viernes, 26 de septiembre de 2008

Niveles de la mente

Es sabido que la Mente tiene tres niveles.
En un plano muy sutil está la Supramente donde se genera la energía que nos permite ser.
Si miramos nuestro cuerpo humano, vemos que es un conjunto de miles de millones de células que dan lugar a los tejidos y órganos que estructuran el cuerpo, cada célula se mantiene viva gracias al metabolismo celular y a una energía que le permite vivir.
Esa energía proviene de la Supramente, es recibida por el nivel subconsciente de la Mente el que la utiliza en nuestro organismo permitiendo que vivamos.
A su vez el subconsciente usa la fuerza para que aquello que el acepta como válido pueda ser realizado. Somos el fruto de los propios pensamientos.
El éxito en la vida es el resultado de una Actitud Mental Positiva que hace al subconsciente canalizar la energía en un plano sutil para que se tenga éxito.
El nivel consciente de la Mente es el que nos liga por medio del cerebro y los sentidos con el mundo exterior.
La Mente Consciente elabora los pensamientos, los que son fijados por el Subconsciente como cuadros mentales o imágenes válidas y reales.
El subconsciente acepta lo que conscientemente se le ofrece. Cada imagen-pensamiento fijada con fe y en forma reiterada es aceptada como real por el subconsciente, el cual usa la Energía, la Fuerza y el Poder que le llega de la Supramente para que se haga realidad la imagen-pensamiento.
Es el cerebro, o mejor dicho los dos cerebros o hemisferios cerebrales los que permiten la manifestación de la Mente.
**** Lo que somos es el resultado de la suma de nuestros pensamientos. Somos el fruto de lo que hemos pensado.*****
Cada vez se acepta más por la ciencia médica que la enfermedad es el resultado de una desarmonía celular inducida por una errónea actitud mental. Revirtiendo conscientemente este proceso podemos lograr la auto sanación.
Dice el Nuevo Testamento: "La transformación os llegará por la RENOVACIÓN de la Mente". Esto es lo que se pretende lograr con la metodología que estamos exponiendo, renovar en forma positiva la propia Mente para iniciar la Transformación.
Todo lo que el ser humano con FE se imagine puede algún día ser logrado por la humanidad.
Existen una serie de atributos latentes que solo en forma esporádica son desarrollados en un área por algunas personas que pasan a ser considerados genios o paranormales.
Hay personas que en forma natural logran hablar varios idiomas, se les llama políglotas, otros son desde niños músicos destacados o artistas famosos, otros en lo científico y en lo matemático hacen simple lo complejo y aportan grandes descubrimientos para la humanidad, otros son geniales deportistas, en fin, son genios para una específica area del desarrollo humano.
Hay personas que manifiestan atributos que antes los hubieran llevado a la hoguera, son los paranormales que ven el futuro, que hacen sanaciones, que pueden mover objetos o materializar y desmaterializar cosas usando tan solo la fuerza mental, pasando a llevar todas las leyes físicas y produciendo gran confusión en el mundo científico racional, cuyo dogmatismo impide que esto sea aceptado, estudiado y aprendido a utilizar, al menos por ahora.
Son cualidades naturales que en forma potencial todos tenemos. Todos podríamos manifestar no un atributo específico sino todos los atributos, si la Mente logra desarrollarse seríamos pan genios o mega genios, es decir genios múltiples, geniales en todas las áreas del pensamiento y desarrollo humano.
La Mente guarda esos atributos, la Mente está dormida y ha llegado la hora de iniciar el Despertar de la Mente para hacerla crecer y manifestar una a una sus potencialidades.
Las TÉCNICAS ayudan, técnica es el conjunto de procedimientos y recursos de que se sirve una ciencia o un arte. La Programación Mental Positiva es un arte, es el arte de despertar las latentes cualidades con que hemos sido dotados al nacer.
La finalidad de este libro es poder convencerte que tú eres por el solo hecho de ser un ser humano, una persona inmensamente rica en atributos, una persona con un tesoro oculto enorme, una persona capaz de descubrirte gradualmente a TI MISMO y de triunfar, y por sobre todo que tú eres MUY IMPORTANTE como lo verás más adelante.

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miércoles, 17 de septiembre de 2008

INTELIGENCIA EMOCIONAL


INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LA VARIABLE GÉNERO

Candela Agulló, CarlosBarberá Heredia, EsterRamos López, AmparoSarrió Catalá, MaitePersonal Investigación. Dpto. Psicología Básica, Universitat de València (Spain)Catedrática de Psicología. Dpto. Psicología Básica, Universitat de València (Spain)Institut Universitari d’Estudis de la Dona, València (Spain)Institut Universitari d’Estudis de la Dona, València (Spain)

La inteligencia emocional es un término relativamente reciente, que hace referencia a un constructo que complementa el concepto tradicional de inteligencia enfatizando las contribuciones emocionales, personales y sociales a la conducta inteligente. Como éste es un concepto nuevo, no posee un cuerpo de investigación muy amplio. Principalmente, la investigación desarrollada en torno a la inteligencia emocional se ha centrado en la conceptualización y factorización del constructo, a través de estudios empíricos, relacionando la IE con características de personalidad y con otras variables cognitivas.
También ha habido bastante investigación, aunque menos cuantiosa, en el área del trabajo y las organizaciones, debido principalmente a la utilidad práctica que tiene la IE en el desempeño laboral. El conjunto de habilidades, que representa la IE, capacita a la persona para escuchar y comunicarse de forma eficaz, para adaptarse y dar respuestas creativas ante los obstáculos, controlarse a sí mismo, inspirando confianza, y motivar a los demás. Concretamente en el ámbito directivo, estas habilidades son cruciales para lograr la eficacia grupal, por medio de la comunicación y la coordinación del equipo de trabajo, y a un nivel mas elevado, también son cruciales para lograr la eficacia organizacional (Candela, Sarrió, Barberá y Ramos, 2000).
En este trabajo, nos proponemos analizar la investigación desarrollada en torno al concepto de IE en los diferentes ámbitos de aplicación. Nuestro interés se centra, particularmente, en la relación existente entre la inteligencia emocional y la variable género, revisando los estudios desarrollados al respecto. Partiendo de la base de que éste es un concepto relativamente nuevo, sabemos que no existe una gran cantidad de investigaciones empíricas que introduzcan la variable género en sus análisis de la inteligencia emocional, pero sí hemos descubierto cierta tendencia en los resultados obtenidos.

1. CONCEPTO Y FACTORES DE LA IE
En la última década ha habido diversos intentos de incluir la inteligencia emocional dentro del marco de las teorías de las habilidades cognitivas humanas (Goleman, 1996; Mayer y Salovey, 1993). Algunos autores ven la capacidad de procesar información afectiva como una "habilidad o aptitud mental", porque existe una serie de habilidades relacionadas con la inteligencia emocional que implican directamente un procesamiento de la información afectiva. Sin embargo, se puede demostrar la naturaleza ambigua de la IE por medio de dos tradiciones de investigación diferentes. En primer lugar, parece que los individuos emocionalmente diestros se caracterizan por ciertos rasgos de personalidad, que sabemos que no tienen relación alguna con las habilidades cognitivas. Por otra parte, la inteligencia emocional parece mostrar, al menos conceptualmente, una similitud con otros tipos de habilidades cognitivas, particularmente con la inteligencia social (Thorndike) y la inteligencia cristalizada (Cattell).
A pesar de las ambigüedades mencionadas, un aspecto en el que sí parecen estar de acuerdo los estudiosos del tema es en que la IE se puede aprender, y por lo tanto enseñar. Los investigadores son conscientes, y así lo expresan, de la utilidad práctica y el beneficio personal que se puede obtener con la formación y mejora de la IE (Goleman, 1997; Cooper y Sawaf, 1997). Por esto, el concepto de IE y su investigación se han multiplicado en los últimos años. Como afirman Cooper y Sawaf (1997), "la ciencia de la inteligencia emocional progresa exponencialmente, impulsada por centenares de investigaciones y estudios empresariales, y nos enseña todos los días cómo mejorar nuestra capacidad de razonamiento al tiempo que sacamos el mejor partido posible de esa energía que es nuestra emotividad, de la sabiduría contenida en la intuición, de la potencia inherente en nuestra facultad de comunicar a un nivel fundamental con nosotros mismos y con quienes nos rodean".

1.1. Aportaciones específicas a la IE
En cuanto al concepto de inteligencia emocional, éste comprende una serie de habilidades necesarias para el optimo desarrollo del individuo, tanto a nivel personal como social y laboral. La persona con elevada IE posee la habilidad de conocer y manejar sus propias emociones, y es capaz de percibir, interpretar y aprovechar las emociones de los demás. Básicamente, las emociones son energía, y los individuos con elevada IE saben encauzar o dirigir esa energía en favor de los intereses propios, de quienes les rodean o de su organización.
A continuación vamos a revisar las diferentes aproximaciones realizadas al concepto de IE. En primer lugar, la conceptuación derivada de los trabajos de Salovey y Mayer (Salovey y Mayer, 1990; Mayer y Salovey, 1997), posteriormente revisaremos el concepto propuesto por Daniel Goleman (Goleman, 1997), y por último, analizaremos el trabajo de Cooper y Sawaf (Cooper y Sawaf, 1997).

El planteamiento de John Mayer y Peter Salovey
Mucha de la investigación estudiada es de naturaleza descriptiva. Y las cualidades descriptivas del trabajo han sido desarrolladas a través de la elaboración de escalas y medidas; las cuales no interesan por sí mismas, sino por los constructos encontrados en ellas y en los medios en los cuales han operacionalizado parte de lo que se ha llamado inteligencia emocional (Salovey & Mayer, 1990). Existe un conjunto de procesos mentales que está relacionado conceptualmente, y que está involucrado en la información emocional; tales procesos mentales son los siguientes:
- evaluación y expresión de las emociones en uno mismo y en los otros,
- regulación de la emoción en uno mismo y en los otros,
- utilización de las emociones en direcciones adaptativas.
Aunque estos procesos son comunes, el modelo trata además las diferencias individuales en procesar estilos y habilidades. Tales diferencias individuales son importantes por dos razones: primero, ellas han tenido una gran tradición a lo largo del siglo entre los clínicos que reconocen que la gente difiere en la capacidad de comprender y expresar las emociones; y segundo, las diferencias se aprenden, y por tanto pueden ser buscadas en los estilos subyacentes, y por ello contribuyen a la salud mental de la gente.
El término Inteligencia Emocional fue acuñado por Salovey y Mayer (1990), y popularizado por Goleman (1996). Mayer y Salovey definían inicialmente la inteligencia emocional como la "habilidad para manejar los sentimientos y emociones propios y de los demás, de discriminar entre ellos y de utilizar esta información para guiar el pensamiento y la acción de uno mismo y de los demás" (p. 189). Estos autores se refieren a cualidades como la comprensión de nuestros propios sentimientos, la empatía por los sentimientos de los demás y "la regulación de la emoción de forma que intensifique nuestras vidas". Esta definición se centra, principalmente, en la percepción y regulación de la emoción. Más recientemente, Mayer y Salovey (1997) dan un mayor énfasis al pensamiento sobre los sentimientos. De esta forma, su definición actualizada es la siguiente:
- La IE supone la habilidad de percibir de forma correcta, evaluar y expresar las emociones.
- La habilidad para acceder a y/o generar los sentimientos cuando pueden facilitar el pensamiento.
- La habilidad para comprender las emociones y la conciencia emocional.
- Y la habilidad para regular las emociones con el objetivo de crecer emocional e intelectualmente.

El planteamiento de Daniel Goleman
Goleman populariza el concepto de IE de Mayer y Salovey en su libro "Inteligencia emocional", en el que plantea la existencia de un Cociente Emocional (CE), que no se opone al Cociente Intelectual (CI), sino que se complementa. Algunas personas han sido dotadas con ambos cocientes, otras con menor cantidad o con ninguna de uno u otro. Lo que los investigadores están intentando entender es cómo se complementan una inteligencia con otra; cómo la capacidad para controlar el estrés afecta a la habilidad para concentrarse y usar la inteligencia. Sobre los ingredientes para el éxito, los investigadores están de acuerdo en que el CI interviene en un 20%; el resto depende de todo tipo de factores, entre los que podemos destacar: auto-motivación, persistencia ante las dificultades, optimismo, auto-control, etc., todos ellos relacionados con la inteligencia emocional (Goleman, 1996).
Goleman (1996) habla de la IE como una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Ellas configuran rasgos del carácter como la auto-disciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social. Goleman habla de una serie de factores que constituyen la IE:
- CONCIENCIA DE UNO MISMO. Conciencia de nuestros propios estados internos, recursos e intuiciones.
- AUTORREGULACIÓN. Control de nuestros estados, impulsos y recursos internos.
- MOTIVACIÓN. Las tendencias emocionales que guían o facilitan el logro de nuestros objetivos.
- EMPATÍA. Conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones ajenas.
- HABILIDADES SOCIALES. Capacidad para inducir respuestas deseables en los demás.

El planteamiento de R.K. Cooper y A. Sawaf
Estos autores presentan, en su libro Estrategia emocional para ejecutivos, su modelo de los "Cuatro Pilares" de la Inteligencia Emocional, que saca dicho concepto de los dominios del análisis psicológico y de las teorías filosóficas para situarla en los del conocimiento directo, la exploración y la aplicación. Los pilares que conforman la IE, según Cooper y Sawaf, son los siguientes:
- ALFABETIZACIÓN EMOCIONAL. La honradez emocional, la energía, el conocimiento, el feedback, la intuición, la responsabilidad y la conexión forman el pilar de la eficacia y el aplomo personal.
- AGILIDAD EMOCIONAL. Sirve para fomentar nuestra autenticidad, nuestra credibilidad y nuestra flexibilidad, ampliar nuestro círculo de confianza y nuestra capacidad para escuchar, asumir conflictos y sacar el máximo partido posible del descontento positivo.
- PROFUNDIDAD EMOCIONAL. Se trata de armonizar la vida y el trabajo con el potencial y las intenciones que le son peculiares, poniendo en ello su integridad, su empeño y su responsabilidad.
- ALQUIMIA EMOCIONAL. Con este factor ampliamos nuestro instinto y nuestra capacidad de creación aprendiendo a fluir con los problemas y las presiones, y a competir contra el futuro educando nuestras facultades para percibir mejor las soluciones y oportunidades ocultas.
Los sentimientos nos proporcionan una información vital y tal vez provechosa. Este feedback que recibimos del corazón, no de la cabeza, es lo que comunica su fuego al genio creador, nos ayuda a ser sinceros para con nosotros mismos, configura relaciones de mutua confianza, suministra rumbo interior a nuestra vida y nuestra carrera, nos orienta hacia posibilidades insospechadas, y tal vez incluso salvará del desastre nuestra organización. Pero la inteligencia emocional va más allá. La IE requiere que aprendamos a reconocer y a valorar los sentimientos, así en nosotros mismos como en los demás, y que reaccionemos adecuadamente a ellos aplicando eficazmente la información y la energía de las emociones a nuestra vida cotidiana y nuestro trabajo. De forma que la definición de Cooper y Sawaf (1997) sería:
La inteligencia emocional es la aptitud para captar, entender y aplicar eficazmente la fuerza y la perspicacia de las emociones en tanto que fuente de energía humana, información, relaciones e influencia.

1.2. Elementos comunes en las aportaciones
Si analizamos detenidamente las tres definiciones anteriores, podemos ver cómo aparece una serie de elementos comunes en todas ellas, como son: la capacidad de identificar y discriminar nuestras propias emociones y las de los demás, la capacidad de manejar y regular esas emociones y la capacidad de utilizarlas de forma adaptativa. Estos tres elementos parecen ser el eje central de las definiciones y teorías desarrolladas para explicar la IE. Ahora bien, esos tres grandes elementos básicos de la IE se pueden desmenuzar en muchas competencias o habilidades. Las teorías desarrolladas por Goleman (1996, 1997) y por Cooper y Sawaf (1997) prestan una gran atención a las competencias que integra la IE.

La capacidad para identificar y discriminar nuestras propias emociones y las de los demás
El primero de los tres grandes apartados de las definiciones queda representado por las competencias emocionales de "conciencia de uno mismo", como son el auto-conocimiento, la valoración emocional y la confianza en uno mismo (Goleman, 1997); y la "alfabetización emocional", refiriéndose a la honradez emocional, la energía, el conocimiento, el feedback, la intuición, la responsabilidad y la conexión (Cooper y Sawaf, 1997).

La capacidad para manejar y regular las emociones
El segundo elemento de las definiciones se corresponde con las competencias emocionales de "autorregulación" y "motivación". Definida la "conciencia de si mismo" como uno de los ámbitos que integra el concepto de IE, llegamos al punto de saber qué hacer con esas emociones que ahora somos capaces de reconocer e identificar. Porque, ¿de que serviría conocer bien nuestras emociones si no somos capaces de controlarlas? Es aquí donde entran en juego las competencias relacionadas con la autorregulación, la integridad, responsabilidad, apertura, flexibilidad de ideas, innovación y creatividad (Goleman, 1997). Cooper y Sawaf (1997) plantean el segundo pilar de su teoría, "agilidad emocional", como el factor determinante para la capacidad de manejar y regular las emociones. Para estos autores, la "agilidad emocional" sirve para edificar nuestra autenticidad, nuestra credibilidad y nuestra flexibilidad, ampliando nuestro circulo de confianza y nuestra capacidad para escuchar, asumir conflictos y sacar el máximo partido posible del descontento positivo.

La capacidad de utilizar las emociones de forma adaptativa
El tercer aspecto extraído de las definiciones de la IE se puede entender por medio de un conjunto de competencias emocionales relacionadas con la empatía y las habilidades sociales. En primer lugar, las competencias vinculadas a la empatía son la comprensión de los demás, el desarrollo de los demás, la orientación hacia el servicio y el optimismo (Goleman, 1997). Además, existe un conjunto de competencias relacionadas con las habilidades sociales, como, por ejemplo, la influencia, comunicación, gestión de conflictos, liderazgo, catalización del cambio, colaboración y cooperación, y habilidades de equipo. Cooper y Sawaf (1997) plantean una visión diferente de este último grupo de competencias, las referidas a la "capacidad de utilizar las emociones adaptativamente". Ellos hablan de dos pilares, dentro de su teoría de la IE, llamados "profundidad emocional" y "alquimia emocional". Con la primera se trata de armonizar la vida y el trabajo con el potencial y las intenciones que le son peculiares, poniendo en ello su integridad, su empeño y su responsabilidad. Y el segundo, la "alquimia emocional", nos permite ampliar nuestro instinto y nuestra capacidad de creación aprendiendo a fluir con los problemas y las presiones, y a competir contra el futuro educando nuestras facultades para percibir mejor las soluciones y oportunidades ocultas.

2. INVESTIGACIÓN EMPÍRICA SOBRE IE
Con el fin de explorar los estudios empíricos existentes en este campo de investigación, hemos realizado una revisión bibliográfica, que no pretende ser exhaustiva, en las bases de datos de la American Psychological Association (PsycLit), y en otras bases de datos de educación (Eric) y economía (EconLit), incluyendo los artículos publicados en el periodo de tiempo comprendido entre 1989 y 2000. Para realizar la búsqueda, se introdujo el término "emotional intelligence", y los resultados arrojaron 164 referencias. En base a esta búsqueda, hemos clasificado los artículos en cinco grupos, según la temática:
- concepto
- instrumentos de medida
- trabajo y organizaciones
- educación
- salud
Posteriormente hemos seleccionado aquellas referencias sobre estudios empíricos, y hemos encontrado un total de 61. El número de trabajos empíricos de cada grupo temático nos da una idea de la producción científica, y de las líneas de investigación más relevantes en este campo. Así, por ejemplo, el campo de investigación más importante, por la cantidad de estudios desarrollados (22), es la conceptuación de la inteligencia emocional. En este campo encontramos trabajos que tratan de clarificar el concepto de IE, su composición factorial, su relación con variables cognitivas, de personalidad, variables del desarrollo y de funcionamiento personal y social. Además, para establecer los límites del concepto, hay una serie de trabajos que analizan la relación existente entre el concepto de IE y el control de las emociones, el reconocimiento de las emociones, la empatía, la creatividad, y otras habilidades cognitivas. En general, los resultados de los estudios apuntan a que la IE es un constructo general, que describe la habilidad para valorar y expresar emociones, y utilizarlas para propósitos motivacionales y de toma de decisiones.
Hay una serie de estudios encaminados al desarrollo de instrumentos de medida de la IE (8). En esta área de trabajo, Mestre, Guil, Carreras de Alba y Braza (2000) plantean su estudio como una propuesta hacia la búsqueda de un instrumento fiable y válido de la medida de la IE, que permita un mejor acercamiento al conocimiento de este constructo. Estos autores parten del hecho de la aparición de pruebas de evaluación que resultan poco fiables y válidas, impulsadas por el éxito divulgativo que ha tenido la IE, sobre todo a raíz del best seller de Goleman "Inteligencia Emocional". En su estudio ponen a prueba la validez de criterio de una medida de IE (Martin y Boëck), utilizando una muestra de 184 estudiantes universitarios que pasaron las pruebas de IE y estilos motivacionales (desarrollada por Price Waterhouse). Los resultados de este trabajo indican que no existe relación entre la IE y las medidas que se tomaron como criterio.
En esta misma línea, hay estudios que evaluan la fiabildiad y validez del Bar-On Emotional Quotient Inventory (EQ-i), una escala de 133 items (Dawda y Hart, 2000). La investigación ha demostrado que la escala tiene buena consistencia interna y fiabilidad test-retest, así como validez. Otros estudios han utilizado el Multi-factor Emotional Intelligence Scale (MEIS) para evaluar la inteligencia emocional, obteniendo niveles satisfactorios de fiabilidad y validez (Ciarrochi, Chan y Caputi, 2000). Schutte, Malouff, May, Cooper, Golden y Dornheim (1998) desarrollan una escala de inteligencia emocional de 33 ítems, a partir de un conjunto de 62 ítems basado en el modelo original de IE de Salovey y Mayer (1990). En el estudio, 346 participantes contestaron a los 62 ítems, en una escala de respuesta de cinco puntos; el análisis factorial aplicado a los resultados sugirió la selección de 33 ítems para la escala final. También se realizan pruebas para comprobar la fiabilidad y validez del nuevo instrumento, y las conclusiones apuntan a que la escala de 33 ítems es una medida válida y fiable de la IE, tal y como es conceptualizada por Salovey y Mayer (1990).
Por último, Chico (1999) analiza las propiedades psicométricas de la Escala de Inteligencia Emocional desarrollada por Schutte et al. (1998). En líneas generales, los resultados de este trabajo demuestran que la escala posee unas características psicométricas adecuadas. Parece que la investigación sobre los instrumentos de medida de la IE está encontrando resultados positivos, ya que se alcanzan niveles aceptables de fiabildiad y validez, lo que significa que las medidas son estables y que miden lo que se pretende medir. Además, se ha analizado la validez discriminante de las medidas, y los resultados apuntan hacia una relación positiva de la IE con diferentes medidas criterio, como la comprensión y manejo de las emociones, la percepción de emociones, satisfacción vital, extraversión, entre otras. También se han encontrado relaciones negativas con neuroticismo y depresión. Estos resultados indican que la IE representa a aquellas personas con afectividad positiva, concienzudas y flexibles, que tienen pocas dificultades a la hora de identificar y describir los sentimientos, y que no tienen tendencia a mostrar sintomatología somática bajo condiciones de estrés. En general, se ha afirmado que los instrumentos desarrollados son buenos índices de IE, aunque Chico concluye que la Escala de Inteligencia Emocional desarrollada por Schutte, et al. (1998) no posee buena capacidad predictiva, cuando se relaciona con las calificaciones académicas (Chico, 1999).
Por otra parte, también existe un considerable cuerpo de investigación en el campo de estudio del "trabajo y las organizaciones" (13), en el cual se han desarrollado estudios que tratan de justificar la importancia que tiene la IE en el trabajo, enfatizando la utilidad de dicho constructo en este ámbito. De esta forma, los trabajos analizan el papel que juegan las competencias incluidas en el concepto de IE en variables como el liderazgo, la adaptación al trabajo, la solución de conflictos, la satisfacción laboral, el clima organizacional, el éxito laboral, entre otras. En general, la tendencia general de los resultados de las investigaciones apuntan a que la persona con un alto cociente emocional (CE) es una persona que capta con mayor rapidez, profundidad y facilidad que otras personas los conflictos que surgen y que necesitan una solución, los aspectos vulnerables del equipo o de la organización, o las oportunidades para ellos, para el equipo y para la organización.
Otro campo de investigación en el cual se ha desarrollado un importante conjunto de trabajos es "la educación" (12), debido también, al igual que en el ámbito del trabajo, a la importante vertiente de aplicabilidad que conlleva la concepción de la IE. Por lo tanto, los estudios llevados a cabo en esta área se centran en analizar la evolución de la IE en los niños, la importancia que juega la IE en el aprendizaje, en el desarrollo intelectual y en la autorregulación. Otro aspecto importante de la investigación en este campo es el desarrollo de programas para el fomento de la IE en los niños, centrándose en aspectos como el reconocimiento de emociones, la empatía, y en defintivia, las competencias emocionales. La filosofía de estos programas parte del hecho de que hasta tiempos recientes, se ha dado más énfasis en el ámbito educativo a desarrollar funciones eminentemente cognoscitivas como la memoria, el razonamiento, la percepción, las funciones intelectuales de ánalisis-síntesis, etc, que resultan fundamentales para el aprendizaje curricular. Sin embargo, ha sido más bien escaso el énfasis otorgado a la implantación de programas reglados tendentes a desarrollar habilidades de competencia social y de IE. Desde este tipo de programas se resalta la importancia de la implantación de medidas dirigidas a educar las emociones. Debido a que estos trabajos son relativamente recientes, aún no se cuenta con conclusiones sólidas sobre el fomento de las competencias emocionales en los niños.
Por último, un campo de investigación que aún no se ha desarrollado ampliamente es el área de la salud (6). Se han llevado a cabo estudios tratando de relacionar la IE con la alexitimia, entendida como la incapacidad para el reconocimiento de emociones, y estudios sobre la relación de la emoción con la salud, desde el punto de vista de la inteligencia emocional.

3. LA VARIABLE GÉNERO EN LA INVESTIGACIÓN SOBRE IE
Tradicionalmente se ha considerado que las mujeres son más emocionales, debido a una socialización más en contacto con los sentimientos, afirmándose que ellas suelen ser emocionalmente más expresivas que los varones, y que reconocen mejor las emociones en los demás. Las mujeres suelen mostrar mayor habilidad que los hombres en ciertas competencias interpersonales, al menos en ciertas culturas en las que ellas son educadas para permanecer más en contacto con los sentimientos y sus matices.
De acuerdo con esta característica, el objetivo central de este trabajo es comprobar si la psicología se ha ocupado de analizar esas diferencias de género en IE. Con nuestra revisión, nos damos cuenta de que los investigadores no han dirigido sus trabajos hacia este objetivo, ya que hemos encontrado muy pocos estudios que consideren la variable género como un elemento de análisis. Hemos analizado en profundidad tres trabajos que incorporan la variable género, de los cuales tan sólo uno establece hipótesis sobre la relación del género con la IE, mientras que los otros dos estudios analizan el género como una variable demográfica más dentro de su investigación, pero no lo plantean como un objetivo de trabajo. Los estudios revisados son los siguientes.
El estudio de Ciarrochi et al. (2000) evalúa el constructo de inteligencia emocional, a través de la evaluación con el Multi-factor Emotional Intelligence Scale (MEIS). En este trabajo, los autores analizan las propiedades psicométricas de la escala, además de comprobar las siguientes hipótesis:
- la IE se relaciona con variables con las que teóricamente debería estar relacionada;
- la IE se relaciona con variables criterio (inteligencia, empatía, satisfacción vital, cariño familiar, extraversión y neuroticismo, apertura a los sentimientos y a la estética, calidad de las relaciones, y autoestima) y con prejuicios sobre el humor;
- la IE modera la relación entre el humor inducido experimentalmente y los juicios influidos por el estado de humor y el manejo del mismo;
- las mujeres obtienen mayores puntuaciones que los varones en IE.
Los resultados apuntan a que la IE se relaciona con las variables con las que teóricamente debería estar relacionada, habiéndose obtenido las siguientes correlaciones:
- Las correlaciones más importantes se dan en el factor de "IE General".
- Las correlaciones entre los factores de IE y la inteligencia no son significativas.
- Las correlaciones entre IE General y Empatía, Extraversión, Apertura a los Sentimientos y Autoestima eran significativas.
- Las correlaciones entre IE General y Neuroticismo y Apertura a la Estética no eran significativas.
- La IE General se relacionaba significativamente con Satisfacción Vital y Calidad de las Relaciones, pero no con Cariño Familiar.
Los resultados apoyan la idea de que la IE, en general, se relaciona con las variables con las que teóricamente debería relacionarse. También dan apoyo para la validez discriminante de la IE, en la que la IE explica la varianza de los criterios, incluso después de controlar otras variables.
Por otra parte, se ha examinado la hipótesis de si los juicios de las personas con elevada IE están menos influidos por un estado de humor irrelevante, en comparación con las personas con menor IE. Las personas con baja IE no mostraban diferencias en sus juicios, en comparación con las personas con alta IE. Por tanto, la IE se relaciona con el manejo del humor, pero no se relaciona con los juicios basados en el humor. Las personas con alta IE son más capaces de buscar recuerdos positivos en un estado de humor positivo (consistente con el mantenimiento del humor) y en estados de humor negativos (consistente con la recuperación del humor). Este efecto ocurre incluso después de controlar la Autoestima, variable que se ha demostrado estar relacionada con el manejo del humor.
Por último, una de las hipótesis que se planteaba dicho trabajo es si las mujeres obtienen mayores puntuaciones que los varones en inteligencia emocional. Los resultados indicaban que las mujeres tenían puntuaciones significativamente más elevadas en los factores de IE General, Percepción de emociones, y Comprensión y Manejo de emociones. Este resultado es consistente con la investigación previa, que sugiere que las mujeres son mejores a la hora de percibir emociones. Hay diversas explicaciones para estas diferencias de sexo: puede que la socialización influya en que las mujeres sepan leer mejor las emociones, a través de una educación más centrada en el cuidado y la atención a las personas; o es posible que las mujeres estén biológicamente más preparadas para la percepción de emociones. Sería necesaria más investigación en esta línea para determinar cuál es la causa de estas diferencias.
En el trabajo de Dawda y Hart (2000), se plantean como objetivo principal evaluar la fiabilidad y validez del cuestionario Bar-On Emotional Quotient Inventory (EQ-i), en el contexto de un programa de investigación que examina la relación entre la emoción y la personalidad. Además, también estaban interesados en evaluar la relación entre las dimensiones del EQ-i con la personalidad y la psicopatología (alexitimia). Los autores esperaban encontrar correlaciones negativas entre la alexitimia y la dimensión de EQ Intrapersonal.
En el estudio participaron 243 estudiantes universitarios, de los cuales 118 eran varones, y 125 mujeres. Los principales resultados indican que la escala EQ Intrapersonal mostraba una alta correlación negativa con neuroticismo y depresión. Estos resultados apoyan la afirmación de que esta escala representa a las personas que "se sienten bien consigo mismas y con lo que están haciendo en sus vidas". Estos resultados eran muy similares en varones y mujeres. Esta escala se diseñó para reflejar a "las personas que están en contacto con sus sentimientos y son capaces de expresarlos". Las correlaciones negativas con las medidas de alexitimia apoyan esta afirmación. Se encontró un resultado interesante sobre diferencias de género: la escala EQ Intrapersonal correlacionaba con la dimensión de Orientación externa de la alexitimia, pero sólo en mujeres, no en varones.
En general, y por lo que se refiere a la variable género, no se encuentran diferencias significativas en las puntuaciones totales del EQ-i. Sin embargo, las mujeres puntuaban significativamente más alto que los varones en el factor de Responsabilidad Social, mientras que los varones puntuaban más alto en Independencia y Optimismo. Además, estos autores encuentran patrones de validez del cuestionario muy similares en ambos sexos, por lo que parece que no existen muchas diferencias entre varones y mujeres.
Por ultimo, Bar-On, Brown, Kirkcaldy, y Thome (2000) examinan las dimensiones de expresividad emocional en diferentes ocupaciones (policía, cuidadores de niños y educadores de la salud mental), utilizando el mismo cuestionario que Dawda y Hart (2000) para evaluar la inteligencia emocional (Bar-On Emotional Quotient Inventory, EQ-i). Este trabajo parte de una serie de premisas:
- la policía está dominada por hombres, en una organización con valores muy masculinizados, mientras que los cuidadores representan una ocupación femenina, con las mujeres como el grupo mayoritario, por tanto, se puede esperar que el trabajo de policía sea más represivo de las emociones que el trabajo de los cuidadores;
- las mujeres suelen ser emocionalmente más expresivas que los hombres;
- los autores esperan encontrar interacción entre género y ocupación.
La muestra estaba compuesta por 167 sujetos, en dos grupos de profesionales de la ayuda: 1) oficiales de policía, mandos intermedios (n=85) y 2) personal profesional de la salud mental y el cuidado de niños (n=81). La muestra estaba formada por un 72% de varones y un 28% de mujeres. El porcentaje de mujeres era mucho menor en la policía (10%) que en las profesiones de trabajo social: salud mental (53%) y cuidado de niños (39%).
Los resultados indican que en la mayoría de las medidas principales de IE, los oficiales de policía puntúan significativamente más alto que los dos grupos de trabajadores sociales. Los oficiales de policía puntuaban significativamente más alto que el grupo combinado de trabajadores sociales, en términos de afecto positivo y estabilidad emocional, aunque no en conformidad social. Estos resultados implican que los oficiales de policía eran más conscientes de sí mismos y de los demás, más adaptables en general, afrontan los problemas mejor y disfrutan más de su trabajo.
Sobre los efectos del género, los resultados indican que no hay diferencias significativas entre varones y mujeres en inteligencia emocional general. Sin embargo, parece que las mujeres tienen mejores habilidades interpersonales, mientras que los varones son mejores en la tolerancia al estrés y el control de impulsos. Estos resultados coinciden con la investigación en la que las mujeres tienen mayores oportunidades de interacción social, con una red social relativamente amplia, la cual aumenta su sentido de bienestar y felicidad en el trabajo (Rose, 1995).
También se han examinado las interacciones entre la profesión y el género. Las pruebas F para las escalas individuales eran todas no significativas. Además, los perfiles de las escalas emocionales no mostraban un efecto significativo del género por grupo profesional. Por lo tanto, no se encontraron efectos significativos de la interacción género/profesión. Una posible interpretación es que el potencial de socialización dentro de la cultura organizacional cubre o enmascara las diferencias de género.

4. REFLEXIONES FINALES
La producción científica en el campo de la inteligencia emocional va creciendo progresivamente, ampliando los campos de investigación y aplicación de las teorías desarrolladas. De esta forma, hemos encontrado estudios empíricos en áreas tan dispares como son educación, salud, trabajo y organizaciones, instrumentos de medida y conceptuación de la inteligencia emocional. Algunas de las conclusiones generales a las que llegamos después del análisis de los trabajos es que los resultados indican la distintividad y utilidad de la IE, y apoyan la idea de que la IE se relaciona con las variables con las que teóricamente debería relacionarse.
Dentro de esta serie de estudios empíricos encontramos algunos que han incluido la variable género entre sus análisis, poniendo a prueba hipótesis sobre posibles diferencias entre varones y mujeres en las habilidades emocionales. Los resultados de la revisión apuntan a que no existen suficientes estudios que incorporen la variable género entre sus hipótesis de trabajo.
Teniendo en cuenta los tres estudios revisados, los autores encuentran que no existen diferencias en inteligencia emocional general entre varones y mujeres, lo que vendría a contradecir la creencia popular de que las mujeres están más en contacto con las emociones. Sin embargo, sí que parece haber ciertas diferencias en factores concretos de la inteligencia emocional, por ejemplo, las mujeres parecen tener mayores habilidades interpersonales, y son más hábiles a la hora de percibir y comprender las emociones. Por otra parte, los varones destacan en habilidades de control de impulsos y tolerancia al estrés. Sin embargo, no podemos extraer conclusiones sólidas, debido a la poca investigación desarrollada sobre la variable género y la IE.
Debido a que no hay conclusiones respecto a la existencia o no de diferencias significativas entre varones y mujeres, y menos aún sobre el posible origen de esas diferencias, sería necesaria más investigación para determinar las diferencias específicas entre varones y mujeres, por ejemplo, en percepción de emociones o en comprensión y manejo de emociones. Otro aspecto a evaluar es la causa de esas diferencias que parece haber en habilidades concretas, según apuntan los estudios analizados.

METAS Y MOTIVOS EN LA ELECCION DE LA CARRERA DE PSICOLOGIA

METAS Y MOTIVOS EN LA ELECCIÓN DE LA CARRERA DE PSICOLOGÍA
Elena Gámez e Hipólito MarreroDepartamento de Psicología Cognitiva, Social y OrganizacionalUniversidad de La Laguna (Spain)




INTRODUCCION
Como los autores que firman este artículo llevan varios años dando clase a los alumnos de primero de psicología, han tenido múltiples circunstancias que invitan a formularse algunas preguntas del tipo: ¿por qué estos jóvenes estudian psicología?, ¿qué esperan encontrar aquí?, ¿qué metas esperan satisfacer con estos estudios?
En un artículo reciente Valle, González, Núñez, Rodríguez y Piñeiro (1999) proponen un modelo causal sobre los determinantes cognitivos-motivacionales del rendimiento académico. Los autores pretendían establecer la influencia de las siguientes variables:
"..el autoconcepto académico y las atribuciones causales influyen en la orientación motivacional del estudiante que, en este caso, se traduce en la adopción de diferentes tipos de metas, las cuales determinan el tipo de estrategias de aprendizaje que pone en marcha el sujeto y esto, a su vez, determina los resultados de aprendizaje "(pag 503)
El punto de partida de los autores fue la inclusión de un conjunto de variables ampliamente reconocido como centrales en el ámbito escolar: el autoconcepto, (Bandura, 1987) las atribuciones (Weiner,1985,1986), y las metas,(Ames, 1992; Elliot y Dweck,1988; González- Cabanach, Valle, Nuñez y González-Pineda,1996; Nicholls,1984). Sin embargo, se encontró un resultado curioso e inesperado. Los alumnos que presentaban un funcionamiento cognitivo-motivacional asociado con aprendizajes significativos (es decir, alumnos que asumen que los resultados académicos son producto de su esfuerzo y capacidad, con un autoconcepto positivo y un deseo e interés por incrementar los conocimientos) no generaran, necesariamente, buenos resultados académicos.
El conjunto de relaciones causales especificadas en dicho modelo sólo explicaba el 50% de la varianza aunque el grado de ajuste fue satisfactorio. Esto nos indica que el modelo no incluía algunas variables que los autores caracterizaron como más externas a los estudiantes y que determinan su rendimiento. Por ejemplo, en este mismo estudio el hecho de que los alumnos tuvieran grandes deseos por obtener buenos resultados académicos (meta de logro) sí estaba relacionado positiva y directamente con el rendimiento académico.
Este tipo de resultados nos hace pensar que quizás se ha prestado poca atención al peso que tienen esas metas (externas, sociales o no relacionadas directamente con el proceso cognitivo de adquirir conocimiento), aunque sí con una influencia directa en el acto de "querer aprender".
González-Cabanach et al. (1996) hacen una revisión exhaustiva del concepto de meta académica y de su relación con la motivación escolar. Más allá de las clasificaciones y etiquetas que los distintos autores han utilizado para designar diferentes tipos de metas (por ejemplo, metas de aprendizaje, de ejecución, centradas en el yo, de dominio, etc), parece existir un consenso en asignarle a cada tipo de meta una orientación motivacional de carácter intrínseco o extrínseco. Es decir, habría alumnos que se mueven por la curiosidad, el conocimiento o el reto de aprender, cuando se trata de motivación intrínseca y alumnos cuyo interés fundamental es la obtención de recompensas, alabanzas, notas, o la aprobación de sus profesores y padres, cuando hablamos de motivación extrínseca.
Dentro de esta dialéctica de la motivación intrínseca vs extrínseca se instala la distinción más estudiada entre metas de aprendizaje y metas de rendimiento. Las primeras, de carácter más intrínseco son equivalentes a las metas centradas en las tarea o de dominio (Dweck,Nicholls,Ames), es decir, aquellas metas que se plantean los alumnos cuando quieren conocer un tema, dominar una tarea, etc. Las segundas, en cambio, en el polo extrínseco, son equivalentes a las metas centradas en el yo (Nicholls), donde los estudiantes buscan las evaluaciones positivas de su competencia y evitan los juicios negativos sobre su actuación.
Cuando se ha intentado elaborar instrumentos adecuados para medir la presencia de ambos tipos de metas en los estudiantes universitarios y no universtitarios, los autores han encontrado un tipo de meta de aprendizaje y dos tipos claramente diferenciados de metas de rendimiento (Hayamizu y Weiner, 1991;Nuñez y González-Pineda,1994; Nuñez, Gonzalez-Pineda, García, González y García,1995). Una de las metas de rendimiento, llamada ahora meta de refuerzo social, tiene que ver con la tendencia de los sujetos a aprender para obtener la aprobación y evitar el rechazo por parte de las personas significativas, que coincide con la definición previa que hemos dado de meta de rendimiento. El otro tipo que se distingue de éste es la meta de logro, meta que adoptan los alumnos cuando aprenden para obtener buenos resultados en los exámenes y avanzar en sus estudios.
En resumen, podemos decir que existe una estrecha relación entre la elección de un tipo de metas y el rendimiento en el aula, y que existen una serie de metas, no relacionadas directamente con el aprendizaje sino con los llamados tradicionalmente motivos sociales, que influyen directamente en el rendimiento y en la motivación general del alumno en el aula.
El objetivo general de la investigación que presentamos aquí era indagar el papel de las metas sociales, como agentes motivadores de los estudiantes a la hora de elegir la carrera de psicología.
En este artículo estudiaremos las metas personales de los estudiantes a partir de una perspectiva centrada en el contenido de dichas metas (Austin y Vancouver, 1996; Ford,1992; Wentzel,1992, 1999). Esto es, una meta la entenderemos como una representación cognitiva de qué es lo que un individuo está intentando conseguir en una situación dada. Esta perspectiva permite integrar las dicotomías previas del tipo metas de aprendizaje vs rendimiento, intrínsecas vs extrínsecas, sociales vs impersonales. Asume que un estudiante, a la hora de tomar una decisión (elegir una carrera, elegir una asignatura optativa o cambiar de universidad) tiene un conjunto variado de metas que intentará conseguir en el aula y que la relación existente entre esas múltiples metas tiene, normalmente, un poderoso carácter social-interpersonal.
Para los propósitos de nuestro estudio, confeccionamos un cuestionario donde cada ítem expresaba la consecución de una meta personal. Las metas incluían metas interpersonales según la taxonomía de Ford (1992). Esto es, metas que implican asertividad, en las que el estudiante busca, al elegir la carrera de psicología, sentirse libre, un ser individual, definido, con cierto grado de superioridad, con recursos económicos, valorado por los iguales y por otro lado, evitar sentirse inferior o incapaz, etc; metas de integración en el grupo, como búsqueda de amigos, sensación de pertenencia, responsabilidad social, justicia, equidad, etc; y metas relacionadas con la tarea, como tener conocimientos en la materia, ser creativo, ser un experto, evitar la ignorancia, etc. También se incluían metas y motivos sociales según la tradición de las diferencias individuales que apuntaba Hyland (1989) en su estudio comparativo de las tradiciones en la investigación de la motivación. En concreto, incluíamos metas asociadas a los motivos de logro, afiliación y poder, por ser estos los tres sistemas de motivos más estudiados y que más influencia parecen tener en la vida académica de los estudiantes. Como metas de logro, tenemos que la carrera permita apreciar el resultado del esfuezo, emprender un camino y llegar hasta el final, superar un reto importante, etc; metas afiliativas como ayudar a los demás, hacer nuevos amigos, ser una persona solidaria, etc; y metas de poder como tener influencia sobre las personas, ser un líder, acceder a una posición dominante, etc. También incluimos en el cuestionario un tipo de meta relacionada con la superación de problemas personales, aspecto que coincide con un tópico de la "psicología popular", esto es, que muchos alumnos estudian psicología para arreglar sus problemas.
Para terminar y, de forma exploratoria, queríamos rastrear las diferencias de género en las metas de los estudiantes. Una de las áreas más desarrolladas dentro del estudio de las diferencias individuales está representada por las diferencias entre hombres y mujeres. Probablemente se trata de un tema que a investigadores e investigadoras les toca en primera persona, al tiempo que los mass media se encargan de recordarlo diariamente en multitud de temas y ámbitos profesionales: las mujeres son superiores a los hombres en las carreras de humanidades, los hombres rinden mejor en las carreras de ciencias o en tareas espaciales, etc, etc.
Sin embargo, como nos recuerda Andrés-Pueyo (1997), antes de adentrase en la descripción de las diferencias de sexo hay que insistir en dos aspectos importantes en el estudio de las diferencias grupales: a) las diferencias interindividuales dentro de los grupos (de hombre y mujeres en este caso) superan las diferencias promediadas entre los mismos grupos, y b) todos los instrumentos psicológicos, utilizados en la medida de las diferencias individuales en el comportamiento, están sesgados por la cultura donde se han creado, afectando directamente a las diferencias que se encuentran al comparar los grupos de sujetos.
En España, el grupo de Ester Barberá (1996,1998) es quizás el más representativo en el interés por ahondar en las diferencias de género, especialmente aquellas que implican motivos sociales como el logro, el poder o la justicia.
Se ha estudiado con cierta profundidad las diferencias entre hombres y mujeres en la motivación de logro (ver Barberá,1998) llegando a algunas conclusiones como: a) existen diferencias de género en la concepción de logro, b) el logro, para los hombres, siempre incluye instrumentalidad y reconocimiento público mientras que las mujeres, valoran de forma intrínseca las cosas bien hechas o, el reconocimiento externo, cuando se percibe la utilidad social del esfuerzo, c)existen estrategias distintas, entre hombres y mujeres, para conseguir dichas metas y ciertas diferencias en las emociones positivas y negativas asociadas al éxito o fracaso en su consecución.
En la hipótesis tradicional expuesta por Horner (1972) sobre el miedo al éxito, la autora subrayaba cómo el miedo a iniciar conductas de logro está íntimamente asociado, en las mujeres, a la pérdida de afectos y afiliaciones, con la consecuente soledad y abandono. Es decir, más que por miedo al éxito podríamos reinterpretar a Horner diciendo que las mujeres tienen miedo a estar solas y a perder sus relaciones, atribuyendo las causas de esto al éxito o fracaso en el mundo profesional. Si esta historia la contáramos desde otra perspectiva, podríamos decir que las mujeres tienen una motivación mayor hacia la afiliación (entendida como creación y mantenimiento de vínculos) que hacia el logro (entendido como consecución de metas extrínsecas en el ámbito de lo público). De hecho, cuando se han estudiado las metas de logro en perfiles biográficos (Markus,1990) o el contenido de las metas de logro, entre hombre y mujeres (Barberá,1996), si las metas de logro se dan en un contexto afectivo y privado, haciendo compatibles dichas metas con la utilidad para las vidas de los demás, entonces las mujeres están tan motivadas al logro como los hombres.

MÉTODO
Sujetos
El número total de estudiantes que participaron en la investigación fue de 303, todos alumnos de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Laguna. El 75,2% eran mujeres y el 24,8% eran hombres. Por lo que se refiere a la edad, el 60% tenían entre 17 y 19 años, el 39% entre 20 y 22 años y el 8,2% tenían 23 años o más. En relación con el curso de la carrera que cursaban, el 62% eran del primer curso y el 38% del segundo curso.

Instrumentos utilizados
Elaboramos un pequeño cuestionario que llamamos MOPI (Motivación para estudiar Psicología) para explorar las metas y motivos de los estudiantes al elegir la carrera de psicología. Se trata de un cuestionario de 45 ítems con alternativas de respuesta tipo Likert que van desde 1 hasta 5. Cada ítem expresa una afirmación que continúa la frase "He elegido esta carrera porque......" donde se van rastreando diferentes temas relacionados con metas y motivo de logro, poder, afiliación, problemas personales, búsqueda de conocimientos y motivación extrínseca. El cuestionario se encuentra en el ANEXO.

Procedimiento
A todos los alumnos del primer y segundo curso de psicología se les propuso participar en una investigación para conocer alguna de las razones por la que habían elegido la carrera de psicología. Los alumnos, de forma voluntaria y en el aula donde habitualmente reciben sus clases rellenaron el cuestionario y lo entregaron.

RESULTADOS
Las puntuaciones obtenidas en el MOPI, por cada una de las 303 personas, fueron sometidas a análisis factorial de primer orden, realizándose una rotación ortogonal varimax sobre componentes principales. Los índices de Kaiser-Meyer-Olkin de adecuación de la muestra (KMO=0.84) y el test de esfericidad de Bartlett (B=3845.11; p<0.0001) indicaban que el modelo factorial era adecuado para analizar los datos.
Para que un ítems formara parte de un factor se siguieron los siguientes criterios: a) selección de aquellos ítems que poseían una saturación igual o superior a 0,40 en la matriz factorial rotada y b) elección de factores que contenían al menos dos ítems.
Con estos criterios se aislaron un total de 5 factores de primer orden con valor propio igual o superior a 1.5, que explicaron el 37,3 de la varianza total. En la Tabla 1 observamos los ítems, las saturaciones, comunalidades, varianzas y valor propio de cada uno de los factores.
Tabla 1Solución factorial de primer orden (método Varimax sobre componentes principales correspondientes a los 5 factores del cuestionario MOPI (N=303)
FACTOR 1: SUPERACION DE PROBLEMAS AFECTIVOS Y PREOCUPACION POR LAS RELACIONES PERSONALES
Item
Saturación
h 2
6.-quieres conseguir ser responsable de tus acciones
.51
.40
8.-puede ayudarte a controlar tus impulsos agresivos y antisociales
.52
.39
11.-deseas una mejor comunicación con las otras personas
.40
.47
16.-crees que es una buena ocasión para hacer nuevos amigos
.41
.30
23.-tienes problemas a la hora de comunicarte
.70
.53
24.-no te gusta pasar mucho tiempo solo/a.
.50
.31
26.-puede ayudarte a entender mejor tu sexualidad
.50
.41
28.-no te sientes feliz ni satisfecho contigo mismo.
.76
.59
35.-tienes problemas afectivos que la psicología te puede ayudar a resolver
.78
.65
38.-te consideras una persona con problemas y te gustaría dejar de serlo
.74
.59
40.-quieres mantener tus relaciones con otras personas importantes para ti.
.41
.39
44.-quieres resolver algún problema personal.
.74
.60
%V.T. 11.34, V.P.5.10


FACTOR 2: LOGRO Y PRESTIGIO
Item
Saturación
h 2
1.-quieres emprender un camino en la vida y llegar al final.
.53
.45
12.-quieres tener un nivel social y económico adecuado
.76
.64
19.-hacer esta carrera te permitirá apreciar el resultado de tu esfuerzo.
.49
.47
21.-quieres llegar a ser independiente
.47
.33
25.-querrías tener un puesto de trabajo con cierto prestigio social.
.70
.60
27.-has imaginado lo satisfactoria que sería tu vida siendo psicólogo.
.50
.32
29.-deseas tener una posición social mejor que la que tienes ahora.
.71
.55
30.-hay muchas salidas profesionales para esta carrera.
.52
.29
32.-hacer esta carrera te evitará sentirte fracasado/a en la vida.
.44
.35
33.-crees que el esfuerzo que realices será productivo.
.40
.44
%V.T. 9.35, V.P.4.21


FACTOR 3: LOGRO ASOCIADO A MOTIVOS AFILIATIVOS
Item
Saturación
h 2
11.-deseas una mejor comunicación con las otras personas
.46
.47
14.-tienes las capacidades y las motivaciones necesarias para ser psicólogo
.54
.34
18.-te gusta que la gente te pida tu opinión para resolver sus problemas
.60
.44
19.-hacer esta carrera te permitirá apreciar el resultado de tu esfuerzo
.48
.49
33.-crees que el esfuerzo que realices será productivo.
.50
.44
%V.T. 6.67, V.P.3.0


FACTOR 4: PODER
Item
Saturación
h 2
3.-crees que teniendo conocimientos de psicología puedes tener cierta influencia sobre las personas
.68
.51
5.-te gustaría ser un/a líder
.56
.40
22.-siempre te han llamado las profesiones donde se pueda supervisar a otras personas
.40
.32
36.-disfrutas convenciendo a los demás de tus buenas ideas.
.70
.64
39.-puede ser una manera de acceder a una posición dominante cuando me lo proponga.
.58
.38
%V.T. 6.38, V.P.2.87


FACTOR 5: MOTIVACIÓN INTRÍNSECA DE CONOCIMIENTO
Item
Saturación
h 2
9.-te interesa conocer al ser humano.
.48
.42
17.-has conocido algunas personas que han estudiado esta carrera
-.42
.30
31.-quieres conocer más sobre un tema particular como las relaciones interpersonales
.60
.50
45.-tus padres y amigos te los han aconsejado
-.45
.33
%V.T. 3.58, V.P.1.61

El primer factor tiene como ejemplos de ítems "te consideras una persona con problemas y te gustaría dejar de serlo", "quieres resolver un problema personal" o "crees que es una buena ocasión de hacer nuevos amigos". Este factor agrupa motivos relacionados con la superación de problemas afectivos y la preocupación por las relaciones interpersonales. Los estudiantes de psicología tienen problemas en el plano afectivo y creen que estudiar esta carrera puede ayudarles a sentirse mejor.
El segundo factor incluye ítems como "querrías tener un puesto de trabajo con cierto prestigio social" o "quieres emprender un camino en la vida y llegar al final". Este factor agrupa bastante bien los motivos de logro y poder donde los estudiantes se plantean metas claras de superación personal y en contextos donde se pueda garantizar prestigio y una buena posición social.
El tercer factor expresa una motivación orientada a logros asociados a motivos afiliativos, mientras que el cuarto factor agrupa los deseos y motivos relacionados genuinamente con el poder, influir sobre los otros, ser un líder, etc. Al quinto factor lo hemos denominado de motivación intrínseca de conocimientos, donde los estudiantes parecen rechazar las influencias externas (saturaciones negativas de los ítems 17 y 45) a la hora de elegir esta carrera, al mismo tiempo que expresan motivos de conocimiento y curiosidad.
Para saber si los cinco factores que agrupaban las metas y los motivos de los estudiantes mostraban algunas diferencias en las variables sociodemográficas sexo y curso, realizamos contrastes de medias mediante la t de Student.
En la Tabla 2 observamos las medias, las desviaciones típicas, el valor de t y el nivel de significación en los cinco factores según el género. Así, encontramos que sólo aparecen diferencias significativas en los factores 3 y 4. Las mujeres aparecen más preocupadas por los logros asociados a motivos afiliativos, mientras que los hombres tienen sus metas más orientadas hacia el motivo de poder.
Tabla 2Medias, Desviaciones típicas, t de Student y su nivel de significación en los cinco factores, según género
HOMBRES (N=75) MUJERES (N=228)
Factores*
M
DT
M
DT
t
p
1
-0.001
0.96
0.0005
1.01
-0.15
.98
2
0.035
1.07
-0.012
0.97
0.35
.72
3
-0.54
0.99
0.17
0.99
-5.73
<.000
4
0.52
1.12
-0.17
0.89
5.48
<.000
5
-0.08
1.06
0.03
0.98
-0.84
.40
* 1=Superación de problemas afectivos, 2=Logro y prestigio, 3=Logro asociados a motivos afiliativos, 4=Poder y 5=Motivación intrínseca.

Cuando comparamos a los alumnos del primer y segundo curso, sólo apreciamos diferencias significativas en el factor 3. Lo que significa que los alumnos del primer curso están más preocupados por los logros asociados a motivos afiliativos que los alumnos del segundo curso.
Las diferencias entre hombres y mujeres expuestas más arriba representan diferencias cuantitativas con respecto al patrón general que agrupa las metas y motivos de los estudiantes de psicología. Para ahondar un poco más en estas diferencias realizamos dos nuevos análisis teniendo en cuenta a los hombres y a las mujeres por separado. Estos nuevos análisis, cuyo número reducido de sujetos no permite afirmaciones definitivas, nos pueden servir para profundizar, desde el punto de vista cualitativo, en las diferencias encontradas entre hombre y mujeres.
Tomando como muestra sólo a las mujeres (N=228), los índices de Kaiser-Meyer-Olkin de adecuación de la muestra (KMO=0.81) y el test de esfericidad de Bartlett (B=3158.92; p<0.0001) indicaban que el modelo factorial era adecuado para analizar los datos. Los criterios para la selección de los ítems fueron los mismos que para la muestra total.
Con estos criterios se aislaron un total de 5 factores de primer orden con valor propio igual o superior a 1.5, que explicaron el 38,2 de la varianza total. En la Tabla 3 observamos los ítems, varianzas y valor propio de los 5 factores de primer orden.
Tabla 3Solución factorial de primer orden (método Varimax sobre componentes principales correspondientes a los 5 factores del cuestionario de Motivos y Metas para estudiar Psicología, sólo con mujeres (N=228)
FACTOR 1: SUPERACION DE PROBLEMAS AFECTIVOS Y PREOCUPACION POR LAS RELACIONES PERSONALES
Item
Saturación
6.-quieres conseguir ser responsable de tus acciones
.56
8.-puede ayudarte a controlar tus impulsos agresivos y antisociales
.55
11.-deseas una mejor comunicación con las otras personas
.42
16.-crees que es una buena ocasión para hacer nuevos amigos
.44
23.-tienes problemas a la hora de comunicarte
.71
24.-no te gusta pasar mucho tiempo solo/a.
.52
26.-puede ayudarte a entender mejor tu sexualidad
.47
28.-no te sientes feliz ni satisfecho contigo mismo.
.76
35.-tienes problemas afectivos que la psicología te puede ayudar a resolver
.79
38.-te consideras una persona con problemas y te gustaría dejar de serlo
.74
40.-quieres mantener tus relaciones con otras personas importantes para ti.
.41
44.-quieres resolver algún problema personal.
.73
%V.T. 11.66, V.P.5.24
FACTOR 2: PRESTIGIO
Item
Saturación
12.-quieres tener un nivel social y económico adecuado
.72
21.-quieres llegar a ser independiente
.50
25.-querrías tener un puesto de trabajo con cierto prestigio social.
.71
29.-deseas tener una posición social mejor que la que tienes ahora.
.73
30.-hay muchas salidas profesionales para esta carrera.
.56
%V.T. 9.35, V.P.4.21
FACTOR 3: LOGRO ASOCIADO A MOTIVOS AFILIATIVOS Y DE CONOCIMIENTOS
Item
Saturación
9.-te interesa conocer el ser humano
.63
11.-deseas una mejor comunicación con las otras personas
.47
31.-quieres conocer mas sobre un tema particular como las relciones interpersonales
.67
33.crees que el esfuerzo que realices será productivo.
.42
34.-. porque te gustaría conocer algún tema general como: los trastornos mentales, el funcionamiento del cerebro, las emociones, etc
.66
%V.T. 6.20, V.P.2.790
FACTOR 4: PODER
Item
Saturación
3.-crees que teniendo conocimientos de psicología puedes tener cierta influencia sobre las personas
.61
15.-quieres conocer más sobre un tema particular
.50
18.-no te sientes feliz ni satisfecho contigo mismo
.46
22.-siempre te han llamado las profesiones donde se pueda supervisar a otras personas
.41
36.-disfrutas convenciendo a los demás de tus buenas ideas.
.69
39.-puede ser una manera de acceder a una posición dominante cuando me lo proponga.
.44
%V.T. 5.88, V.P.2.65
FACTOR 5: LOGROS AFILIATIVOS
Item
Saturación
2.-. porque siempre has tenido deseos de ayudar a los demás
.51
14. porque tienes las capacidades y motivaciones necesarias para ser psicólogo
.44
18.- porque te gusta que la gente te pida tu opinión para resolver sus problemas
.40
19.- porque hacer esta carrera te permitirá apreciar el resultado de tu esfuerzo
.40
45.- porque te gustaría llegar a ser una persona solidaria con los otros.
.63
%V.T. 3.58, V.P.1.61

El primer factor es igual que el encontrado en el análisis global que agrupa motivos relacionados con la superación de problemas afectivos y la preocupación por las relaciones interpersonales. El segundo factor, a diferencia del análisis global que incluía prestigio y logro, aquí es sólo prestigio. Cuando observamos los ítems representativos, "quieres tener un nivel social y económico adecuado", "querrías tener un puesto de trabajo con cierto prestigio social" o "hay muchas salidas profesionales para esta carrera", tenemos que interpretar estos motivos en relación con el prestigio y la independencia personal mejor que con la meta de influir en los otros. El tercer factor también difiere con respecto al análisis global, pues aquí hay que añadir no sólo los logros en el plano afiliativo sino también en los temas de conocimiento, ejemplificado en los items " interesa conocer al ser humano, su mente, su conducta" o "quieres conocer más sobre algún tema general". El cuarto factor coincide con el análisis global y reúne los motivos y metas de poder en relación con la influencia sobre los otros. El quinto factor, en el caso de las mujeres vuelve a incidir en el aspecto solidario o afiliativo, "siempre has tenido deseos de ayudar a los demás" o "te gustaría llegar a ser una personas solidaria con los otros".
Tomando como muestra a los hombres (N=75), los índices de Kaiser-Meyer-Olkin de adecuación de la muestra (KMO=0.56) y el test de esfericidad de Bartlett (B=1839.56; p<0.0001), indicaban que el modelo factorial era bastante mediocre para analizar los datos. Como explicamos más arriba, nuestro interés es profundizar en las diferencias cualitativas entre hombres y mujeres, aunque este análisis no es el más idóneo dado el número reducido de sujetos. Nuestro análisis por tanto es tentativo e informativo. Utilizando los mismos criterios para la selección de los ítems, se aislaron un total de 9 factores de primer orden con valor propio igual o superior a 1.5, que explicaron el 60% de la varianza total. Para poder comparar estos datos en relación con la muestra global sólo hemos elegido los 5 primeros, que explicaban un 40.5% de la varianza.
Tabla 4Solución factorial de primer orden (método Varimax sobre componentes principales correspondientes a los 5 factores del cuestionario de Motivos y Metas para estudiar Psicología, sólo con hombres (N=75)
FACTOR 1: LOGRO Y PRESTIGIO
Item
Saturación
1.-quieres emprender un camino en la vida y llegar al final.
.59
12.-quieres tener un nivel social y económico adecuado
.79
19.-hacer esta carrera te permitirá apreciar el resultado de tu esfuerzo.
.41
21.-quieres llegar a ser independiente
.50
25.-querrías tener un puesto de trabajo con cierto prestigio social.
.76
27.-has imaginado lo satisfactoria que sería tu vida siendo psicólogo.
.58
29.-deseas tener una posición social mejor que la que tienes ahora.
.73
30.-hay muchas salidas profesionales para esta carrera.
.42
32.-hacer esta carrera te evitará sentirte fracasado/a en la vida.
.56
33.-crees que el esfuerzo que realices será productivo.
.46
37. porque es una forma de superar un reto importante en tu vida
.49
%V.T. 9.92, V.P.4.46
FACTOR 2: LOGRO ASOCIADO A MOTIVOS AFILIATIVOS
Item
Saturación
6.- porque quieres conseguir ser responsable de tus acciones
.52
8.- porque puede ayudarte a controlar tus impulsos agresivos y antisociales
.75
11.- porque deseas una mejor comunicación con las otras personas
.57
24.- porque no te gusta pasar mucho tiempo solo/a
.42
26.- porque puede ayudarte a entender mejor tu sexualidad
.45
40.- porque quieres mantener tus relaciones con otras personas importantes para ti
.60
41.- porque la psicología permite a las personas valorar sus capacidades y mejorar cada día
.73
43.- porque te gustaría llegar a ser una persona solidaria con los otros
.48
%V.T. 8.90, V.P.4.0
FACTOR 3: SUPERACIÓN DE PROBLEMAS PERSONALES
Item
Saturación
21.- porque quieres llegar a ser independiente
.43
23.- porque tienes problemas a la hora de comunicarte
.53
28.- porque no te sientes feliz ni satisfecho contigo mismo.
.73
35.- porque tienes problemas afectivos que la psicología te puede ayudar a resolver.
.78
38.- porque te consideras una persona con problemas y te gustaría dejar de serlo
.77
44.- porque quieres resolver algún problema personal
.78
%V.T. 8.29, V.P.3.73
FACTOR 4: PODER
Item
Saturación
3.-crees que teniendo conocimientos de psicología puedes tener cierta influencia sobre las personas
.79
5. porque te gustaría ser un/a líder
.72
36.-disfrutas convenciendo a los demás de tus buenas ideas.
.70
39.-puede ser una manera de acceder a una posición dominante cuando me lo proponga.
.77
%V.T. 7.09, V.P.3.19
FACTOR 5: LOGROS AFILIATIVOS
Item
Saturación
1.- porque quieres emprender un camino en la vida y llegar al final
.43
2.- porque siempre has tenido deseos de ayudar a los demás
.50
7.- porque no te gustan las profesiones que impliquen trabajar sin contacto frecuente con otras personas
.70
18.- porque te gusta que la gente te pida tu opinión para resolver sus problemas
.53
20.- porque crees que sabes escuchar a las personas
.73
43.- porque te gustaría llegar a ser una persona solidaria con los otros
.41
%V.T. 6.24, V.P.2.8

En la Tabla 4 observamos los ítems, varianzas y valor propio de los 5 factores de primer orden. Aquí, el primer factor es igual al segundo factor encontrado en el análisis global, esto es, un factor centrado en las metas y motivos de logro y prestigio. El segundo factor en este análisis, es equivalente al cuarto en el análisis global, un factor de logro asociado a motivos afiliativos. El tercer factor agrupa los problemas, es decir, la motivación por superar los problemas personales, con ítems como "tienes problemas a la hora de comunicarte" o "quieres resolver algún problema personal". El cuarto y quinto factores, igual que en las mujeres, reúnen metas de poder y metas de solidaridad, respectivamente.

DISCUSIÓN YCONCLUSIONES
Como adelantábamos en la introducción, parece que las metas personales que más preocupan o interesan a los estudiantes que eligen estudiar psicología, están relacionadas con temas afectivos, interpersonales y de logro.
El primer factor encontrado, superación de problemas afectivos y preocupación por las relaciones interpersonales, nos confirma que hay algo de cierto en el conocimiento de la "psicología popular" cuando nos recuerda la preocupación de algunos estudiantes por superar sus problemas personales. La novedad estaría en que la "psicología popular" exagera los "problemas personales", dándoles una orientación patológica ("están colgados", "son unos neuróticos", etc) y aquí encontramos que los problemas personales coinciden con las preocupaciones normales de los adolescentes, es decir, mejorar la relación y comunicación con los otros, entender mejor la sexualidad, superar los problemas afectivos. Quizás lo que tendrían los estudiantes de psicología con respecto a otros estudiantes que eligen otras carreras es una mayor sensibilidad, preocupación o interés por estos temas, algo que, desde nuestro punto de vista, sería una buena cualidad para un aspirante a psicólogo más que una característica negativa o una deficiencia como la valora la "psicología popular".
El dato de que, para los estudiantes, es importante la resolución de problemas personales, parece coincidir con otros estudios recientes. Así, Castro y Sanchez (2000) en un trabajo sobre objetivos vitales y satisfacción autopercibida, en la población universitaria española, encontraron que las áreas vitales más relacionadas con la satisfacción general con la vida son la salud física y psicológica. Al mismo tiempo, la satisfacción en los vínculos con pares y la salud física es lo que mejor predice el logro actual de los objetivos vitales, siendo la satisfacción con pares el logro más esperado para el futuro.
Recordemos que para los estudiantes del primer curso, la Universidad es un espacio nuevo. En ella inician la vida de adultos, abandonan la adolescencia, por lo que no es de extrañar que tengan una fuerte necesidad de sentirse aceptados e integrados en el grupo, y estén preocupados por las nuevas relaciones que van a establecer.
El segundo factor, logro y prestigio, también integra gran parte de las metas personales que implican asertividad, según la taxonomía de Ford (1992). Los estudiantes eligen esta carrera porque con ella pretenden ser independientes, tener un trabajo con cierto prestigio, emprender un camino y llegar hasta el final, realizar un esfuerzo productivo y evitar sentirse fracasado.
El tercer y cuarto factores, logros asociados a motivos afiliativos y de poder, también incluirían parte de las metas asertivas, además de las de integración en el grupo. Con respecto a los logros afiliativos parecen estar asociados a la percepción de autoeficacia (tener las capacidades necesarias). Parece que la carrera de psicología también puede servir para comunicarse mejor con los otros, influir sobre los demás u obtener una posición dominante.
Los cuatro primeros factores coincidirían con las llamadas metas de rendimiento, tanto de refuerzo social como de logro (Nuñez et al.1994,1995), mientras que el quinto factor alude a las llamadas metas de aprendizaje o metas de tarea según Ford (1992). También los estudiantes que eligen la carrera de psicología quieren conocer los temas propios de la psicología y al ser humano, y además rechazan las influencias externas, como pueden ser los consejos de padres y amigos.
Vemos que los resultados encontrados en este estudio apoyan el peso que tienen las metas de rendimiento en la motivación de los estudiantes universitarios. En esta categoría habría que incluir tanto las metas de refuerzo social como de las metas de logro, así como gran parte de las metas personales según la taxonomía de Ford (1992). Parece claro que el interés por el "conocimiento", dominio de tareas, etc, va íntimamente unido a la satisfacción de necesidades o motivos sociales-interpersonales, donde el alumno encuentra sentido a la actividad que realiza. El alumno llega a la Universidad con la actitud de un adolescente preocupado por las nuevas relaciones, quiere ser reconocido y acogido por el grupo, eliminar los miedos sobre su posible incompetencia, soñar con su logros futuros, ser un buen profesional, ser independiente y ganar dinero.
¿Qué posibles repercusiones tendría este conocimiento sobre las metas de los estudiantes en los futuros planes de estudio? En primer lugar, nos permite conocer las condiciones en las que inician su vida académica. Es frecuente que en los proyectos de reforma de los planes de estudio sólo nos preocupemos de los contenidos que deben dominar o incluirse en el currículo del alumno. Esto es muy importante, pero normalmente se descuida la forma en la que deben llegar esos contenidos, cómo se relacionan los contenidos con las expectativas previas de los estudiantes o, más aún, qué metas se satisfacen con el acto de estudiar. Este tipo de conocimientos permitiría mejorar los recursos pedagógicos a la hora de planificar contenidos, buscar ejemplos, conectar con otras asignaturas, planificar seminarios, etc. aspectos, que, en última instancia, beneficiarán directamente el proceso de aprendizaje del alumno y la satisfacción del profesor en la actividad docente.
Con respecto a las diferencias entre hombre y mujeres, no hemos constatado diferencias en las metas y motivos sino en el grado de importancia que se les da a unos y otros. Desde el estudio pionero de Maccoby y Jacklin (1974) los hombres parecen estar más orientados a la tarea y las mujeres a las personas (citado por Colom Marañon,1998). Sin embargo, en el estudio que hemos realizado comprobamos que los hombres también se preocupan por las personas y los vínculos, pero como nos muestra Barberá (1996), en sus estudios sobre la motivación de logro, es "diferente" el contenido y significado de las metas cuando hablamos de logro en hombres y mujeres.
Las mujeres parecen preocupadas, en primer lugar, por las relaciones personales y la superación de problemas afectivos, dato que coincide plenamente con el prototipo de las metas femeninas. Más interesante es confirmar que también están ocupadas en perseguir metas de logro pero, de acuerdo con lo encontrado por Barberá (1996), se trataría de un logro que se traduce en conseguir independencia personal a través del esfuerzo y la superación personal. Muy conectado con esa autosuficiencia, las mujeres están interesadas por la búsqueda de conocimientos y el reto intelectual, algo que no parece ser incompatible con ejercer influencia sobre los otros, tener un papel en el grupo o ser sensibles a la solidaridad como una meta también "genuina" de las mujeres.
En lo que respecta a los hombres y confirmando las investigaciones previas, parece que lo más importante es el logro y el prestigio, tanto en su versión típicamente masculina, implicando comparación con los otros, prestigio social, etc (factor 1), como en su versión afiliativa (factor 2). Es decir, para los hombres, las afiliaciones siempre pueden ayudar a conseguir alguna mejora personal. Sin embargo, hay que resaltar también su preocupación por los problemas personales y afectivos, lo que parece acercar cada día más las metas entre hombre y mujeres.
En su conjunto, este trabajo quería explorar, de acuerdo con la perspectiva que defienden autores como Ford (1992) o Wentzel (1999) el contenido de determinadas metas sociales-interpersonales que influyen claramente en la motivación escolar de los estudiantes. También es el punto de partida de una investigación más amplia que pretende profundizar en el contenido de dichas metas, en su representación cognitiva y en su conexión con la acción, es decir, dar respuestas a preguntas como ¿los estudiantes que inician física, historia o psicología, comparten las mismas metas?, ¿cómo se agrupan las metas interpersonales?, ¿qué tipo de expectativas y acciones se conectan con qué tipo de metas?


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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Wentzel, K.R. (1999).Social-Motivational processes and intepersonal relationships: implications for understanding motivation at school.

ANEXO
Apellidos:.............................................................,Nombre...............Sexo: hombre /mujer. Edad:......
Has elegido la carrera de psicología en 1ª, 2ª ,3ª opción
POR FAVOR, MARCA CON UNA CRUZ EL GRADO EN EL QUE TE IDENTIFICAS CON LA AFIRMACIÓN QUE EXPRESA CADA FRASE:
1=NADA, 2=MUY POCO 3=ALGO 4=BASTANTE 5=MUCHO.

HAS ELEGIDO ESTA CARRERA:
1. porque quieres emprender un camino en la vida y llegar al final.
1---2---3---4---5
2. porque siempre has tenido deseos de ayudar a los demás.
1---2---3---4---5
3. porque crees que teniendo conocimientos de psicología puedes tener cierta influencia sobre las personas.
1---2---3---4---5
4. porque está de moda estudiar psicología.
1---2---3---4---5
5. porque te gustaría ser un/a líder.
1---2---3---4---5
6. porque quieres conseguir ser responsable de tus acciones.
1---2---3---4---5
7. porque no te gustan las profesiones que impliquen trabajar sin contacto frecuente con otras personas
1---2---3---4---5
8. porque puede ayudarte a controlar tus impulsos agresivos y antisociales.
1---2---3---4---5
9. porque te interesa conocer el ser humano, su mente, su conducta.
1---2---3---4---5
10. porque el bachillerato que estudiaste te obliga a elegir esta carrera.
1---2---3---4---5
11. porque deseas una mejor comunicación con las otras personas.
1---2---3---4---5
12. porque quieres tener un nivel social y económico adecuado.
1---2---3---4---5
13. porque no te gustan los juegos competitivos.
1---2---3---4---5
14. porque tienes las capacidades y motivaciones necesarias para ser psicólogo.
1---2---3---4---5
15. porque sabes que para controlar a los demás primero hay que conocerlos.
1---2---3---4---5
16. porque crees que es una buena ocasión para hacer nuevos amigos.
1---2---3---4---5
17. porque has conocido a algunas personas que han estudiado esta carrera.
1---2---3---4---5
18. porque te gusta que la gente te pida tu opinión para resolver sus problemas.
1---2---3---4---5
19. porque hacer esta carrera te permitirá apreciar el resultado de tu esfuerzo.
1---2---3---4---5
20. porque crees que sabes escuchar a las personas.
1---2---3---4---5
21. porque quieres llegar a ser independiente.
1---2---3---4---5
22. porque siempre te han llamado las profesiones donde se pueda supervisar a otras personas
1---2---3---4---5
23. porque tienes problemas a la hora de comunicarte.
1---2---3---4---5
24. porque no te gusta pasar mucho tiempo solo/a.
1---2---3---4---5
25. porque querrías tener un puesto de trabajo con cierto prestigio social.
1---2---3---4---5
26. porque puede ayudarte a entender mejor tu sexualidad.
1---2---3---4---5
27. porque has imaginado lo satisfactoria que sería tu vida siendo psicólogo.
1---2---3---4---5
28. porque no te sientes feliz ni satisfecho contigo mismo.
1---2---3---4---5
29. porque deseas tener una posición social mejor que la que tienes ahora.
1---2---3---4---5
30. porque hay muchas salidas profesionales para esta carrera.
1---2---3---4---5
31. porque quieres conocer más sobre un tema particular como las relaciones interpersonales.
1---2---3--4---5
32. porque hacer esta carrera te evitará sentirte fracasado/a en la vida.
1---2---3---4---5
33. porque crees que el esfuerzo que realices será productivo.
1---2---3---4---5
34. porque te gustaría conocer algún tema general como: los trastornos mentales, el funcionamiento del cerebro, las emociones, etc.
1---2---3---4---5
35. porque tienes problemas afectivos que la psicología te puede ayudar a resolver.
1---2---3---4---5
36. porque disfrutas convenciendo a los demás de tus buenas ideas.
1---2---3---4---5
37. porque es una forma de superar un reto importante en tu vida.
1---2---3---4---5
38. porque te consideras una persona con problemas y te gustaría dejar de serlo.
1---2---3---4---5
39. porque puede ser una manera de acceder a una posición dominante cuando me lo proponga.
1--2--3--4--5
40. porque quieres mantener tus relaciones con otras personas importantes para ti.
1---2---3---4---5
41. porque la psicología permite a las personas valorar sus capacidades y mejorar cada día.
1---2---3---4---5
42. porque puedes ligar con chicos/as.
1---2---3---4---5
43. porque te gustaría llegar a ser una persona solidaria con los otros.
1---2---3---4---5
44. porque quieres resolver algún problema personal.
1---2---3---4---5
45. porque tus padres y amigos te lo han aconsejado.
1---2---3---4---5

Aspectos cognitivos,emocionales,genéticos y diferenciales de la Timidez

Cano Vindel, A.; Pellejero, M.; Ferrer, M. A.; Iruarrizaga, I. y Zuazo, A.Universidad Complutense de Madrid (Spain)

UNA APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE TIMIDEZ
Cuando un niño de apenas dos años está jugando tranquilamente en su casa y llega una visita, una persona desconocida para el niño, éste puede reaccionar con una respuesta de inhibición comportamental, escondiéndose tras su madre, dejando de jugar, de hablar, escondiendo su cara,... Cuando este niño, ya adolescente, se encuentra en otra situación novedosa, como es estar con una chica que le gusta, puede reaccionar de una manera similar: con rubor, inseguridad, temor, falta de confianza en sí mismo, con dificultad para entablar una conversación,... En ambos casos, este tipo de comportamientos pueden ser calificados en el lenguaje coloquial de timidez. ¿Pero, qué es la timidez?. ¿Cómo podemos entender todos estos aspectos de la timidez?.
A nivel coloquial el término "timidez" es ampliamente utilizado para hacer referencia al malestar experimentado en presencia de personas desconocidas. Desde un punto de vista etimológico, el término timidez procede del latín timidus, que significa temeroso. La Real Academia Española, define el término tímido haciendo referencia a un individuo "temeroso, medroso, encogido y corto de ánimo" (R.A.E., 1992).
Sin embargo, a pesar de ser un concepto aparentemente bien definido y establecido popularmente, en el ámbito científico constituye un concepto ambiguo y poco diferenciado de otros tales como introversión, inhibición comportamental o ansiedad social. Además, nos encontramos con que la timidez constituye una realidad que engloba diferentes dimensiones, tales como el miedo o temor, la inseguridad, la baja autoestima, la dificultad para relacionarse con los demás, el retraimiento, suspicacia, cautela, tensión, activación, etc. ¿Es un rasgo de personalidad, o sinónimo de introversión?, ¿se trata de una reacción o estado emocional?, ¿es un sinónimo de ansiedad social?.
Definición y tipos
Dentro del ámbito de la psicología, los diferentes autores han definido la timidez como "la tendencia a evitar interacciones sociales y a fracasar a la hora de participar apropiadamente en situaciones sociales" (Pilkonis, 1977a, p. 585); ansiedad y disconfor con situaciones sociales, particularmente en aquéllas que implican evaluación por parte de la autoridad, "auto-observación de sí mismo, infelicidad, inhibición, preocupación sobre sí mismo..." (Crozier, 1979, p. 121); reacción de tensión, preocupación, sentimientos de incomodidad y disconfor e inhibición del comportamiento social normalmente esperado (Buss, 1980); disconfor, inhibición, y respuestas de ansiedad, auto-observación de sí mismo, y reticencia en presencia de los otros (Jones, Briggs y Smith, 1985).
Algunos autores señalan la existencia de diferentes tipos o dimensiones de timidez. Uno de los primeros en establecer una clasificación de los sujetos tímidos fue Zimbardo (1977), quien distinguió tres grupos: el primero incluye a aquellos individuos que no temen la interacción social, simplemente prefieren estar solos, sintiéndose más cómodos con sus ideas y sus objetos inanimados que con la gente; el segundo grupo hace referencia a aquellos sujetos con baja confianza en sí mismos, pobres habilidades sociales y sentimientos de vergüenza que hacen que eviten el contacto con los demás; y el tercero integra a aquellos individuos que se sienten atemorizados ante la posible no consecución de sus expectativas sociales y culturales.
Por otro lado, Zimbardo y Radl (1985) se refieren a la timidez como un mecanismo de defensa que permite a la persona evaluar situaciones novedosas a través de una actitud de cautela con el fin de responder de forma adecuada a las demandas de la situación. Así mismo, Buss (1986) distingue entre la timidez ligada al miedo a los demás (fearful shyness) y la relacionada con la auto-observación (self-conscious shyness). La timidez ligada al miedo a los demás surge durante el primer año de vida del niño, se manifiesta a través de la ansiedad provocada por la inseguridad ante la presencia de extraños, normalmente adultos, y se caracteriza por un elevado arousal autonómico, una marcada inhibición comportamental y preocupaciones excesivas por el miedo a ser evaluados negativamente por otros. La timidez relacionada con la auto-observación surge a partir de los 4-5 años cuando el niño toma conciencia de sí mismo como un ente social expuesto a la evaluación crítica de los demás, y se caracteriza por un bajo arousal fisiológico y una preponderancia de cogniciones centradas en la evaluación negativa, así como cierta inhibición comportamental, aunque menos que la que se manifiesta en el primer grupo.
Timidez, introversión e inhibición comportamental
Tradicionalmente, el concepto de timidez ha estado, y sigue estando, asociado a otros como la introversión y la inhibición comportamental. En este sentido, una correcta conceptualización de los mismos nos permitirá una mejor delimitación del concepto de timidez.
Timidez e introversión
Jones et al.. (1985) entienden la timidez como un rasgo de personalidad relacionado principalmente con situaciones de amenaza interpersonal y señalan que un individuo caracterizado por un alto rasgo de timidez experimentará un mayor grado de activación que otro con un rasgo menor, independientemente del nivel de amenaza interpersonal de la situación. Así mismo, estos autores establecen que el miedo a la evaluación negativa, relacionada con situaciones sociales, está en la base de la timidez. Se trataría de una característica individual, de un rasgo general de personalidad, que se activa en situaciones de amenaza interpersonal, y que es relativamente independiente de la intensidad de las situaciones.
De modo similar a lo propuesto por Jones et al. (1985) al considerar la timidez como una predisposición o rasgo temperamental, y partiendo el modelo de personalidad desarrollado por Eysenck (1944), la introversión se entiende como una dimensión de personalidad que agrupa las características de sujetos tranquilos, reservados, introspectivos, retraídos, distantes con los demás excepto con los amigos íntimos, cautelosos y con elevado control emocional (Biederman, Rosenbaum, Hirshfeld, Faraone, Bolduc, Gersten, Meminger, Kagan, Snidman y Reznick, 1990).
Las características de la personalidad introvertida ya se observan a la edad de 1 año, e incluso pueden aparecer en los primeros meses de vida, y continúan siendo evidentes durante la infancia, manifestándose a través de conductas de inhibición ante los objetos y experiencias desconocidas (Stassen y Thompson, 1997). Así mismo, para algunos autores (Amies, Gelder y Shaw, 1983; Watson, Clark y Carey, 1988; Salaberría y Echeburúa, 1998) la introversión constituye un factor de vulnerabilidad de cara al desarrollo de ciertos trastornos de ansiedad, en especial de ansiedad social.
En cuanto a su etiología, ya en 1967 Eysenck señaló la existencia de una posible base biológica para la introversión, relacionada con el sistema reticular y el sistema límbico. Posteriormente, Kagan (1989) sugirió la posibilidad de que pudieran existir genes responsables de un patrón de respuestas típico del individuo introvertido ante los estímulos novedosos.
Según lo expuesto, el introvertido compartiría muchas de sus características con el tímido, y ello tanto en relación con el patrón de respuestas dado ante lo desconocido como, tal y como se verá más adelante, en cuanto a su carácter de factor de riesgo para el desarrollo de una misma patología y a su posible base genética. En esta línea, autores como Eysenck (1982) proponen que altos niveles de introversión se asocian con la timidez y, así mismo, con el desarrollo de ciertos trastornos de ansiedad.
Sin embargo, queremos destacar algunas diferencias entre la timidez y la introversión. En primer lugar, si bien ambas se caracterizan por el mismo patrón de respuesta dado en situaciones sociales novedosas, el comportamiento introvertido no se circunscribe a este tipo de situaciones. En este sentido, la timidez posee más bien un carácter de reacción específica, mientras que la introversión tiene más que ver con un comportamiento generalizado. En segundo lugar, la timidez se haya más limitada en el tiempo, en tanto que la introversión tiene un carácter más estable. En tercer lugar, la timidez está más relacionada con la ansiedad evaluativa, así como con la vergüenza y el rubor (es decir, con el sentimiento y la reacción fisiológica) que la introversión.
Timidez e inhibición comportamental
Kagan, Reznick y Snidman (1988) definieron bajo el término de "inhibición comportamental ante lo no familiar" el comportamiento de aquellos niños que, en condiciones de laboratorio, respondían ante los estímulos no familiares con una excesiva activación simpática y con una conducta de evitación. Algunas de las conductas mostradas por estos niños ante personas u objetos extraños fueron el cese del habla, el retraimiento, o el aislamiento. Años más tarde, Kagan, Snidman y Arcus (1992) plantean que este constructo temperamental puede ser detectado en edades de desarrollo tempranas, en concreto a la edad de 4 meses.
Estos autores defienden, la existencia de dos tipos de temperamento infantil: la "inhibición conductual ante lo no familiar", definido como un patrón de inhibición social y timidez, con correlatos fisiológicos de ansiedad o arousal elevado y el temperamento "conductualmente desinhibido", considerando la presencia o ausencia de conductas de evitación ante objetos o personas no familiares o extrañas como elemento diferenciador entre ambos. Así mismo, plantean incluso que las diferencias encontradas entre las reacciones fisiológicas de los niños (inhibidos y desinhibidos) pueden deberse a diferencias en el sistema límbico, sugiriendo con ello la existencia de una posible base hereditaria en la inhibición comportamental.
Yendo más allá, algunos autores plantean que si este patrón de conducta se mantiene estable, o se combina con una historia familiar de patología de ansiedad, puede dar lugar al desarrollo de trastornos de ansiedad (Rosembaum, Biederman, Gersten, Hirshfeld, Meminger, Herman, Kagan, Reznick y Snidman, 1988; Kagan et al., 1988; Biederman, 1990; Biederman et al., 1990; Rosenbaum, Bierderman, Bolduc, Hirshfeld, Farone y Kagan, 1992; Biederman, Rosembaum, Bolduc-Murphy, Faraone, Chaloff, Hirshfeld y Kagan, 1993; Biederman, Rosembaum, Chaloff y Kagan, 1995) y en concreto, de ansiedad social o fobia social (Rosenbaum, Biederman y Hirshfeld, 1991, Kagan et al., 1992; Rosembaum, Biederman, Pollock y Hirsfeld, 1994).
En esta línea, Turner, Beidel y Wolff (1996) realizan una revisión de los estudios centrados en la inhibición social y sugieren que un patrón estable de inhibición comportamental puede incrementar el riesgo de padecer trastornos de ansiedad, y especialmente de aquellos relacionados con la ansiedad social y la ansiedad evaluativa. Así mismo, Mick y Telch (1998) señalan que la historia de inhibición comportamental en la infancia se asocia con síntomas de fobia social en la edad adulta, sugiriendo, además, que la inhibición comportamental infantil se asocia más fuertemente a la ansiedad social que a otros trastornos de ansiedad.
Como conclusión, y en relación con las semejanzas y diferencias existentes entre los términos introversión, inhibición comportamental ante lo no familiar y timidez, podemos establecer que tanto la introversión, como la inhibición comportamental y la timidez, hacen referencia a rasgos del temperamento que determinan un patrón de respuesta típico ante objetos o personas desconocidas, que constituyen factores de riesgo para el desarrollo de trastornos de ansiedad, y en concreto, de ansiedad social.
Todas estas características compartidas hacen que exista una confusión terminológica en la utilización de estos conceptos en la literatura psicológica. Ahora bien, según lo expuesto a lo largo de este punto, timidez, introversión e inhibición comportamental poseen entre sí características que hacen que se las considere entidades independientes, si bien íntimamente relacionadas.
HEREDABILIDAD VERSUS APRENDIZAJE DE LA TIMIDEZ
En relación con la etiología de la timidez tradicionalmente han existido dos posturas contrapuestas (aquélla que defiende una supuesta base hereditaria y la que enfatiza el factor aprendizaje como determinante en el desarrollo de la misma) que, a su vez, han ido entroncándose a medida que ha avanzando la investigación en este ámbito.
Del mismo modo que en el caso de la introversión y a la inhibición conductual, algunos autores sugieren la existencia de correlatos neurobiológicos para la timidez. Horn, Plomin y Rosenman (1976) concluyeron, a través del estudio con gemelos, que la timidez constituye un rasgo más heredable que otros rasgos de personalidad. Posteriormente, a partir de investigaciones realizadas con gemelos univitelinos y bivitelinos, diversos autores apoyan también la hipótesis de una transmisión genética de la timidez (Torgensen, 1979; Cheek y Zonderman, 1983 y Plomin y Daniels, 1986).
Sin embargo, Kagan y Reznick (1986) señalan que, solamente algunos niños nacen con cierta vulnerabilidad genética y que no todos los niños etiquetados como tímidos lo son como resultado de una predisposición temperamental. El hecho de nacer con esta predisposición hace más probable que el niño llegue a ser tímido, dado que los patrones temperamentales han demostrado estar relacionados con tipos de conducta posteriores. En esta línea, un niño con un determinado patrón de temperamento desarrollará un trastorno psicológico en función de la actitud de los padres ante el estilo de conducta del niño (Alexander, Roodin y Gorman, 1991). Otros autores proponen también que, aunque el rasgo de timidez pueda ser heredado, este puede ser exacerbado o modificado a partir de las interacciones que el niño tenga con los otros (Emde, Robert, Plomin, Robinson, Corley, DeFries, Fulker, Reznick, Campos, Kagan y Zahn-Waxler, 1992 y Robinson, Kagan, Reznick y Corley, 1992), pero que, aun cuando los niños puedan aprender un comportamiento social adecuado a través del modelado de interacciones sociales por parte de sus padres, solamente un escaso número de niños etiquetados como tímidos en su primer año de vida será capaz de llegar a convertirse en sujetos extravertidos a la edad de 7 años (Kagan, 1989 y Galvin, 1992).
En esta línea, las experiencias sociales aprendidas modifican pautas de conducta genéticamente determinadas (Cheek y Buss, 1981) y numerosos comportamientos se pueden adquirir a través del aprendizaje social mediante la observación de modelos (Bandura, 1987), de forma que padres extravertidos pueden modelar conductas exitosas socialmente en sus hijos tímidos y padres tímidos o poco sociables pueden provocar que sus hijos desarrollen conductas de timidez. Así mismo, otras experiencias pueden incidir en el origen y mantenimiento de la timidez, por ejemplo, el sentirse rechazado por los compañeros puede originar comportamientos de timidez en el niño o el padecimiento de enfermedades o anomalías que afecten a la imagen física también pueden determinar el surgimiento de la timidez (Echeburúa, 1993).
Una de las causas considerada como más relevante para que una persona llegue a ser tímida es la falta de vivencias sociales. Así, el aislamiento social durante la infancia perturba enormemente el normal desarrollo de la expresión emocional (Gray, 1993). En los sujetos tímidos es frecuente encontrar parientes que también lo son, tal y como demostraron Rosenbaum et al. (1991) en un estudio en el que encontraron una correlación del 80% entre el padecimiento de altos niveles de ansiedad interpersonal en los padres y conductas de timidez en los hijos.
Por el contrario, la riqueza de vivencias sociales parece disminuir la incidencia de las conductas de timidez. En esta dirección apuntan los resultados de un estudio llevado a cabo por Buss (1986) en hijos del personal del ejército americano. En él se demostró que estos niños manifestaban una tasa de timidez más baja que los niños de la población general cuando alcanzaban la adolescencia o la edad adulta. Como concluye el autor, posiblemente las frecuentes mudanzas habían facilitado en estos niños el desarrollo de un cierto desenvolvimiento en sus relaciones interpersonales.
En suma, podemos conceptualizar la timidez como un rasgo del temperamento, con todo lo que ello implica, es decir, algo estable, presumiblemente heredado, que aparece de forma temprana en la vida del niño, observable en una gran variedad de situaciones sociales y que probablemente determina el posterior desarrollo de la personalidad, la emocionabilidad y la conducta social. A pesar de todo, puede llegar a ser modificado por el aprendizaje resultante tanto de la observación de la conducta de los padres como de las experiencias vividas por el niño a lo largo de su infancia.
TIMIDEZ, FOBIA SOCIAL Y ANSIEDAD SOCIAL
La fobia social, se define como un trastorno caracterizado por "un temor acusado y persistente a una o más situaciones sociales o de actuación en público en las que la persona se ve expuesta a gente desconocida o al posible escrutinio por parte de los demás" (APA, 1994).
A partir de los datos del National Comorbidity Survey (realizado entre 1990 y 1992), Magee, Eaton, Wittchen, McGonagle y Kessler (1996) señalan que la fobia social afecta a un 13.3% de la población general, representando el tercer trastorno de mayor frecuencia en los Estados Unidos. Las consecuencias del trastorno se extienden a todos los ámbitos de la vida del individuo, tales como el social, el académico o el laboral.
Ahora bien, aun siendo uno de los trastornos más frecuentes y pese a lo incapacitante que resulta para el individuo que lo padece, es un trastorno que recibe escasa atención en la práctica clínica. Según Hirshfeld (1995), la confusión entre fobia social y timidez extrema ha llevado consigo la infravaloración del trastorno y la consecuente menor demanda de tratamiento especializado. En esta línea, síntomas de un trastorno de fobia social pueden ser interpretados por las personas que lo padecen como manifestaciones de una timidez extrema, no acudiendo por ello a tratamiento (Cervera, Roca, Bobes, 1998). El conocimiento de los límites entre fobia social y timidez puede influir, por tanto, en que una persona reciba tratamiento o no, aunque es obvio que también va a influir de manera importante la propia naturaleza del trastorno de ansiedad social, que dificulta a quien lo padece la exposición ante una situación social, y más aún para hablar de sus problemas frente a un especialista.
Debido a la confusión existente entre ambos conceptos, autores como Kastschning (1996) destacan la necesidad de separar la fobia social de la ansiedad social normal o timidez, tal y como él la denomina, con el fin de poder llegar a aplicar a cada problemática el tratamiento más adecuado. Por ello, hemos considerado oportuno llevar a cabo una revisión de los estudios realizados en este ámbito de cara a obtener una mejor delimitación de las semejanzas y diferencias entre ambos conceptos.
En un interesante trabajo, Turner, Beidel y Townsley (1990) estudiaron la relación entre fobia social y timidez, comparándolas en función de seis dimensiones: respuestas fisiológicas, cognitivas y comportamentales, funcionamiento diario, curso clínico y características de inicio, concluyendo que fobia social y timidez poseen en común una serie de características fisiológicas y cognitivas. Por un lado, los individuos fóbicos sociales experimentan intensos síntomas de ansiedad somática tales como rubor, tensión muscular, palpitaciones, temblores y sudoración en situaciones sociales. Tales síntomas también aparecen en la timidez, aunque en menor grado. Por otro, el miedo a la evaluación negativa por parte de los otros constituye el principal componente cognitivo tanto para los individuos fóbicos sociales como para los únicamente tímidos.
Resultados similares habían sido ya señalados en otros estudios previos (Hauk, 1967; Pilkonis, 1977b; Crozier, 1979 y Jones et al., 1985) y han sido confirmados en estudios posteriores. Por ejemplo, Bech y Angst (1996) señalan que la calidad de vida del sujeto, medida en términos de bienestar subjetivo o satisfacción, se encuentra disminuida tanto en la fobia social como en la timidez, y Cervera et al. (1998) establecen que la fobia social y la timidez comparten la misma base, a saber, un temor a las relaciones sociales y un miedo exagerado a las críticas.
Así mismo, diferentes autores señalan que la timidez constituye un factor de vulnerabilidad en el desarrollo del trastorno de fobia social. Marks y Gelder (1966) encontraron que más del 50% de los sujetos fóbicos sociales de su estudio informaban de conductas de timidez durante su infancia. Turner et al. (1990), destacan que, aun estableciendo síntomas comunes entre la fobia social y la timidez, la timidez constituye más bien un factor precursor de la fobia social que una versión moderada de la misma, entre otras cosas porque el inicio de la timidez es más temprano y en muchos casos transitorio. Por otro lado, en un estudio reciente llevado a cabo por Cooper y Eke (1999) los autores sugieren la existencia de una asociación entre timidez infantil y fobia social dado que un alto porcentaje de las madres de los niños tímidos informaron sufrir o haber sufrido fobia social.
Yendo más allá, Salaberría y Echeburúa (1998) plantean que la timidez constituye un factor biológico de vulnerabilidad a la fobia social, así como un factor de vulnerabilidad psicológica si nos encontramos ante formas extremas de timidez. Ahora bien, la relación entre el padecimiento de la timidez y el desarrollo de una posterior fobia social requiere ser matizada. De acuerdo a los resultados de los estudios realizados por Townsley, Turner, Beidel y Calhoun, (1995), existe una relación entre timidez y fobia social generalizada (incluyéndose también como variable determinante la introversión), pero no entre timidez y fobia social específica o discreta, debido a que para el desarrollo de una fobia social específica se consideran como factores determinantes las experiencias traumáticas (Ost y Hugdahl, 1981; Ost, 1987; Townsley et al., 1995; Turner et al., 1996).
Ahora bien, a pesar de las dificultades existentes a la hora de realizar un diagnóstico diferencial entre fobia social y timidez, existen también toda una serie de características y criterios que los diferencian. En esta línea, una de las primeras diferencias establecidas entre fobia social y timidez es la de su prevalencia entre la población general y, en este sentido, la tasa de prevalencia de la timidez es considerablemente más alta que la de la fobia social (Zimbardo, 1977).
Así mismo, Turner et al. (1990), López-Ibor y Gutiérrez (1997) y Cervera et al., (1998) establecen las diferencias entre la fobia social y la timidez en torno al grado de interferencia en el acontecer diario (alto para el fóbico social y bajo para el tímido), la edad de inicio (mitad de la adolescencia para la fobia social y 21 meses para la timidez), el curso (crónico, estable e incesante para la fobia social y transitorio para la timidez), y las conductas de evitación (más frecuentes y de mayor gravedad en la fobia social). Para una revisión sobre las variables que afectan al curso y pronóstico de la fobia social véanse los trabajos de Amies et al., 1983; Marks, 1985; Turner y Beidel, 1989 y Turner et al., 1990; mientras que las investigaciones que se centran en el curso y pronóstico de la timidez pueden verse en Zimbardo, Pilkonis y Norwood, 1975, así como en Bruch, Giordano y Pearl, 1986.
Según el diagnóstico diferencial que establece el D.S.M-IV (APA, 1994), la timidez surgida en reuniones sociales con personas que no pertenecen al ámbito familiar no puede ser considerada como fobia social, a no ser que determine el deterioro de las actividades de la persona o un malestar clínicamente significativo. Así mismo, es muy frecuente que aparezca ansiedad ante acontecimientos sociales, especialmente cuando se encuentran en ambientes fuera del marco familiar. Ahora bien, para establecer el diagnóstico de fobia social (o ansiedad social patológica) es preciso determinar si estas conductas se dan también con niños de su misma edad y durante más de seis meses. Las diferencias y semejanzas entre la timidez y la fobia social dependen por lo tanto de toda una serie de variables que se resumen en las tablas 1 y 2.
La confusión existente entre timidez y fobia social se extiende también a otro concepto íntimamente relacionado con éstos como es la ansiedad social. En esta línea, autores como Crozier (1982) y Katschning (1996) entienden la timidez como una forma de ansiedad social (e incluso este último hace referencia a la timidez como "ansiedad social normal"), mientras que otros sostienen que ambos conceptos constituyen una misma realidad, debido a que las escalas de timidez y ansiedad social utilizadas en su estudio medían el mismo constructo (Anderson y Harvey, 1988).
TABLA 1Diferencias entre fobia social y timidez.
VARIABLES
FOBIA SOCIAL
TIMIDEZ
AUTORES
Epidemiología
Menor
Mayor
Zimbardo, 1977
Inicio
Adolescencia
1-2 años
Turner et al., 1990
Curso
Crónico
Transitorio
Zimbardo et al., 1975Amies et al., 1983Brunch et al., 1986Tuner y Beidel, 1989Turner et al., 1990
Nivel de incapacidad
Alto
Moderado
Turner et al., 1990Cervera et al., 1998
Interferencia actividades diarias
Alto
Bajo
López-Ibor y Gutiérrez, 1997
Situaciones temidas
Limitadas y no limitadas
No limitadas
D.S.M..- IV, 1994
Conductas de evitación
Frecuentes y graves
Poco frecuentes
Turner et al., 1990
Grado de heredabilidad
No

Plomin y Daniels, 1986

TABLA 2Semejanzas entre fobia social y timidez
VARIABLES
AUTORES
Baja calidad de vida
Bech y Angst, 1996
Síntomas de ansiedad somática: rubor, tensión muscular, palpitaciones, temblores y sudoración
Turner et al, 1990Bech y Angst, 1996
Síntomas de ansiedad cognitiva: miedo a la evaluación negativa y temor a las relaciones sociales
Turner et al., 1990

Ahora bien, ya en la década de los cuarenta se establecía la distinción entre neurosis social y timidez centrándose para ello en variables tales como la intensidad de la ansiedad experimentada en situaciones sociales (mayor en la ansiedad social que en la timidez), al tiempo que se consideraba a la timidez como posible factor determinante en el desarrollo temprano de la neurosis social (Myerson, 1944). En esta línea, Sandler, De-Mounclaux y Dixon (1958) establecieron que, aun cuando ambos términos podían compartir toda una serie de estímulos y situaciones desencadenantes, constituían realidades diferenciadas entre sí, opinión así mismo compartida por Pilkonis (1977a).
La ansiedad social aparece como un elemento común en el trastorno de fobia social y en la timidez, si bien la fobia social se diferencia de ambos tanto por su cronicidad como por el grado severo de interferencia que ejerce en el rendimiento académico o laboral y/o en las relaciones sociales habituales. Así mismo, aun cuando la ansiedad social constituye un elemento central en la fobia social, este trastorno se caracteriza fundamentalmente por las conductas de evitación que esta ansiedad genera. En este sentido, una de las razones por las cuales el término fobia social puede llegar a ser sustituido por el de "trastornos por ansiedad social" en próximas revisiones de los sistemas clasificatorios actuales (DSM-IV y CIE-10) se basa en que uno de los síntomas definitorios de la fobia social, a saber, la existencia de conductas de evitación de las situaciones sociales temidas, no aparece en un alto porcentaje de sujetos diagnosticados como fóbicos sociales (Pérez Pareja, 1999).
En suma, si bien timidez, fobia social y ansiedad social comparten el mismo temor a las situaciones de interacción social, así como el miedo desproporcionado a la evaluación negativa por parte de los demás, no pueden considerarse una misma problemática dado que poseen características propias que las hacen entidades independientes.
CONCLUSIONES
A lo largo de este trabajo se ha intentado conceptualizar el término "timidez" llevando a cabo una revisión actualizada. Además, hemos intentado diferenciar timidez de otros términos relacionados: por un lado, analizando las diferencias existentes entre éste y un rasgo de personalidad, la introversión e inhibición comportamental, y por otro, a través de las semejanzas y diferencias mantenidas con el trastorno de fobia social y la ansiedad social.
En relación con los términos timidez, introversión e inhibición comportamental, éstos son considerados por muchos autores como rasgos del temperamento, atributos de personalidad o estilos de comportamiento, con una base biológica, que determinan un patrón de respuesta típico ante objetos o personas no familiares. Dicha predisposición o rasgo temperamental puede determinar una mayor vulnerabilidad a desarrollar una timidez u otros trastornos relacionados con ésta (trastornos por ansiedad, y en concreto social), dado que los patrones temperamentales están relacionados con tipos de conducta posteriores.
En cuanto a la relación existente entre timidez y fobia social, las diferencias entre ambas son evidentes, tanto en cuanto a epidemiología, edad de inicio, curso y pronóstico, nivel de incapacidad y de interferencia en las actividades diarias, conductas de evitación, situaciones temidas y grado de heredabilidad. Dichas diferencias nos llevan a plantear que la fobia social, más que considerarse una forma extrema de timidez, constituye una entidad nosológica diferenciada e independiente, lo cual no implica que la timidez no pueda considerarse un factor de riesgo en el desarrollo de trastornos por ansiedad social, en concreto de la fobia social generalizada, pero no de la fobia social específica (Townsley et al., 1995).
Así mismo, la timidez puede ser entendida como una forma de "ansiedad social normal" (en cuyo caso podríamos referirnos a la fobia social como "ansiedad social patológica"), si bien existen diferencias entre ambas problemáticas, en concreto centradas en el grado o intensidad de la ansiedad experimentada en las situaciones de interacción social (menor en el caso de la timidez), hecho que no implica que la timidez no puede considerarse como un posible factor de riesgo en el desarrollo temprano de la ansiedad social. En cuanto a la relación existente entre fobia social y ansiedad social, podemos considerar la presencia y mayor frecuencia de conductas de evitación de las situaciones sociales temidas como el aspecto diferenciador entre ambas.
Para concluir, e intentando ofrecer una conceptualización lo más completa posible de la timidez, podríamos definir ésta como una reacción primaria ante situaciones sociales novedosas, que implica una actitud de cautela, una clara inhibición comportamental (retirar la mirada, no hablar, no actuar, interrumpir el comportamiento,...) y una cierta activación fisiológica (principalmente ruborización), reacción que permite evaluar la situación, el comportamiento de los demás y el propio, al mismo tiempo que permite también protegerse de las demandas de la situación. Cuando dichas demandas exigen al individuo dar una respuesta, y romper así su inhibición, se incrementa el nivel de activación fisiológica, lo que puede desencadenar una reacción de vergüenza, que se caracteriza por sentimientos de malestar y sensación de estar haciendo el ridículo.
En individuos con alto rasgo específico de ansiedad ante situaciones sociales se puede dar además una reacción específica de ansiedad, con preocupación, temor, mayor activación fisiológica (sudoración, temblor, etc.) y evitación de la situación. Por otro lado, se han encontrado diferencias de género en cuanto a las causas que provocan una reacción o comportamiento de timidez; sin embargo, no parecen existir diferencias de género en la expresión de estos comportamientos (Kim, 1996).