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viernes, 10 de octubre de 2008

COMUNICACION NO VERBAL

D. Fernando Azor Lafarga, Co-director, coordinador de la sección clínica
Cuando nos comunicamos con los demás no sólo lo hacemos por medio de palabras sino que utilizamos gestos, posturas corporales, movimientos, mantenemos distancias, risas, bostezos e incluso aspectos más sutiles como errores lingüísticos, pausas y entonación para expresar más perfectamente sentimientos y matices que hacen más rica la relación entre las personas. Este lenguaje paralelo lo conocemos como comunicación no verbal. Conocer mejor qué implicaciones tiene, puede influir directamente en la mejoría de nuestras relaciones sociales: expresión y comunicación de estados emocionales, información más fidedigna que la palabra del estado del interlocutor, controlar la interacción social exteriorizando actitudes, apoyar, complementar o sustituir la comunicación verbal.
Si recuerdan haber visto alguna película de jugadores de Pocker o son ustedes aficionados al juego, sabrán que el interés principal de los jugadores suele ser intentar adivinar algún gesto, algo que permita conocer cuál es la jugada del adversario. Es decir buscan información no verbal. Veamos de qué manera influyen algunos gestos o posturas en la relación con los demás y qué información aporta:
Postura del Cuerpo.
La inclinación del cuerpo hacia delante indica acercamiento y atención.
Cuando el cuerpo se aparta del otro puede implicar rechazo.
Con la cabeza flexionada sobre el tronco y las espaldas caídas puede entenderse tristeza.
La Sonrisa y la Mirada.
La sonrisa cumple varias funciones, una mostrar amistosidad e incluso ayuda a entender que el comportamiento no es amenazante; otra, es trasmitir felicidad.
En cuanto a la mirada, sus funciones son muy diversas: expresión de actitudes interpersonales, recoger información del otro, regular el flujo de la información entre los interlocutores, establecer y consolidar jerarquías entre los individuos, manifestación de conductas de poder sobre otros, desencadenar conductas de cortejo, expresión del grado de atención mostrada por el otro e indicar el grado de implicación en lo que se hace o dice.
Una mirada directa es una conducta con alta probabilidad de atraer la atención incluso a distancia, implica un fuerte componente emocional y afectivo (como la expresión de agresividad).
Para valorar estas cuestiones se hizo el siguiente experimento: los investigadores se colocaron junto a otros coches en espera de la luz verde de un semáforo, mirando entonces al otro conductor, unas veces distraídamente otras fijamente. Los resultados mostraron que los conductores que eran mirados fijamente arrancaban más rápidamente al encenderse la luz verde que los otros. Posteriormente y para eliminar la posibilidad del “pique” entre vehículos, el cómplice se situó de pie en la esquina de una calle de dirección única, mirando a los conductores de las dos formas anteriores. De nuevo los más fijamente mirados tardaban menos en arrancar que los no mirados. Incluso repitiendo el experimento con personas que iban a cruzar la calle el resultado fue el mismo: los mirados cruzaban antes. Cuando se introdujo el factor sonrisa, la huida de la situación por parte de las personas miradas disminuyó (excepto en personas del mismo sexo que el cómplice).
Juzgamos al otro por la distancia que mantiene al hablar o por los gestos, o por cómo mira. La comunicación no Verbal es la responsable de que una persona que apenas conocemos nos caiga bien o mal. Quizás si valoramos esta realidad nos demos cuenta de la cantidad de gestos, movimientos, tartamudeos, bloqueos, etcétera que están presentes al hablar y que hasta ahora no dábamos importancia.

sábado, 30 de agosto de 2008

Reglas para una relación correcta

Comunicación-Sólida, no Superficial:
La comunicación es la llave a las relaciones correctas. Si las personas quieren evitar el seguir viviendo juntas y al mismo tiempo separadas, tienen que aprender que el diálogo es absolutamente esencial para una unión correcta. Ya que el estar geográficamente juntos no equivale a que haya unidad emocional, nuestra necesidad doble de amar y ser amados puede satisfacerse solamente hablando con franqueza en un profundo nivel de nuestro ser, el uno al otro.
La comunicación superficial no es suficiente. La autoexhibición del yo (la auto-revelación) que se requiere para que una persona en realidad conozca, respete y ame a la otra, no puede obtenerse por la clase de conversación que caracteriza la mayoría de las relaciones superficiales.
Una mujer dijo a su consejero:
- "Mi esposo no me oye con su corazón". Tampoco me habla con su corazón. Este estilo desinteresado de comunicación sólo sirve para separar a las parejas emocionalmente.
En la pared de una oficina de un consejero hay un letrero que dice:
- "Las personas se sienten solas porque hacen paredes, no puentes".
El levantar paredes será la garantía de una relación sin significado. El edificar puentes mutuamente será un poco difícil, pero promete la única esperanza de escape de la soledad y del aislamiento.
Samuel Shoemaker dijo:
- "No estamos solos ni solitarios porque no seamos amados; estamos tristes y solitarios porque no amamos". A veces la verdad nos hiere profundamente. Pero si se habla la verdad "en amor", se diseña solamente para ayudar, no para lastimar. Si podemos hacer esto, nos garantizaremos dos cosas:
- El contenido de nuestra comunicación será auténtica (verdad).
- Nuestra comunicación se dará en una circunstancia correcta (en amor).
Ambas son necesarias para asegurar un encuentro saludable. Comunicaciones Positivas, No Negativas:
Cuando las relaciones han sufrido mucho deterioro, hay la tendencia de que las personas se involucren en una comunicación negativa. Cuando esto pasa, el deterioro aumenta y la crisis se profundiza. La comunicación negativa solamente sirve para revelar lo peor de cada uno. Cada uno quiere decirle al otro exactamente lo que piensa y es una declaración que ninguno de los dos está en condiciones de hacer.
Se ha dicho que todos los argumentos tienen dos lados, pero algunos no tienen fin o extremos. También se ha dicho que en las discusiones se usan las palabras más fuertes para los argumentos más débiles. Es sorprendente la cantidad de faltas que encontramos en el otro, si nos acondicionamos para ver lo negativo.
Un hombre dijo de su esposa:
- "A mí ni siquiera me gusta el modo como ella se corta las uñas".Una mujer cuyo esposo continuamente la acosaba con negativas, le dijo a su consejero:

- "Si al menos se sonriera".
Con esto quería decir que la atmósfera en el hogar era tan oscura y sombría, que un sólo gesto de sonrisa en el rostro de su esposo sería como un hermoso amanecer después de una noche oscura.
Un hombre casado con una mujer regañona dijo:
- "Cuando voy llegando al hogar, me pregunto, "¿Por qué estoy regresando al hogar?" A muchas personas les da terror el estar en sus propios hogares por el clima tan negativo que hay allí.
Se ha contado la historia de un hombre quien se enlistó en el ejército sólo para estar lejos del constante regañar de su esposa. Aún cuando estaba del otro lado del océano, recibía cartas de ella, ¡regañándolo! Finalmente, él le escribió y le dijo:
- "Deja de regañarme, para que pueda gozar esta guerra en paz".
Cuando intentamos operar nuestros organismos con combustible malo, los efectos se sentirán individualmente en nuestras relaciones. Ningún individuo puede obtener un desarrollo máximo si envía o recibe un material negativo. Esto no significa que en nuestras relaciones nunca experimentaremos tensiones y conflictos, porque no hay relación que escape todos los vestigios de negativismo. S in embargo, esto es muy diferente de vivir continuamente en un ambiente plagado de negativismo.
No hay un sustituto para una comunicación positiva. El sabio dijo que una palabra hablada apropiadamente es como una "manzana de oro con figuras de plata". Hay un proverbio japonés que dice: "Una palabra de ternura puede calentar tres meses de invierno". ¡Cuán cierto! Necesitamos desesperadamente la afirmación de nuestro valor que solamente nuestros seres íntimos pueden darnos. Y cuando recibimos el don de una buena palabra apropiadamente hablada, nos satisface instantáneamente. Pero más aún nos satisface continuamente al recordar la palabra de ternura que se nos ha dicho.
Hablando Nuestras Sensaciones, no Actuándolas:
Algunas personas con frecuencia sustituyen la conducta de sentimientos por la declaración de los sentimientos. La conducta de los sentimientos es un sustituto pobre porque las acciones que resultan de los sentimientos que no se hablan, quizás no tengan ninguna conexión reconocible con los sentimientos mismos. Por ejemplo, una esposa quizás se ponga muy disgustada con su esposo por sus fallas en hacer cualquier tarea como ella quiere que él la haga. Esta falla le traerá desilusión, pero en lugar de decirle lo que siente, ella quizás "actúe" sus sentimientos negativos siendo fría y silenciosa. Su esposo notará que hay algo malo, pero no sabrá qué es.
Como un cliente dijo:
- "Mi problema es que no sé cuál es mi problema". Esto hace el asunto muy difícil, si no imposible de tratarlo, porque el problema no se puede localizar.
El esposo, sabiendo que algo anda mal, bien puede preguntar:
- "¿Qué es lo que pasa?" y si ella no ha aprendido a expresar lo que siente, puede contestar "nada" (con su rostro viendo a otro lado y su nariz respingada). Cualquier esposo sabe que tal "nada" quiere decir algo.
Debemos aprender a tratar pronto y apropiadamente con nuestros sentimientos, ya que al hacerlo aclararemos la situación para que el problema se pueda ver en su perspectiva adecuada.
Relacionando, no Reaccionando ni Retirándose:
Puede volverse muy difícil el relacionarse con personas en forma que tenga algún sentido o satisfacción. Es más fácil elreaccionar hacia ellos o el retirarse de ellos.
Cuando las personas reaccionan una a la otra, es una indicación de que han aprendido a entenderse mutuamente. Schopenhauer contó una fábula de dos puercos espín que ilustra el estilo reaccionario que algunas personas han adoptado. Dijo que dos puercos espín estaban con mucho frío a la intemperie, pero que, cuando querían acurrucarse para calentarse, con sus espinas dolorosamente se picaban el uno al otro. Cuando se retiraban para huir del dolor, sentían el frío una vez más.
Muchas personas casadas pueden identificarse con Schopenhauer y su cuento de los puercos espín. Conocen el dolor del aislamiento; y también saben el dolor que se produce con la proximidad. Así que se pasan toda su vida en un proceso de tener frío, herirse con las espinas y tener frío por la inhabilidad de relacionarse correctamente la una con la otra.
Cuando las personas reaccionan una con la otra, dejan de distinguir entre la guerra y el campo de batalla. Los campos de batalla en los que las personas pelean sus guerras son aparentemente ilimitados, pero las razones de la guerra son generalmente limitadas. Tenemos que aprender el porqué de la guerra, no sea que uno de sus campos de batalla deje muertos a los dos que en verdad no querían pelear.
Un hombre hizo esta observación:
- "El matrimonio puede ser hecho en el cielo, pero también los truenos y los relámpagos".
¡Qué revelación de su propio matrimonio!
Vance Havner nos recuerda que algunos pleitos se pierden aunque se ganen. El dijo:
- "Un perro buldog puede darle una golpiza a un zorrillo, pero no vale la pena".
El reaccionar en lugar de relacionarse, hace mal tanto al individuo como a la relación de la cual es parte.
Otro sustituto inferior que ofrecemos en vez de relacionarnos es el de retirarnos el uno del otro. El retirarse se usa aquí en el sentido emocional no geográfico de la palabra. El retirarse de la otra persona porque hay problemas en su relación se basa en la falacia de que corriendo de sus problemas, ellos se resolverán. No solamente no sucede esto, sino que el problema tiende a agrandarse porque no se ha obtenido su solución. Algunos, inocentemente creen que la ausencia de pelea quiere decir que hay paz.
Un hombre rico le confesó a su consejero que había comprado un negocio subsidiario en otro estado por $250,000 para tener una excusa legítima para estar lejos de su esposa una gran parte del tiempo. No necesitaba el dinero de ese otro negocio; sólo necesitaba un descanso de sus muchos problemas. Falló al no darse cuenta de que al correr de sus problemas sólo lograría que se profundizaran más.
Para formar relaciones significativas debemos persistir (trabajar duro) para mantener la unidad en un vínculo de paz. Y esto no puede hacerse si las personas corren de sus problemas. Por el contrario, tienen que estar dispuestas a acercarse a sus problemas y la una a la otra.
Atacando los Problemas, no a la Persona:
Es más fácil el atacarse el uno al otro que atacar los problemas. Pero la conducta de desquitarnos, o atacar a la otra persona nos garantiza dos cosas:
- Los problemas se agrandan.
- Las personas se hacen más pequeñas, así que hay menos recursos para tratar con los problemas.
Es cierto que a veces se suscitan problemas entre dos personas. El error que hay que evitar es el de pasar por encima el problema y atacar a la otra persona. Y con tan inapropiado estilo de relacionarse, se garantizará la mayor profundidad del conflicto. El atacarse el uno al otro sólo sirve para causar una imagen falsa del problema al desviar la atención hacia el que se cree que es el causante del problema y así, alejarse del mismo problema.
En nuestras relaciones íntimas, fallamos al enfocar el problema, y hacemos que la otra persona sea el blanco. Las energías psíquicas necesarias para tratar nuestras diferencias son mal dirigidas hacia maniobras defensivas para evitar el ser lastimados. Cuando hemos sido atacados, no tenemos la disposición ni los medios para comprometernos en aventuras constructivas.
Enfrentando el Conflicto con Franqueza, y no Indirectamente:
Algunas personas tienen gran dificultad en admitir que tienen alguna dificultad en sus relaciones. Esta indisposición o incapacidad (cualquiera que sea) tiende a complicar las tensiones. Cuando el conflicto llega, las personas con frecuencia dan cualquiera de dos desafortunadas respuestas. Por un lado, pueden admitir el conflicto y apartarse por causa del conflicto. Por el otro lado, pudieran negar la existencia del conflicto porque psicológica es una amenaza.
El problema no es que las personas tengan conflictos. La cuestión es cómo manejar los conflictos que resultan. Cuando no confrontamos el conflicto con franqueza, se le tiene que tratar indirectamente. Esto es, el conflicto estará presente en forma de un temperamento fuerte, palabras hirientes, conducta guiada por los sentimientos, silencio, negativismo y muchas otras manifestaciones inapropiadas. Cuando esto sucede, no podemos tratar con el conflicto mismo sino con las manifestaciones de actitud y de conducta que ello implica. Así, la posibilidad de hallar la solución satisfactoria de la dificultad será remota.
Perdonando, no Juzgando:
Desafortunadamente, con frecuencia hemos limitado el alcance de este maravilloso concepto. El juicio o crítica no tiene lugar en nuestra vida.
Como dijo Samuel Shoemaker:
- "El juicio congela; el amor derrite".
La forma más rápida para que una relación se infecte es que la crítica le sea inyectada. El veneno de la crítica hace pronto su trabajo, amenazando la vida misma de la relación.
Alguien ha dicho:
- "Cuando confieso las faltas de otros, declaro guerra. Cuando confieso mis faltas, hago paz".
Millones de relaciones podrían cambiar de la noche a la mañana sí el juicio cesara y el perdón empezara. El juicio es un asalto del carácter de otro. Es evaluar el valor de uno basándose en la percepción del otro. Es medir un motivo por un conocimiento limitado e inadecuado. No podemos saber el intento en el corazón de la otra persona. Y tampoco podemos correctamente tasar el significado de la conducta de otro. . El perdón busca remendar las relaciones rotas.
Busca ver a la persona como una persona de un valor infinito. Este es el secreto de la armonía para vivir en amor con los demás.

martes, 18 de diciembre de 2007

Cómo protegernos de la rutina,el individualismo,la ruptura y las frustraciones

Aquilino Polaino

ESPAÑA
Si luchas, puedes perder, pero si no luchas ya estás perdido. Si luchas por tu vida familiar, no estás perdido.

1- Disponibilidad
Consiste en dedicar tiempo (¡que es lo que menos tenemos!) a atender a nuestros hijos y esposo/a. Con los adolescentes, por ejemplo, no vale lo de “este tema ya lo hablaremos el sábado con tranquilidad, cariño”. Para el sábado, tu hija de 13 años ya se ha emborrachado con una amiga y van a hacer lo que se les ocurra, porque el padre estaba deslocalizado, como las empresas. Hay que estar disponible, porque hay problemas que sólo se arreglan en el momento en que el otro se anima a plantearlo y pide ser escuchado. Recordemos que nuestros padres, al morir, sólo nos dejan realmente el tiempo que pasaron con nosotros. Demos tiempo al otro.

2- Comunicación padres-hijos: que los padres hablen menos y escuchen más
En muchas familias, cuando un padre o madre dice “hijo, tenemos que hablar”, el chaval piensa “uy, malo, malo”. ¿Por qué? Porque sabe que los padres cuando dicen “tenemos que hablar” quieren decir “te voy a soltar un discurso por algo tuyo que no me ha gustado”. Esto cambiaría si los padres se hicieran un propósito: dedicar el 75% a escuchar y sólo el 25% a hablar. Escuchar a los hijos (o al cónyuge, a cualquiera) es un esfuerzo activo. Hay que soltar el diario, quitar el volumen de la TV, girar la cabeza hacia quien te habla, mirar a los ojos, expresar atención. Eso es escucha activa, que es la que sirve para mejorar la autoestima de tu familia.

3- Coherencia en los padres y autoexigencia en los hijos
Uno es coherente cuando lo que piensa, siente, dice y hace es una sola y misma cosa. No tiene sentido decirle a los niños desde el sofá: “eh, vosotros, ayudad a mamá a quitar la mesa”. Hay que dar ejemplo primero. Tú, padre, has de quitar la mesa durante 5 días, que te vean. El quinto día dices a tu hijo: “venga, ahora entre los dos”. Y dos días después: “estoy orgulloso de ti, ahora ya has aprendido y ya puedes quitar la mesa tú sólo”. Y él se sentirá orgulloso de quitar la mesa. Así aprenden a autoexigirse, que es mucho mejor que tenerlos vigilados 24 horas al día. Esto es un progenitor potenciador, motivador, animador y protector al mismo tiempo. También pedimos a los niños que estudien pero ¿nos ven a nosotros estudiar, leer revistas de nuestro oficio, ponernos al día en nuestra especialidad? Hemos de poder decir: “mirad, hijos, nosotros también estudiamos”.

4- Tener iniciativa, inquietudes y buen humor.
Estos tres factores son útiles para la autoestima familiar. En España el buen humor no suele escasear. Pero la rutina es un enemigo en las relaciones conyugales y con los hijos. El punto clave es que haya creatividad e iniciativa en la vida de pareja y eso se contagiará a toda la familia. Las mejores horas deben ser para compartir con el esposo o esposa. Ser papá o mamá no debe hacernos olvidar que somos “tú y yo, cariño, nosotros”. Creatividad e iniciativa protegen a la pareja de la rutina. Cuando hay rutina, es fácil que uno de los dos busque la “magia” añorada fuera, en otras relaciones. Por el contrario, si la pareja va bien, los hijos aprenden su “educación sentimental” simplemente viendo cómo se tratan papá y mamá, viendo que se admiran, se halagan, se alaban, son cómplices. “Cuando sea mayor trataré a mi mujer como papá a mamá”, piensan los niños entusiasmados. Eso les da autoestima.

5- Aceptar nuestras limitaciones, y las de los nuestros
Hay que conocer y aceptar tus limitaciones, las de tu cónyuge, las de tus hijos. Pero es importantísimo no criticar al otro ante la familia, no criticar a tu cónyuge ante los niños, o a un niño ante los hermanos, comparando a un hermano “bueno” con uno “malo”. Eso hace sufrir al hijo y le quita autoestima. Es mejor llevarlo aparte y hablar.

6-Elijamos buenos amigos y amigas
El individualismo es el cáncer del s.XXI. Nosotros y nuestros hijos estamos atados a máquinas gratificantes: el DVD, la TV, la videoconsola, Internet... El trabajo en solitario va minando la amistad verdadera. ¡Los amigos comprometen mucho y al individualista no le gustan los compromisos!

Sin embargo, necesitamos más que nunca amigos humanos, personas, grandes y buenos amigos, con los que compartir muchas horas, conversaciones sinceras y cercanas, amistades de verdad, que te apoyen y te conozcan auténticamente, que te acepten con tus fallos y potencien lo mejor en ti. Seleccionar amigos así para ti y para los tuyos es la mejor inversión.

7- Reconocer y reafirmar lo que vale la otra persona
Seamos sinceros: no tiene sentido que andemos llamando “campeón” a nuestro niño que nunca ha ganado nada. Si ha perdido un partido de fútbol, no le llames campeón. Ha de aprender a tolerar la frustración, acompañado, eso sí. También hemos de saber (grandes y pequeños) que somos buenos en unas cosas y no en otras. “Hijo, pareces bueno en A y en B, pero creo que C no es lo tuyo”. Reafirmemos al otro en lo que vale, y se verá a sí mismo como lo que es, una persona valiosa.

8- Estimular la autonomía personal
Uno se hace bueno a medida que va haciendo cosas buenas. Es importante que lo entiendan los hijos. Lo que se hace es importante: hacer cosas buenas nos hacer buenos a nosotros. Esta idea ayuda a tener autonomía personal, hacer las cosas por nosotros mismos, para mejorar nosotros.

9- Diseñar un proyecto personal
No irás muy lejos si no sabes donde quieres ir. Quedarte quieto no es factible, uno tiende a volver a quedarse atrás. Has de tener un proyecto personal para crecer, y atender y ayudar a discernir y potenciar los proyectos de los tuyos.

10- Tener un nivel de aspiraciones alto, pero realista
Hemos de jugar entre lo posible y lo deseable. Si aspiramos alto, nos valoraremos bien, tendremos autoestima. Pero, ¿es factible? Debemos conjugar un alto nivel de aspiraciones con la realidad de nuestras capacidades y recursos.

Hay finalmente tres ideas más a considerar:
Según Chesterton, lo natural tiende a lo sobrenatural mientras que lo que no se sobrenaturaliza se desnaturaliza. Es cierto. Hemos de entender que la autoestima, el amar y el amarse, es sobrenatural. ¿Has pensado en cómo te ama Dios, en lo grande, lo sobrenatural de Su amor por ti? Piénsalo. Eres muy especial para Él. Cuando vivas este amor, comunícalo a tus hijos.

Buena parte del sufrimiento inútil en el mundo se produce porque en algunas ocasiones en las que deberíamos dedicarnos a pensar, nos ponemos a sentir; y en ocasiones que son para sentir, nos ponemos a pensar. Evitemos este sufrimiento inútil: hay momentos para pensar y momentos para sentir.

Si luchas, puedes perder, pero si no luchas ya estás perdido. Si luchas por tu vida familiar, no estás perdido.

Aquilino Polaino es licenciado en medicina y cirugía (Universidad de Granada), diplomado en Psicología Clínica (Universidad Complutense), doctor en medicina (Universidad de Sevilla), licenciado en Filosofía (Universidad de Navarra), profesor de Psiquiatría (Universidad de Extremadura) y catedrático de Psicopatología (Universidad Complutense). Pero es conocido por el gran público como divulgador y consejero en temática familiar y de salud emocional. Estuvo presente en el II Congreso Educación y Familia de la Universidad Católica de Murcia el pasado 3 de diciembre y habló de diez principios básicos que contribuyen a mejorar la estima de los miembros de una familia. ForumLibertas estuvo allí tomando notas de sus diez principios.

FUENTE: T1msn/Familia/Articulos/CatholicNet
http://www.prodigy.msn.com/educacion/familia/CatholicNet/?id=21390

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Comunicación en la familia


Una buena comunicación une la familia
Por supuesto que no existe una regla básica para mejorar la comunicación en una família. Cada família es un mundo distinto, un lenguaje único. Lo que sí deberían existir, como forma para mejorar la comunicación, es la voluntad, el interés, y la disponibilidad, por parte de los padres, a que este espacio sea creado y vivido intensamente, en la medida de lo posible. Si lo que quieren es una familia unida, la mejor vía, el más acertado camino, es por la comunicación.


Consejos para ayudar en la comunicación entre padres e hijos
1. Observar el tipo de comunicación que llevamos a cabo con nuestro hijo. Dediquemos unos días de observación libre de juicios y culpabilidades. Funciona muy bien conectar una grabadora en momentos habituales de conflicto o de sobrecarga familiar. Es un ejercicio sano pero, a veces, de conclusiones difíciles de aceptar cuando la dura realidad de actuación supera todas las previsiones ideales.

2. Escuchar activa y reflexivamente cada una de las intervenciones de nuestros hijos. Valorar hasta qué punto merecen prioridad frente a la tarea que estemos realizando; en cualquier caso, nuestra respuesta ha de ser lo suficientemente correcta para no menospreciar su necesidad de comunicación.

3. Si no podemos prestar la atención necesaria en ese momento, razonar con él un aplazamiento del acto comunicativo para más tarde. Podemos decir simplemente: dame 10 minutos y enseguida estoy contigo. Recordemos después agradecer su paciencia y su capacidad de espera.

4. Evita el empleo del mismo tipo de respuestas de forma sistemática para que nuestro hijo no piense que siempre somos autoritarios, que le hagamos sentir culpable, que le quitamos importancia a las cosas o le damos sermones.

5. Dejar las culpabilidades a un lado. Si hasta hoy no hemos sido un modelo de comunicadores, pensemos que podemos mejorar y adaptarnos a una nueva forma de comunicación que revertirá en un bien de nuestra familia suavizando o incluso extinguiendo muchos de los conflictos habituales con los hijos.

6. Cuando decidamos cambiar o mejorar hacia una comunicación más abierta, es aconsejable establecer un tiempo de prueba, como una semana o un fin de semana, terminado el cual podamos valorar si funciona o no y si debemos modificar algo más. Los padres tenemos los hábitos de conducta muy arraigados y cambiarlos requiere esfuerzo, dedicación y, sobre todo, paciencia (¡con nosotros mismos!).