la figura parece dominar el estado de conciencia. Por otro laso, el fondo parece formar parte del espacio general.
Leyes de Agrupación. Dentro de la perspectiva gestáltica, estas leyes constituyen un intento por identificar las claves más relevantes de la visión de objetos en conjuntos:Ley de la similitud: determina que los objetos similares tienden a ser percibidos como una unidad.Ley de la proximidad: establece que los objetos contiguos tienden a ser vistos como una unidad.Ley de las regiones comunes o del destino común: cuando los objetos se mueven en la misma dirección, los vemos como una unidad.Ley de la buena continuación: postula que los objetos que se encuentran arreglados en una línea recta o una curva tienden a ser vistos como una unidad.Ley del cierre: establece que cuando una figura tiene una hendidura, nos inclinamos a verla como una figura completa y cerrada.Ley de la simplicidad: cuando se observa un patrón, se percibe de la forma más básica y directa que nos es posible.
Constancias PerceptualesUna constancia perceptual ocurre cuando percibimos un estímulo distal como permanente en esencia, a pesar de los cambios en el estímulo proximal –retiniano–.Constancia de Tamaño. Esta constancia significa que un objeto parece siempre del mismo tamaño a pesar de los cambios en su tamaño retiniano. El tamaño proximal de un objeto puede encogerse y expandirse, mientras que su tamaño distal parece que sigue siendo el mismo. El tamaño de la imagen de un objeto sobre la retina puede sufrir cambios considerables con la variación de la distancia a que se halla el objeto del observador, pero los cambios en el tamaño pasan inadvertidos en condiciones de observación normal.Un factor importante respecto del tamaño percibido de un objeto, en condiciones de observación normal, es que éste no depende en exclusiva del tamaño de la imagen que proyecta sobre la retina. A lo largo de una significativa variedad de distancias, el tamaño percibido es un tanto independiente del tamaño retinal. El hecho de que el tamaño percibido no varíe con el tamaño retinal se debe a la operación de la constancia de tamaño.Constancia de Forma. Esta significa que un objeto parece conservar la misma forma a pesar de los cambios en su orientación. En realidad, la forma proximal de un objeto es la misma que la distal, sólo si el objeto está exactamente perpendicular a la línea de visión. En todos los demás casos, la forma proximal está distorsionada. La memoria de la forma de un objeto parece estar implicada en la constancia (Hochberg, 1971). Debido a que sabemos que por ejemplo un disco compacto es redondo, aun cuando se vea con cierta inclinación que podría estar produciendo una elipse sobre la retina. También se admite que la constancia de forma se puede deber a un fenómeno parecido al razonamiento en el que tanto la forma como la profundidad del objeto se combinan, y así, cuando un disco compacto está inclinado y lejos del observador, éste infiere que su forma verdadera no ha cambiado.
IlusionesIlusiones de Tamaño. Existen varias ilusiones que involucran longitud o distancias. Entre ellas se cuentan la de Müller–Lyer, en la que dos líneas horizontales tienen la misma longitud, pero en apariencia una se percibe más larga que la otra.Algunas variantes se han utilizado para probar el mismo efecto ¿Cuál línea es más larga?:Otras ilusiones de la longitud de la línea son el paralelogramo de Sander y la llamada ilusión horizontal–vertical, la ilusión de Ponzo y la ilusión del espacio ocupado y abierto.De acuerdo con la teoría de la constancia mal aplicada, los observadores interpretan ciertos indicios en la ilusión como claves para mantener la constancia de tamaño. Por ende, hacen juicios de longitud basándose en la constancia de tamaño, y en una línea que se ve más alejada será juzgada como más larga. Ésta teoría argumenta que la gente es sensible a los indicios de distancia en las ilusiones, porque ha tenido experiencias como las de líneas que convergen. Entonces, de acuerdo a este punto de vista, la experiencia es un factor crucial, y quienes tienen menos experiencia deberían ser menos engañados por la ilusión.
Ilusiones de Área y Forma. Anteriormente se han considerado las ilusiones que implican la distancia lineal o la distancia entre dos puntos, es decir, una única dimensión. Otro tipo de ilusiones implican el área o dos dimensiones y dependen en gran medida del contexto que las envuelve. Como en el caso de las ilusiones de distancia, la presencia de elementos inductores incide en una mala percepción.Algunos ejemplos de este tipo de ilusiones son la de la habitación de Ames, la ilusión del margen que se puede apreciar en la hoja en la que está escrito este texto; probablemente el lector pensará que la margen representa una pequeña parte del área de la página, pero en realidad constituye algo así como un tercio ésta. Otra ilusión de gran importancia es la de la Luna, que demuestra la necesidad de poseer información de distancia para percibir el tamaño de un objeto y las serias limitaciones que tiene el sistema perceptual para dimensionar la lejanía de un objeto celeste por la dificultad para relacionar esa información de distancia, que en realidad no existe en nuestro esquema perceptivo.
PatrónPrototipos y plantillas. Antes de comenzar a explicar el funcionamiento de los esquemas de prototipos y plantillas, vale la pena diferenciar estas dos categorías:
Prototipos: representaciones almacenadas en la memoria de diversos objetos o estímulos del entorno.
Plantilla: patrones específicos almacenados en la memoria para diversos estímulos visuales que encontramos.
En primera instancia, de acuerdo a la teoría de la igualación de plantillas, tenemos varias plantillas o patrones específicos, almacenados en la memoria. Por ejemplo, al observar una letra resolvemos si se asemeja a una de nuestras plantillas. Si ocurre, reconocemos la letra; si no, buscamos otra. La idea de que cada patrón encaja en un molde tiene algo de lógico, pero funcionalmente es inflexible y desventajosa porque necesitaríamos memorizar todas las variantes de la misma categoría de un estímulo, lo que haría el proceso más lento y por ende, más ineficiente.
En contraposición aparece la teoría de la igualación del prototipo, la cual propone que almacenamos patrones abstractos, en la memoria. Cuando vemos un objeto en particular, lo comparamos con un prototipo, o esquema ideal. Si se asemeja al prototipo, reconocemos el patrón. De no ocurrir, lo comparamos con otros prototipos hasta que encontremos uno con el que concuerde. Este es un punto de vista muy flexible porque el prototipo es un patrón general, inespecífico y en consecuencia, modificable. Esto podemos apreciarlo en el siguiente de ejemplo:
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El empleo de ejemplos previos de variantes de un mismo estímulo facilita la tarea de reconocimiento. De ahí que cuando pequeños se nos enseñe la forma más simple del estímulo y en la medida que avanzamos en nuestro proceso de aprendizaje, logramos distinguir las demás alternativas que se nos presenten, casi sin ser conscientes de ello.Aproximaciones a la percepción de formas y patrones. Se distinguen dos modos de procesamiento de la información: uno de arriba abajo–arriba, dirigido por la información; y de arriba–abajo, dirigido por conceptos. Los procesos de abajo–arriba dependen de la llegada de información de los receptores sensoriales; se reconocen las características de bajo nivel, simples, y la combinación de estas características permite reconocer formas completas, más complejas. En los procesos de arriba–abajo, gracias al conocimiento que tenemos del mundo, reconocemos formas complejas. El contexto, las expectativas, el conocimiento y la memoria orientan el proceso de conocimiento. El reconocimiento del todo permite identificar los elementos más simples que se encuentran presentes.
Percepción de la distanciaClaves monoculares. La mayoría de las fuentes de información de distancia son monoculares. Los factores monoculares requieren de un solo ojo para proporcionar la información de la distancia. Algunas de ellas –no requieren de movimientos del objeto ni del observador– son:Claves de altura: –o de elevación–, se refieren a la observación de que los objetos que se encuentran cerca del horizonte parece que están más alejados de nosotros que los objetos que están lejos. Por ejemplo, si se observa la siguiente figura, se notará que el cuerpo que aparece más cerca del horizonte es el que se percibe como más lejano.Claves de tamaño: se refieren a la influencia del tamaño de un objeto sobre el cálculo de la distancia. Si dos objetos similares se presentan juntos, el objeto que ocupa más espacio sobre la retina es juzgado como más cercano.Gradiente de textura: se refiere al hecho de que la textura de las superficies se hace más densa conforme aumenta la distancia, si los estamos viendo con cierta inclinación.Perspectiva atmosférica: –o aérea– designa la observación de que los objetos distantes suelen aparecer borrosos y azulados, a diferencia de los cercanos. Esto se debe a que el aire entre el observador y el objeto no es del todo claro. Empleamos la perspectiva atmosférica como una escalainformal para juzgar la distancia de lugares alejados, además, adquirimos la escalapropia de la región donde vivimos. La gente que vive en áreas húmedas y quienes viven en ciudades con atmósferas contaminadas, desarrollan una escala que no funciona en las zonas montañosas y despejadas, por ejemplo.Claves Binoculares. Dos factores binoculares contribuyen a la percepción de la profundidad de objetos cercanos: la convergencia y la desigualdad binocular. Convergencia: los ojos convergen o se juntan para ver objetos cercanos. La información de convergencia no es útil para juzgar objetos distantes; por ejemplo, el grado de convergencia no varía notoriamente si se observa un objeto a ocho kilómetros de distancia y luego se pasa a mirar uno que se encuentra a siete, por el contrario, el grado de convergencia se altera notoriamente si se mira un objeto a ocho kilómetros y luego se mira uno que está a quince centímetros. La convergencia puede, en ocasiones, servir como un indicio de profundidad, siempre que no haya otras claves más precisas para lograrlo.Disparidad binocular o retiniana: es el segundo factor de profundidad que utiliza información de ambos ojos. Los ojos tienen en promedio una separación de siete centímetros que garantiza que tendrán una visión levemente diferente de los objetos cercanos que se encuentran a distancias diferentes. Este es el fenómenos de la disparidad binocular. Su importancia radica en el hecho de que proporciona la información necesaria para juzgar la profundidad binocularmente –esteropsia–. De cualquier modo cabe hacer una salvedad en la disparidad binocular: si las imágenes son muy diferentes, no pueden fusionarse en una sola, lo que se conoce como rivalidad binocular, lo que conduce a que la imagen de un ojo se suprima parcialmente y la otra se perciba por completo.
5. Percepción ¿aprendida o heredada?
Diversas investigaciones han demostrado que algunos factores básicos de la percepción son biológicos y en la mayoría de los casos cumplen funciones adaptativas. Otros estudios han demostrado que la percepción es el resultado, en gran medida, de la ampliación y/o readaptación de las capacidades perceptivas innatas. No obstante, son más los estudios que han arrojado datos ambiguos y poco representativos.La percepción presenta una evidente flexibilidad, dado que puede ser modificada por nuestra experiencia. En este sentido juegan un papel muy importante los criterios de aprendizaje discriminativo –condicionamiento clásico y operante–. Por ejemplo, la sensación que tenemos de un perfume es la misma, siempre y cuando, nuestro olfato opere uniformemente, es decir, que no sufra alteraciones funcionales de alguna consideración. Pero si ese perfume se asocia a situaciones o impresiones particulares, con una importante carga emocional o cognitiva, es probable que adquiera otro significado en términos de la percepción que se tenga del mismo.
En conclusión, y a esta altura de la discusión, lo único que se puede decir es que tanto la herencia como el ambiente–aprendizaje, juegan papeles determinantes en la forma como percibimos el "todo" que nos rodea. Lo que sigue en adelante es considerar la medida en que dichas influencias operan para jugar con nuestra capacidad de juicio sobre los estímulos que procesamos.
6. Percepción Extrasensorial
La percepción extrasensorial (ó PES) se entiende como el tipo de percepción que no requiere de los sentidos ordinarios. Consiste en varios tipos de fenómenos de transferencia de energía e información que no es explicable a través de mecanismos físicos o biológicos conocidos. Entre estos fenómenos se cuentan:Telepatía: "lectura" de mente a mente, conocida también como transmisión de pensamiento.Clarividencia: visión de cosas ocultas o lejanas en el espacio y que no estimulan directamente los órganos sensoriales.Precognición: conocimiento anticipado de la ocurrencia de un hecho en el futuro; si se refiere a pueblos enteros o a conglomerados de personas, se llama profecía.Psicocinesis –ó psicoquinesis–: capacidad de la mente para influir sobre la materia, esto es, sin valerse de ninguna clase de artilugio físico conocido para llevar a cabo alguna transformación en un objeto –doblar cucharas, levitación, arrastrar objetos con el pensamiento, etc.–Son varias las limitaciones en torno la discusión de si existe o no la PES, y el fenómeno ha aportado conclusiones contundentes como para asegurar que sea verdad. Por un lado, persisten las limitaciones de verificabilidad y replicabilidad en las investigaciones; no siempre las pruebas ofrecen los mismos resultados, y es difícil repetir o verificar los factores en condiciones cambiantes. A esto se suma el hecho de que las explicaciones se limitan a eventualidades bioquímicas que no explican la ocurrencia de estos fenómenos y a las creencias de los investigadores que pueden llegar a sesgar los estudios.
No obstante, nuestro conocimiento del mundo es aún limitado y poco a poco se progresa en la formulación de nuevas teorías físicas que amplían nuestra consideración de la realidad. Aunque los psicólogos son escépticos frente este tipo de fenómenos; tal vez, sin saberlo, nuestra habilidad mental que permanece oculta, evoluciona conforme lo hace nuestro cerebro y quien sabe, tal vez alguna vez podamos trascender a las limitaciones del tiempo y el espacio a través de nuestro pensamiento… sentados en una cómoda silla de nuestra casa…
7. Referencia Bibliográfica
BARON, Robert. Psicología. México: Prentice Hall, 1996. P. 131 – 133, 135 – 138.DAY, R. H.. Psicología de la Percepción Humana. México D. F.: Ed. Limusa–Wiley, 1973. 227 p.FELDMAN, Robert. Psicología. México D.F.: Mc Graw Hill, 1999. 646 p. GIOVETTI, Paola. Los fenómenos paranormales. Santafé de Bogotá: Ediciones Paulinas, 1992. 192 MATLIN, Margaret W., y FOLEY, Hugh J.. Sensación y Percepción. México D. F.: Prentice Hall, 1996. 554 p.Moix queraltó, Jenny, "Mensajes que no llegan a la consciencia" [en línea]. 18 de mayo de 2000. En línea <http://www.ciencia.vanguardia.es/ciencia/portada/p611.html> (Consulta: 18 de mayo de 2000)SCHIFFMAN, Harvey Richard. La Percepción Sensorial. México D. F.: Limusa, 1983. 453 p.
Trabajo enviado por: Paulo César Mesa Herrerapaucemeher[arroba]yahoo.com